El monopolio amable
BILL GATES, el rey Midas de la inform¨¢tica, presidente de Microsoft, acude en socorro de Apple, el competidor que le llev¨® ante los tribunales y le acus¨® de plagio y de violaci¨®n de patentes al publicar Windows, el sistema operativo casi universal de los ordenadores personales. De momento, Gates ha hecho s¨®lo unos gui?os. Ayudar¨¢ a sobrevivir a la marca de la manzana, comprar¨¢ en torno a un 5% de su capital como signo de confianza y Microsoft seguir¨¢ publicando versiones de sus programas adaptadas al sistema operativo de los ordenadores Macintosh. De golpe, las acciones de Apple salieron del limbo y val¨ªan un 30% m¨¢s.Microsoft, y su fundador y presidente, han conseguido desde la comercializaci¨®n del primer sistema operativo que permiti¨® el lanzamiento masivo del ordenador personal por IBM una haza?a comercial y tecnol¨®gica. El sistema operativo es el programa que permite al usuario comunicarse con la m¨¢quina, darle ¨®rdenes y recibir los resultados de su trabajo. Es el alfabeto de la inform¨¢tica.
Al borde del a?o 2000 subsisten miles de idiomas y varios alfabetos o conjuntos de caracteres distintos, desde el latino al cir¨ªlico, desde el ¨¢rabe al chino, el japon¨¦s o el coreano. El primer ordenador personal de Apple apareci¨® en 1977 y aport¨® la novedad revolucionaria de que se vend¨ªa montado, y no por piezas, como algunas m¨¢quinas anteriores. IBM lanz¨® su ordenador personal, con el sistema operativo de, Microsoft, en 1981. Apple ocupa hoy un 4% del mercado. El resto lleva dentro los sistemas de Microsoft.
Eso quiere decir que, en menos de 20 a?os, Bill Gates ha conseguido unificar el alfabeto inform¨¢tico, imponer pr¨¢cticamente a todo el mundo su sistema. Se encuentra al borde de un fant¨¢stico monopolio universal. Decenas de millones de m¨¢quinas usadas en cualquier rinc¨®n del planeta -para jugar, archivar los datos de los bancos, escribir y corregir textos, dise?ar objetos o edificios, controlar, otras m¨¢quinas, mantener en actividad todo tipo de empresas o navegar por Internet- necesitan su sistema operativo para funcionar.
Adem¨¢s, Microsoft tiene ya la parte del le¨®n en programas inform¨¢ticos para uso familiar o profesional, y su voracidad parece insaciable. Si Netscape lanza un navegador para Internet que se convierte en un ¨¦xito comercial, Microsoft renuncia a vender el suyo. Simplemente, lo regala. Y ahora pone un pie, en actitud aparentemente amistosa, en el ¨²nico competidor que mantiene viva, aunque languideciente, la llama de un sistema operativo alternativo al suyo.
En cierto modo, Gates es el hijo (o el padre) que casi todos hubi¨¦ramos querido tener. Recorre el mundo como un artista, mientras acumula una fortuna que ya es la mayor del mundo y que ha anunciado que destinar¨¢ en su mayor parte a causas humanitarias cuando se retire. Pero representa el primer caso de monopolio planetario, sin alternativa real y sin competencia. ?l, sus consejeros comerciales y sus programadores dictar¨¢n el futuro de unas m¨¢quinas sin las cuales el mundo no ser¨ªa como es. Y el a?o pr¨®ximo decidir¨¢, ¨¦l solo, cu¨¢l es el precio que habr¨¢ que pagar por la nueva versi¨®n, Windows 98. Su aventura empresarial y tecnol¨®gica es arrebatadora; pero un punto inquietante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.