La Bien Aparecida

El festival santanderino se extiende este a?o hasta 22 villas y lugares hist¨®rico-monumentales, pero el caso de la Bien Aparecida es distinto. Creado hace 27 a?os por Jos¨¦ Luis Ocejo, el cielo estival de la Bien Aparecida concita la atenci¨®n y el inter¨¦s de muchos miles de c¨¢ntabros y visitantes. Se destac¨® desde el primer momento por una programaci¨®n original y flexible a la que se une la belleza del lugar.Hasta el santuario sube cada d¨ªa de conciertos una casi peregrinaci¨®n a la que este a?o se le ha ofrecido ya un recital del bajo ruso Vladimir Karami con el pianista Emilio L¨®pez de Saa, dedicado en gran parte a recordar al compositor Angel Barja, muerto en 1987. Volvimos a escuchar las muy bellas canciones gallegas antiguas y algunas de las castellanas.

Por su parte, el coro de c¨¢mara Philipholis de Bulgaria llen¨® el templo con las antiguas resonancias de la Iglesia ortodoxa. Se trata de una docena de cantores bien adiestrados que hacen m¨²sica como acto espiritual para la experta direcci¨®n de Christo Arabadjier, y en el que figura un excelente y joven bajo: Diman Panchov.

A lo largo de un repertorio que fue desde los primitivos estilos polif¨®nicos, apoyados en los fabordones, hasta las creaciones originales de Chaikovski o Bortmanski, un hilo de emoci¨®n interior parec¨ªa enhebrar las distintas p¨¢ginas. Predomina en todas una quietud m¨¢gica muy diferente del esplendor glorificante de la polifon¨ªa romana o del humanismo imaginero de la espa?ola. A ello colabora fuertemente el rigor, la precisi¨®n, la actitud est¨¦tica y la elevaci¨®n conceptual de los cantores b¨²lgaros, que parece congelar, durante un par de horas, el movimiento del retablo neobarroco que sirve de fondo a la diminuta Virgen Bien Aparecida. A este escenario vendr¨¢n m¨²sicas antiguas, rom¨¢nticas o de ayer mismo, como es el caso de los estrenos de Juan Jos¨¦ Mier, Emilio Otero, Sanz V¨¦lez o Tom¨¢s Marco.