Virenque renuncia a ganar el Tour
Ullrich, en dificultades y sin equipo- El Festina, que gana su cuarta etapa con Rous, se niega a dar el golpe de gracia- Escart¨ªn y Olano, en el grupo de cabeza
P¨¢nico repentino, se puede decir. Miedo al ¨¦xito, tambi¨¦n. O eso pareci¨®. Virenque tiene miedo a ganar el Tour. Y no es tan exagerado como parece. Es, en todo caso, la ¨²nica explicaci¨®n al mayor error cometido por el enfant terrible del ciclismo franc¨¦s. Nadie que quiere ganar el Tour deja pasar a su lado, sin cogerla al vuelo, una oportunidad ¨²nica. Y m¨¢s, cuando fue el propio Virenque quien la provoc¨® con un ataque tempranero en los Vosgos.O c¨®mo el espect¨¢culo est¨¢ re?ido con la l¨®gica ciclista.La situaci¨®n se puede definir con cuatro trazos. Cima del Hundsruck (tercer puerto del d¨ªa, segunda categor¨ªa, 5,7 kil¨®metros al 6,8%). La meta, a 90 kil¨®metros. Ullrich pasa sin equipo a 31 segundos de un grupo en el que hay tres festinas (Virenque, Rous y Herv¨¦), dos banestos (Jim¨¦nez y Olano), y Escart¨ªn, Casagrande, Pantani y Julich. Los ocho primeros de la general salvo UlIrich y R¨²s. Por primera vez en el Tour, el sueno querido se ha alcanzado: Ullrich est¨¢ aislado en un puerto, da muestras de debilidad -se da golpes en las piernas, duras como tablones-, Virenque, el segundo en la general (6.22m detr¨¢s del alem¨¢n) tiene a dos compa?eros, a¨²n queda otro puerto que franquear (Bal¨®n de Alsacia, 6,8 kil¨®metros al 5,7%), le acompa?an los m¨¢s fuertes de la carrera... ?Qu¨¦ m¨¢s necesita? Ni a Felipe 11 se las pon¨ªan mejor. ?Y qu¨¦ hace? Terminado el corto descenso, repentinamente Herv¨¦ y Rous, los hombres que le han hecho la ascensi¨®n, dejan de tirar del grupo. Virenque, coraz¨®n de le¨®n, siempre derrotado, espera a que haya cerca una c¨¢mara de televisi¨®n y da comienzo a su representaci¨®n del siglo. El perenne habitante del maillot de lunares se vuelve a Olano y le invita a pasar a dar relevos; se vuelve a Escart¨ªn, y lo mismo; ¨ªdem con Pantani. Lo mismo con todos. Nadie lo entiende. Evidentemente, se niegan. El gran beneficiado del d¨ªa s¨®lo es Virenque. Pantani, a 10. 1 3m de Ullrich, Escart¨ªn (a 16.05m ) y Olano (a 16.40) poco pod¨ªan sacar, salvo la excitaci¨®n de estar presentes en un momento clave y, llegado el caso, si UlIrich sigue aislado, colaborar en los ¨²ltimos 50 kil¨®metros. Y llega el momento cumbre: Virenque ordena enfilar a Herv¨¦ y Rous. Se pone tercero del grupo y, de repente, se para. El corte est¨¢ hecho. El Festina ganar¨¢ la etapa. Rous, equipier modelo, como Stephens el d¨ªa anterior, se llevar¨¢ la mejor recompensa. El estado de euforia le dar¨¢ alas, y el trabajo de todo el equipo por ¨¦l. Herv¨¦ y Dufaux, detr¨¢s, en un grupo en el que iban tambi¨¦n Casero y Beltr¨¢n, cerrar¨¢n la puerta a los perseguidores. Herv¨¦ pondr¨¢ la traca al espect¨¢culo quedando segundo. Mientras, por detr¨¢s, Pantani le dice a Virenque que qu¨¦ morro, que pide ayuda y manda escaparse a dos. Ullrich enlaza por detr¨¢s. Y Virenque renuncia a ganar el Tour.
Pero quiz¨¢s todo no sea tan raro. El d¨ªa del Tourmalet, Olano se qued¨® cortado y pudo enlazar en el descenso gracias a que los Festina, que llevaban toda su artiller¨ªa por delante, se pararon en el valle. Tambi¨¦n, ah, ganaron aquella etapa, con Brochard. El bot¨ªn final no les resultar¨¢ escaso: con Rous lograron ayer su cuarta etapa en este Tour; Virenque ganar¨¢ por cuarta vez la monta?a y terminar¨¢ segundo en la general; ser¨¢n el equipo recordado como m¨¢s fuerte... Pero no ganar¨¢n el Tour.
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