Un esc¨¢ndalo
Un esc¨¢ndalo. Eso fue la corrida del d¨ªa de la Virgen, llamada Paloma: un esc¨¢ndalo. Un esc¨¢ndalo de toros. Un esc¨¢ndalo de ganadero, de empresario y de autoridad. El ganadero, por criar y vender esa grey podrida; el empresario por comprar semejante basura y met¨¦rsela de matute a la afici¨®n; la autoridad por no devolver la ¨ªntegra.Al corral.
Seg¨²n sal¨ªan los toros y Se pon¨ªan a pegar tumbos, ?al corral!
. No hab¨ªa otra soluci¨®n. No se aceptaban explicaciones ni se admit¨ªan componendas: al corral.
Apareci¨® el primero, de hermos¨ªsima estampa, y a las dos carreras se qued¨® como muerto. ?Muerte s¨²bita, colapso, sobredosis? Se ignora. Lo ¨²nico cierto es que el toro se plant¨®, quiz¨¢ convertido en estatua, acaso rezando lo que su Frascuelo intentaba torearlo, mas no se pod¨ªa torear.?Qui¨¦n torea una estatua, un penitente, un muerto, un drogadicto?Y cay¨® la noche. Era hora de luz en el t¨®rrido estiaje, de abanicos y tientos largos al botijo. Pero la naturaleza s¨¦ desdijo a s¨ª misma, cerr¨® el cielo, vinieron tinieblas, centelle¨® el rayo, rugi¨® el trueno y las nubes abrieron sus canales.Primero cayeron cuatro gotas. Y las cuatro gotas pusieron a remojo a la afici¨®n pues eran como boinas. Despu¨¦s la lluvia se hizo torrencial. Tarde adelante -hubo tiempo para todo en las dos horas y media de funci¨®n-, la tormenta paraba o pegaba otra rociada, seg¨²n le diera la gana.La afici¨®n no se callaba por eso. Aguantaba marea y mientras los toros se desplomaban en el barrizal les dec¨ªa al empresario, al ganadero y al presidente lo que no est¨¢ en los escritos.
Cardenilla / Frascuelo, Jim¨¦nez,
UcedaToros de La Cardenilla, bien presentados, inv¨¢lidos absolutos, p este motivo varios intoreables y dos devueltos. Tres sobreros: 2? de Jos¨¦ V¨¢zquez, devuelto por inv¨¢lido, y sustituto del mismo hierro, flojo, encastado; 6? de Murteira, con cuajo, inv¨¢lido, manso. Frascuelo: estocada perpendicular delantera ca¨ªda (silencio); media perpendicular y rueda de peones (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda). Pep¨ªn Jim¨¦nez: estocada baja, rueda de peones, dos descabellos -aviso- y dobla el toro (ovaci¨®n y salida al tercio); estocada tendida trasera descaradamente baja y seis descabellos (silencio). Uceda Leal: estocada perpendicular baja y dos descabellos (silencio); pinchazo, bajonazo saliendo arrollado, descabello -aviso- y descabello (palmas). Plaza de Las Ventas, 15 de agosto. Media entrada.
Tres toros devolvi¨® el presidente y la decisi¨®n se tom¨® a filfa: cuantos aparecieron por los chiqueros debi¨® devolver. Uno de los sobreros sac¨® casta y Pep¨ªn Jim¨¦nez le aport¨® detalles de acendrada torer¨ªa. En los tiempos de espesa vulgaridad que corren, la torer¨ªa posee un valor incalculable.
Por destemplar, el toro le hizo trizas la muleta a Pep¨ªn Jim¨¦nez. Respingos y enganchones se suced¨ªan, a pesar de lo cual intercalaba redondos solemnes, precioso cambio de mano, gran trincherilla.
Al quinto inv¨¢lido no se le pudo picar y Pep¨ªn Jim¨¦nez no lo consigui¨® torear, pese a su empe?o. Frascuelo se midi¨® valiente con el cuarto, un rebrinc¨®n de los de cara arriba y derrote al bulto. Uceda Leal se esmer¨® con el tercero y como si se operaba, pues aquel especimen devino en cad¨¢ver. Al sexto le porfi¨® mucho para sacar algunos muletazos estimables.
Lo bueno ocurri¨® con el capote: unas ver¨®nicas fin¨ªsimas -apostura, manos bajas, temple- de Uceda Leal; dos medias ver¨®nicas -sevillana y belmontina- de Frascuelo. Hab¨ªa arte. En cambio no hab¨ªa toro. Es la aspiraci¨®n de los taurinos: una fiesta sin toros. S¨®lo les falta echar a los aficionados de las plazas para que no les armen el esc¨¢ndalo por eso. Y est¨¢n a punto de lograrlo: los de Las Ventas aseguraban que no volver¨ªan m¨¢s.
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