"Crec¨ª entre pel¨ªculas m¨¢s grandes que la vida y a¨²n las amo"
Para Kevin Costner no hay proyecto peque?o. Creci¨® viendo Espartaco y El puente sobre el r¨ªo Kwai y quiere mantener viva la idea de que el cine es un gran espect¨¢culo, el mayor espect¨¢culo del mundo: "Hay quien pensar¨¢ que soy un dinosaurio, a los 42 a?os y con estas creencias, pero me he criado entre pel¨ªculas que son m¨¢s grandes que la vida y todav¨ªa no me he cansado de este amor", afirma Costner, mientras se pone a cobijo de la fuerte lluvia que cae sobre los bosques de Spokane, en el Estado de Washington (Estados Unidos). Este remoto paraje, a 10 kil¨®metros de la frontera canadiense, es uno de los exteriores utilizados en su nueva pel¨ªcula, The postman (El cartero). Basado en el libro de ciencia-ficci¨®n de David Brin, el filme est¨¢ alcanzando las proporciones ¨¦picas que a estas alturas caracterizan la carrera de Costner. The postman se ha convertido en el segundo trabajo del actor detr¨¢s de las c¨¢maras, despu¨¦s de haber recogido siete oscars gracias a Bailando con lobos, que incluy¨® las estatuillas al mejor realizador y a la mejor pel¨ªcula. "S¨¦ que me ha llevado mucho tiempo repetir la aventura", comenta, "pero en estos siete a?os no me hab¨ªa topado con nada que me interesase. Necesitaba el toque o el elemento m¨ªtico que he encontrado en The postman ".Costner tuvo dudas antes de aceptar el trabajo. Jim Wilson -cofundador con ¨¦l de la compa?¨ªa Tig Productions y director de Stacey Knights, el primer papel protagonista de Costner- y Steve Tisch, productor de Forrest Gump, tuvieron que animarle, como coproductores de The postman, para que aceptara el reto de protagonizar y dirigir una historia de esperanza, en una sociedad postapocal¨ªptica, donde el ¨²nico gobierno que existe es la tiran¨ªa del general Bethlehem, interpretado por Will Patton. "El servicio de correo que pone en marcha el buscavidas que yo interpreto se convierte en un s¨ªmbolo de esperanza, algo mucho m¨¢s grande que lo que ¨¦l mismo hab¨ªa pensado", dice. Este ciudadano de Los ?ngeles, convertido en uno de los 50 rostros m¨¢s bellos de Estados Unidos, seg¨²n la revista People, reconoce que no hace mucho uso del correo, pues no tiene tiempo para escribir una carta por el placer de hacerlo.
En su memoria, la figura del cartero sigue manteniendo un lugar de excepci¨®n, en recuerdo de aquellos a?os de su infancia en que no s¨®lo conoc¨ªa los horarios del repartidor del barrio, sino su nombre: "Eran esos d¨ªas en que esperaba la llegada de los juguetes que hab¨ªa pedido con los cupones de los cereales", bromea mientras la lluvia, que ha causado las fuertes inundaciones del r¨ªo Pend Oreille, amenaza arruinarle un d¨ªa de rodaje.
Otras preocupaciones rondan a su alrededor. Convertido en el ¨ªdolo del cine americano, su talento como actor se confirm¨® en Los intocables de Elliot Ness mientras pel¨ªculas como Bailando con lobos le proporcionaron el respeto de la industria le confirmaron como estrella e hicieron de ¨¦l una apuesta segura en el desaf¨ªo de los ingresos de taquilla. Waterworld pas¨® por agua este prestigio, con versiones contradictorias sobre su comportamiento en la pel¨ªcula considerada m¨¢s cara de la industria del cine (se lleg¨® a hablar de una cifra superior a los 200 millones de d¨®lares). El desastre de Waterworld coincidi¨® con un doloroso periodo personal: el divorcio de su hasta ahora ¨²nica esposa, Cindy, a quien conoci¨® en la Universidad; divorcio del que se cuenta que le ha costado 80 millones de d¨®lares (12.400 millones de pesetas); aunque esto parece olvidado tras su nueva relaci¨®n con la bailarina Michelle Amaral, con quien recientemente tuvo un hijo.
Estos esc¨¢ndalos no est¨¢n ahora en la mente de Costner. Con sus tres hijos esperando, junto al resto del reparto, a que les sirvan el almuerzo, el director intenta decidir, como si fuera el hombre del tiempo, cu¨¢nto durar¨¢n unos t¨ªmidos rayos de sol para decidir si reanuda el rodaje.
Cerca de la empalizada construida junto a la presa Metaline Falls, el equipo ultima los detalles, mientras Costner, ya vestido y maquillado como el cartero de su pel¨ªcula, decide detr¨¢s de la c¨¢mara el ¨¢ngulo de la toma. "No es tan dif¨ªcil dirigirse a uno mismo. Una vez que entre ah¨ª", se?ala la puerta de la empalizada, hacia donde apuntan las c¨¢maras, "ya no ser¨¦ el director. Volver¨¦ a ser un actor, hasta que algo me haga gritar corten".
Kevin Costner considera imprescindibles dos condiciones en la gente con la que trabaja: "Primera, que tenga talento; y segunda, que sean amigos m¨ªos". Esas dos cualidades las tienen sus productores, Tisch y Wilson, al igual que Patton y Olivia Williams, la nueva cara que da cuerpo al personaje femenino de esta historia.
Siguiendo la tradici¨®n de James Stewart o Cary Grant, el personaje de Costner ser¨¢ el de un h¨¦roe cargado con una buena dosis de cinismo, algo que ya hizo en otras ocasiones: "Podr¨ªa hacer un papel m¨¢s retorcido, como el de Un mundo perfecto o Wyatt Earp y todos alabar¨ªan que corra riesgos, dir¨ªan que soy valiente. Pero eso no ser¨ªa bueno para la pel¨ªcula".
En The postman Costner quiere filmar momentos que permitan al p¨²blico identificarse con la pel¨ªcula, no s¨®lo como espectadores, sino como ciudadanos de un pa¨ªs democr¨¢tico: "Me gusta ser norteamericano. Me gustan nuestras contribuciones al mundo, aunque muchas de ellas han sido ego¨ªstas e inapropiadas".
Con un presupuesto de 76 millones de d¨®lares (11.780 millones de pesetas), m¨¢s de un millar de extras (450 de ellos a caballo) y 82 d¨ªas de rodaje a sus espaldas, Costner ya no tiene tiempo que perder: "Quiero hacer una pel¨ªcula inolvidable, pero a estas alturas mi esperanza es que, al menos, sea un recuerdo agradable", subraya con la sonrisa que le ha convertido en la gran estrella de Hollywood.
Babelia
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