El cenit del imperio americano
La buena situaci¨®n econ¨®mica y la ausencia de amenazas llenan de triunfalismo Estados Unidos
"Me ha gustado un mont¨®n" ' dice Bill Clinton a prop¨®sito de Air Force One, la pel¨ªcula en la que Harrison Ford interpreta a un presidente de Estados Unidos que derrota a pu?etazos y tiros a un grupo de secuestradores que quieren restablecer el imperio sovi¨¦tico.A ir Force One triunfa como el filme del verano; Clinton est¨¢ en su mejor momento de popularidad; lo S norteamericanos se desentienden de los asuntos internacionales y los l¨ªos de Washington; la econom¨ªa crea empleo sin inflaci¨®n y el imperio no tiene rivales de peso... Hac¨ªa d¨¦cadas que EE UU no viv¨ªa semejante luna de miel consigo mismo.
Tanto le ha gustado a Clinton la pel¨ªcula interpretada por Harrison Ford, que el pasado fin de semana, fecha de su estreno en EE UU, ¨¦l y su familia la vieron dos veces, seg¨²n ha contado el presidente a los periodistas de la Casa Blanca.
Y es que, en contrastre con. Absolute power y otros filmes recientes que pintaban un presidente corrupto, mujeriego y hasta criminal, Air Force One describe al comandante en jefe norteamericano como un h¨¦roe de nuestro tiempo: adorado por sus compatriotas y preocupado por las desdichas del planeta; esposo cari?oso y feliz padre de una adolescente; inflexible ante el chantaje de los terroristas pero conmovido por el destino de sus v¨ªctimas; luchador invencible en el cuerpo a cuerpo y buen tirador... En una palabra, Indiana Jones en la Casa Blanca.
A los norteamericanos les encanta. El pasado s¨¢bado, en el Cineplex Odeon de la avenida de Wisconsin, en Washington, un p¨²blico de todas las edades y razas abuche¨® a los malos cuando, creyendo que ya hab¨ªan ganado, hicieron sonar La Internacional; aplaudi¨® al presidente cuando decidi¨® que ya estaba bien y se li¨® a bofetadas con los terroristas; ri¨® cuando el l¨ªder de Rusia -que hace todo lo que le dice su colega norteamericano- se dispuso a celebrar con un trago de vodka la victoria de los buenos, y acogi¨® el final de la pel¨ªcula con una ovaci¨®n en pie.
Hac¨ªa mucho tiempo que a los norteamericanos no les iba tan bien. En el exterior no hay ninguna guerra en marcha ni ninguna amenaza inminente y estremecedora.
Sobre el liderazgo imperial de EE UU s¨®lo pesa la sombra de China, pero ¨¦sta es lejana e incierta: ?no dec¨ªa ya Napole¨®n aquello de "Cuando China despierte, el mundo temblar¨¢"? As¨ª que la gente se desentiende de la pol¨ªtica internacional. Las noticias del extranjero, seg¨²n The New York Times, se han reducido a la mitad en relaci¨®n las d¨¦cadas anteriores en los medios de EE UU. Un 85% de os norteamericanos ni han ¨ªdo, hablar de la cumbre de Madrid en la que se decidi¨® la ampliaci¨®n de la OTAN.
Pero ni tan siquiera lo que ocurre en Washington preo cupa. The Washington Post acaba de consagrar una de sus inmensas p¨¢ginas a explicar las razones por las cuales las iniciativas del Gobierno, las querellas internas de los partidos y los debates del Congreso . in teresan tan poco al resto del pa¨ªs. El final de la guerra fr¨ªa y la buena salud de la econom¨ªa, al quitar dramatismo a las decisiones de Washington, son dos excelentes razones. Otra es que el consenso alcanzado entre el presidente dem¨®crata Clinton y los republicanos sobre la reducci¨®n del tama?o, peso e influencia del Gobierno federal, hace que la gesti¨®n de muchos de los asuntos concretos que interesan a la gente ya ha sido devuelta a los Estados.Ni tan siquiera las audiencias del Senado sobre el esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n de la ¨²ltima campa?a electoral -y la posible implicaci¨®n de China- despiertan el menor inter¨¦s m¨¢s all¨¢ del Beltway, la circunvalaci¨®n de la capital.
Cualquier otro asunto -la caza al asesino de Gianni Versace, los l¨ªos de paternidad de Bill Cosby, las exploraciones de la NASA en Marte, el misterio del asesinato de la reina de belleza infantil, los atascos en Internet, los esc¨¢ndalos sexuales en el Ej¨¦rcito, la esclavitud de los sordomudos mexicanos...le arrebata los titulares a los ilustres senadores norteamericanos.
La popularidad de Clinton no se ve afectada lo m¨¢s m¨ªnimo por el esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n. El presidente, -seg¨²n la ¨²ltima encuesta de The Washington Post y ABC, disfruta de la aprobaci¨®n del 64% de sus compatriotas. Los analistas lo explican por una combinaci¨®n de optimismo respecto a la situacion econ¨®mica y escepticismo respecto a la pol¨ªtica.
Aunque m¨¢s de la mitad de los encuestados manififiestan dudas sobre la honestidad personal y pol¨ªtica del inquilino de la Casa Blanca, su opini¨®n positiva se basa en la buena marcha de la econom¨ªa norteamericana, el descenso de la delincuencia y la preocupaci¨®n presidencial por problemas de las clases medias como la mejora de la educaci¨®n, la rebaja de los impuestos, la preservaci¨®n del medio ambiente y la lucha contra el tabaquismo y la drogadicci¨®n.
Air Force One no es el primer filme en el que un presidente con cierto parecido con Clinton interpreta un papel heroico- ya lo era el de Independence day-; pero ¨¦ste tiene una gran novedad, que es tambi¨¦n un signo de los nuevos tiempos que corren en este pa¨ªs. La ha subrayado el propio Clinton: "Como ustedes saben que en Independence day la primera dama no sobrevive, Hillary se pas¨® toda la pel¨ªcula diciendo: 'Vamos a ver si en ¨¦sta no me matan ...". Pues s¨ª, hasta la primera dama triunfa esta vez.
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