La bienal de Ly¨®n se dedica al artista como ni?o y mago
S¨®lo en los cuentos infantiles y en las exposiciones de arte a¨²n es posible asistir a milagros. La IV Bienal de Ly¨®n, bajo el tema de L,autre (el otro), nos propone hasta el 24 de septiembre asistir al despegue m¨¢gico de una apisonadora que vuela tres veces al d¨ªa, obra de Chris Burden, o un Citro?n DS jibarizado pero a¨²n coche para dos personas, una delante y la otra sentada atr¨¢s, ideado por el mexicano Gabriel Orozco. Si los s¨ªmbolos de la grandeur se empeque?ecen, ?qu¨¦ decir de las mesas del chino Chen Zen? A pesar de las sillas, nadie puede sentarse a su alrededor, son la imagen perfecta del desencuentro, la oposici¨®n y el rito in¨²til.El estadounidense Serge Spitzer se ha sentido profesor Franz de Copenhague y ha creado una complicada estructura de tubos transparentes dedicada a transportes in¨²tiles, mientras que Richard Serra, tambi¨¦n como un ni?o, juega a los equilibrios imposibles con dos enormes y delgadas paredes curvadas de hierro. Otros, como Emma Kuriz o Emery Blangdon, dibujan con un p¨¦ndulo o reciclan materiales con el convencimiento del poder curativo de las obras resultantes. No son m¨¢s cr¨ªos ni est¨¢n m¨¢s locos que Elisar von Kupfer, que se inventa un mundo a medida, s¨®lo poblado por andr¨®ginos con las nalgas al aire, o que Eug¨¨ne von Bruenchenheim, que retrata una y otra vez a su esposa, ya sea como virgen, ya sea como puta, tan pronto diosa maternal como luego peligrosa Salom¨¦.
Atrevida
La IV Bienal de Ly¨®n, que coincide en el tiempo con las de Kassel y Venecia, es fruto de la personalidad de su comisario, Harald Szeemann. Al margen de algunos nombres c¨¦lebres -Beuys, Serra, Bacon, Nauman-, el resto de la selecci¨®n es mucho m¨¢s atrevida e innovadora que las de sus rivales. En el terreno de la pintura estricta, los chinos Wang Xingwei -inteligente homenaje ir¨®nico a Duchamp- y Pu Jie -dos im¨¢genes contrastadas de la China contempor¨¢nea- son, junto con el belga Luc Tuymans, las tres revelaciones del encuentro. En el de las instalaciones y esculturas -Juan Mu?oz, ¨²nico espa?ol seleccionado, participa con los 27 chinos sonrientes de Plaza-, las mejores sorpresas, adem¨¢s de las ya citadas, las proporcionan Bul Le-en su Majestic splendor vemos unos peces decorados que se pudren lentamente dentro de bolsas de pl¨¢stico y evocan el car¨¢cter ef¨ªmero de la belleza- y Katharina Fritsch, con un gigantesco Rattenknig creado en 1994 y que ning¨²n flautista de Hamelin puede resolver.
La selecci¨®n de Szeemann incluye varios videoartistas. Es la parte menos interesante de la Bienal. Ya no se trata de que las obras testimonien de una mayor fascinaci¨®n tecnol¨®gica a medida que decrece el uso cr¨ªtico de la misma, sino de la incompatibilidad de la propia proyecci¨®n, necesitada de un tiempo y espacio especiales, con el de las otras formas de arte reunidas en Ly¨®n. A cada cual su templo.
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