?frica avasalla
Los fondistas de Kenia, Etiop¨ªa y el Magreb han ganado 25 de los ¨²ltimos 28 t¨ªtulos, pero flaquean en marat¨®n
Hubo un tiempo en el que lo excepcional era la victoria de un atleta africano. En la memoria colectiva del atletismo est¨¢ la imagen de Abebe Bikila, el primer vencedor ol¨ªmpico del ?frica negra. Bikila corri¨® descalzo el marat¨®n de Roma 60 ante el asombro de sus rivales y de los espectadores, incr¨¦dulos ante la clase natural de aquel fondista desconocido. Resultaba dif¨ªcil pronosticar en aquellos d¨ªas que Bikila s¨®lo era el precursor de la marea africana que ahora resulta incontenible. Los datos son aplastantes: los africanos han conseguido la victoria en 25 de las 28 pruebas de fondo disputadas durante los diez ¨²ltimos a?os en los campeonatos del Mundo y Juegos Ol¨ªmpicos.Si Bikila era la excepci¨®n en 1960, las rarezas de ahora son el espa?ol Ferm¨ªn Cacho -ganador de los 1.500 metros en Barcelona 92-, el alem¨¢n Dieter Baumann -medalla de oro en 5.000 metros en Barcelona- y el italia no Francesco Panetta, que gan¨® la prueba de 3.000 metros obst¨¢culos y ya ha pasado al retiro. Esto supone que el porcentaje de victorias para atletas no nacidos en ?frica es s¨®lo del 11%. Y las posibilidades cada vez se reducen m¨¢s. En el mundillo del atletismo comienzan a establecerse dos divisiones. En la primera juegan los africanos. La segunda est¨¢ reservada para los atletas del resto de continentes.
La crecida
Bikila comenz¨® la crecida africana, o al menos la del ?frica del altiplano, la que surge de m¨¢nera casi espont¨¢nea en el inmenso valle del Rift, la falla que divide como un espinazo el sector oriental del continente. Cuatro a?os despu¨¦s, en los Juegos de Tokio, Wilson Kiprugut consigui¨® la primera medalla para Kenia. Lo hizo en 800 metros. Pero el estallido se produjo en M¨¦xico 68, donde los atletas de ?frica arrasaron a la manera de estos d¨ªas. Se adue?aron del fondo de forma absoluta. Los kenianos se desplegaron en casi todas las pruebas: Kip Keino (1.500 metros), Naftal¨ª Temu (10.000 metros), Amos Biwott (3.000). Y el et¨ªope Mamo Wolde sucedi¨® a Abebe Bikila como campe¨®n ol¨ªmpico. Como sucede ahora, tambi¨¦n hubo un hueco para los atletas del Magreb. El tunecino Mohamed Gamoudi gan¨® la carrera de 5.000, diecis¨¦is a?os antes de la coronaci¨®n del marroqu¨ª Said Auita en dicha prueba en los Juegos de Los ?ngeles.Se abrieron todo tipo de tesis para explicar el ¨¦xito de los fondistas kenianos y la eclosi¨®n africana en general. En plan condescendiente, desde los cuarteles europeos y americanos se dijo que los atletas del altiplano se hab¨ªan beneficiado de la altura de M¨¦xico (2.200 metros), similar a la de los poblados que habitan los atletas de las tribus de Kenia.Con el tiempo han persistido las tesis, pero esta vez para precisar el dominio cada vez m¨¢s implacable de los africanos en la media distancia y el fondo. Por un lado est¨¢ la adaptaci¨®n a un medio dif¨ªcil en todos los aspectos. Cada vez que sale una nueva estrella keniana, se habla de forma invariable de las condiciones en las que discurri¨® su infancia, del entrenamiento natural que suponen los largos traslados a pie hasta una escuela lejana, del proceso de decantamiento gen¨¦tico que se produce para vivir en la altura y en un medio dif¨ªcil en todos los aspectos.
Desde esta perspectiva se habla de las particularidades ¨®seas de los atletas de la sabana, de su calidad muscular, del beneficio indiscutible que supone el aprovisionamiento de gl¨®bulos rojos en la altitud y el env¨ªo de una mayor cantidad de ox¨ªgeno a la sangre. Todo eso es cierto, pero no consigue explicar la superioridad indudable de los africanos orientales. Porque adem¨¢s, ?frica no termina en el valle del Rift. Al norte, en el Magreb, marroqu¨ªes y argelinos se imponen a los europeos y americanos y tambi¨¦n a los atletas de Kenia.
Esplendor
En el norte de ?frica se vive un periodo de esplendor. Probablemente, como en Kenia y Etiop¨ªa, las condiciones socioecon¨®micas ayudan a generar una mayor cantidad de especialistas en unas pruebas que exigen sufrimiento y comienzan a dar mucho dinero. Tanto en Kenia como en el norte de ?frica comienzan a establecerse excelentes campos de entrenamiento. Aunque la mayor parte de las estrellas est¨¢n dirigidas por agentes europeos, el embri¨®n de una nueva ¨¦poca se observa en el grupo que ha formado Moses Kiptanui -plusmarquista mundial de 3.000 metros obstaculos- en Kenia. Entre sus protegidos figuran algunos de los mejores fondistas del mundo, como Daniel Komen, el ¨²nico hombre capaz de medirse con el et¨ªope Gebreselassie.No es casualidad que la superproducci¨®n de figuras africanas haya coincidido con la apertura profesional del atletismo. Con la entrada de las grandes bolsas, las carreras de fondo se han convertido en patrimonio de los africanos. Quiz¨¢ por el lado del dinero se puede explicar la sorprendente debilidad de los africanos en el marat¨®n. Desde 1987, s¨®lo dos atletas de ?frica han ganado en los Juegos Ol¨ªmpicos o los Mundiales: el keniano Wakihuru en Roma 87 y el surafricano Thugwane en Atlanta 96. Y Wakihuru resid¨ªa en Jap¨®n, donde se paga bien en las pruebas de fondo en carretera. Pero los especialistas, por el car¨¢cter intr¨ªnseco de la carrera, s¨®lo puede disputar dos o tres maratones al a?o. El dinero definitivamente est¨¢ en la pista. Los africanos lo saben muy bien.
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