El actor ruso Yuri Nikulin, enterrado en Mosc¨² como una gloria nacional
Los rusos aman como nadie a sus artistas. Nunca faltan flores en las tumbas de G¨®gol, de Ch¨¦jov, de Prok¨®fiev o de Mayakosvki. Y tampoco faltar¨¢n, a partir de ahora, en la de Yuri Nikulin, el payaso y actor m¨¢s querido del pa¨ªs, muerto el jueves a los 76 a?os y enterrado ayer tras un luto de cinco d¨ªas y dos de exposici¨®n p¨²blica del cad¨¢ver.Desconocido en Espa?a, Nikulin era querido hasta el paroxismo en Rusia. Era una mezcla de Fernandel, Alberto Sordi, Tot¨®, Cantinflas, Luis de Funes, Jerry Lewis, Alfredo Landa y Paco Mart¨ªnez Soria. Su popularidad s¨®lo es comparable a la del Charlot de sus a?os de mayor ¨¦xito, aunque nada m¨¢s alejado del bigote, el bomb¨ªn y el bast¨®n de Charlie Chaplin que este tipo simp¨¢tico, de enorme narizota, que nunca necesit¨® maquillarse para convertirse en un payaso.
Muchos reconoc¨ªan en ¨¦l al ruso medio o almedio loco de los viejos cuentos. Alg¨²n comentario aparecido estos d¨ªas le presenta como alguien que fue capaz de burlarse del propio Stalin. Pero no fue para tanto. La verdad es que Nikulin se hizo payaso y actor despu¨¦s de la II Guerra Mundial, pero no lleg¨® a la cima de su carrera hasta despu¨¦s de la muerte, en 1953, del hombre de acero que no ha pasado a la historia precisamente por su sentido del humor.
Sus papeles en el cine le hicieron extraordinariamente popular en toda la URSS. Su m¨¢s famosa pel¨ªcula es La mano de brillantes, toda una referencia en el cine ruso. En otros filmes, la dura vida de los tiempos sovi¨¦ticos se entrev¨¦ en situaciones cotidianas tratadas con estent¨®rea comicidad y tibia s¨¢tira. Hizo tambi¨¦n incursiones en el cine serio e incluso trabaj¨® con Andrei Tarkovski en Andrei Rubliov, y con Sergu-¨¦i Bondarchuk en Lucharon por la madre patria. Nikulin fue, desde 1984 hasta el momento de su muerte, director del m¨¢s antiguo de los dos circos estables de Mosc¨², anterior a la revoluci¨®n bolchevique de 1917.
Ha sido precisamente en ese recinto donde se le ha rendido un masivo homenaje popular. Hasta el momento mismo de que el cad¨¢ver fuera conducido al cementerio de Novodievichi, decenas de miles de personas hicieron ola para tener el privilegio de ver por ¨²ltima vez a quien tantas veces les hizo re¨ªr. El propio presidente Bor¨ªs Yeltsin acudi¨® a los pies del f¨¦retr¨®.
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