El Gobierno socialista franc¨¦s aprueba un plan para crear 350.000 empleos juveniles en tres a?os
La izquierda francesa asumi¨® frente a los electores dos grandes compromisos: crear empleo para los j¨®venes en cantidades masivas y mitigar el paro gracias a la reducci¨®n de la jornada laboral. La primera promesa qued¨® ayer cumplida. Martine Aubry, la todo poderosa ministra de Empleo y Solidaridad, puso en marcha un mecanismo destinado a inventar 350.000 nuevos puestos de trabajo entre 1997 y 1999, con contratos de cinco a?os de duraci¨®n financiados en un 80% con dinero p¨²blico. El coste total para el Estado, a lo largo de tres a?os, se estima en unos 5.000 millones de francos (875.000 millones le pesetas). Se prev¨¦ que antes de que acabe 1997 habr¨¢ ya 50.000 empleos de nueva planta.
Lo que algunos consideraron una promesa electoral descabellada es ya una realidad, y de tan grandes proporciones que ni si quiera la oposici¨®n conservadora se atreve a criticarla frontalmente. El propio presidente gaullista, Jacques Chirac, afirm¨® que no pod¨ªa "sino aprobar la inspiraci¨®n de este proyecto de ley", el primero que llegar¨¢ a la Asamblea Nacional el 18 de septiembre cuando se reabra el periodo parlamentario.Pero, tras el Consejo de Ministros que aprob¨® el gran proyecto, Chirac lanz¨® un aviso: deber¨ªa evitarse que los 350.000 empleos acaben desembocando en el sector p¨²blico, una vez finalizados los cinco a?os de contrato. Con ello, el presidente subray¨® uno de los numerosos puntos oscuros de un plan cuyo resultado admitir¨¢ pocos matices: ser¨¢ un gran ¨¦xito o un extraordinario fracaso, al que quedar¨¢ liga da la carrera pol¨ªtica de Martine Aubry, hija de Jacques Delors y, hoy por hoy, la mujer que tiene m¨¢s posibilidades de convertirse alg¨²n d¨ªa en la primera presidenta de la Rep¨²blica Francesa.
La idea central del plan es simple: convertir en salarios los subsidios, creando empleos ¨²tiles para la sociedad que la econom¨ªa de mercado no crea por s¨ª misma (v¨¦ase despiece) y permitiendo a la vez que los beneficia rios adquieran experiencia profesional. Esos empleos estar¨¢n exclusivamente destinados a las personas de 18 a 25 a?os o a las personas de entre 25 y 30 que no hayan trabajado nunca. El sueldo ser¨¢ el m¨ªnimo legal, 5.240 francos netos mensual (131.000 pesetas), y el 80% ser¨¢ sufragado por el Estado. El 20% restante correr¨¢ a cargo de los empleadores, b¨¢sicamente ayuntamientos, asociaciones sin ¨¢nimo de lucro y mutualidades, nunca empresas p¨²blicas o privadas. El Estado pagar¨¢ sobre cada puesto de trabajo creado, para evitar que el dinero sea desviado por los empleadores hacia otras actividades.
Resultados lentos
El proyecto es ambicioso y puede poner remedio a una largu¨ªsima crisis social. Pero aunque comparando cifras (583.700 j¨®venes parados frente a 350.000 puestos de trabajo) pueda parecer que el desempleo juvenil se reducir¨¢ a menos de la mitad de un plumazo, la propia Martine Aubry indica que el resultado no ser¨¢ tan autom¨¢tico. La afloraci¨®n al mercado de trabajo de muchos miles de j¨®venes, sobre todo de sexo femenino, que hab¨ªan desistido ya de buscar empleo, y la simple evoluci¨®n demogr¨¢fica, har¨¢n que el resultado sobre las estad¨ªsticas sea lento. Lo que se busca, seg¨²n la ministra, es dar "impulso, formaci¨®n e ¨ªntegraci¨®n social" a una generaci¨®n laboralmente maldita.
Adem¨¢s, los riesgos y puntos oscuros son muchos. La primera inc¨®gnita, planteada por la oposici¨®n conservadora, es qu¨¦ suceder¨¢ una vez finalizados los cinco, a?os de contrato. ?Se asumir¨¢ el riesgo de devolver a la cola del paro a cientos de miles de personas? ?Se optar¨¢ por integrarlos en una funci¨®n p¨²blica a la que, por la v¨ªa municipal, estar¨¢n ya indirectamente conectados? Martine Aubry reconoce que la certidumbre sobre el resultado dentro de cinco a?os es imposible, pero indica que muchos de esos nuevos empleos habr¨¢n demostrado su utilidad y obtendr¨¢n rentabilidad y financiaci¨®n privada, y que la experiencia alcanzada por los j¨®venes les permitir¨¢ en muchos casos acceder a un empleo normal. Otra inc¨®gnita, que preocupa mucho a los sindicatos: ?no se estar¨¢ creando un casta funcionarial de segunda clase, con salarios m¨ªnimos y contratos no indefinidos? Aubry responde que no, que los nuevos empleos juveniles nunca se solapar¨¢n con las funciones correspondientes al Estado.
El plan de Aubry, por otra parte, crea un tipo de contrato civil por cinco a?os, no renovable, que no exist¨ªa en Francia. Los sindicatos temen que los empresarios lo aprovechen para sustituir poco a poco al contrato de duraci¨®n indefinida y se acent¨²e la precariedad laboral. Los alcaldes, principal soporte del plan, esgrimen a su vez sus propias objeciones: aunque s¨®lo deban pagar el 20% del sueldo a sus futuros desbrozadores de bosques, cuidadores de viviendas municipales o monitores escolares, ?de d¨®nde sacar¨¢n ese dinero? Casi todos los presupuestos municipales son ya ajustad¨ªsimos y apenas tienen margen para nuevas partidas.
Un d¨¦ficit 'tres coma cero'
El d¨¦ficit presupuestario franc¨¦s ser¨¢ en 1998 de "tres coma cero por ciento del producto interior bruto, exactamente". El ministro de Finanzas, Dominique Strauss-Kahn, fue ayer tajante al asegurar que Francia cumplir¨ªa con el m¨¢s esencial de los criterios para acceder a la uni¨®n monetaria, y que los planes de creaci¨®n de empleo juvenil y de relanzamiento econ¨®mico por la v¨ªa de estimular la demanda no implicar¨ªan ninguna desviaci¨®n en el presupuesto.El presupuesto del a?o pr¨®ximo se basar¨¢, seg¨²n Strauss-Kahn, en "unos gastos que crecer¨¢n como la inflaci¨®n [alrededor del 1,3%], con un gran esfuerzo de ahorro por parte de la mayor¨ªa de los ministerios, y del lado de los ingresos se estabilizar¨¢ la presi¨®n fiscal". El responsable de la econom¨ªa francesa cuenta con un as en la manga: del mismo modo que el anterior Gobierno conservador tom¨® prestados los fondos de pensiones de France T¨¦l¨¦com para maquillar el d¨¦ficit de 1997, Strauss-Kahn conf¨ªa en las formidables reservas de la empresa p¨²blica ?l¨¦ctricit¨¦ de France (EDF) para adecentar las pr¨®ximas cuentas.
El Consejo de Ministros aprob¨® ayer una reforma de la EDF por la que el Estado cede a la compa?¨ªa la propiedad de todos los activos de distribuci¨®n de electricidad. Tras esa cesi¨®n, que por un artificio contable convertir¨¢ a EDF en rentable, el Estado percibir¨¢ desde ahora el impuesto sobre sociedades, una cantidad anual de unos 1.500 millones de francos (37.000 millones de pesetas) y un 40% de los beneficios. Eso permitir¨¢ mejorar los ingresos presupuestarios desde el a?o pr¨®ximo.
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