Futbolistas en la sombra
Mart¨ªn V¨¢zquez, Estebaranz y Diego buscan equipo, otros como S¨¢nchez Flores, deciden abandonar
Hay una plantilla de jugadores de f¨²tbol sin equipo que todos los a?os 24 horas antes del comienzo de la Liga buscan un club para seguir dando guerra. La "crisis de madurez", como la define ?ngel Cappa, la dificultad para asumir responsabilidades, la mala suerte, o simplemente el paso del tiempo, la conclusi¨®n de un ciclo, ponen a los futbolistas en la disyuntiva de tener que enfrentar la amenaza de la inactividad, o el retiro. El tr¨¢nsito por esa regi¨®n de incertidumbre suele se?alar en los jugadores un punto entre la juventud y la madruez. Algunos, como Sandro, deben afrontar la crisis con toda la juventud por delante. Otros lo hacen cuando se acercan al fin de sus carreras deportivas.Diego, ex portero del Atl¨¦tico de Madrid; Quique Estebaranz, ex jugador del Tenerife, el Barcelona y el Extremadura; o Mart¨ªn V¨¢zquez, son algunos de los hombres que alg¨²n d¨ªa vivieron el ¨¦xito y hoy est¨¢n en el paro. Mart¨ªn V¨¢zquez le planta cara a la inactividad como si no fuese su problema. A sus 31 a?os y con 269 partidos de Liga espa?ola en su haber, se siente en plenitud de facultades para afrontar el reto de, la alta competici¨®n una vez m¨¢s. Fue el primer futbolista espa?ol en jugar en tres Ligas nacionales distintas en un mismo a?o: la italiana, con el Torino, la francesa, con el Ol¨ªmpico de Marsella, y la espa?ola con el Real Madrid, club en, el que se form¨® y al que regres¨® en 1992.
Vencido su contrato con el Deportivo de La Coru?a, en junio pasado, terminaron para Mart¨ªn V¨¢zquez dos a?os de padecimientos entre graves lesiones, suplencias y enfrentamientos con el entonces t¨¦cnico John Toshack. No hab¨ªa posibilidades de seguir. El nuevo entrenador blanquiazul, Carlos Alberto Silva, tuvo en Djalminha, Flavio Conce?iao o el propio Fran a los jugadores preferidos para ocupar su puesto. "El entrenador no contaba conmigo", cuenta Mart¨ªn V¨¢zquez, "yo estaba bien f¨ªsicamente, pero sab¨ªa que no hab¨ªa expectativas de jugar, y en esas condiciones yo no quer¨ªa continuar". Y comenz¨® la traves¨ªa del desierto en busca de un club, de un regreso.
Ahora pasa sus vacaciones en M¨¢laga, se entrena por su cuenta, juega un "partido con los amiguetes" de vez en cuando, y a pesar de tener ofertas de M¨¦xico y Alemania, dice estar muy ilusionado" por seguir jugando en un equipo de la Primera Divisi¨®n espa?ola. "No me quiero ir de Espa?a", confiesa, como si su periplo por el extranjero, entre 1990 y 1992 no hubiese resultado del todo satisfactorio. Entr¨® al Madrid con 14 a?os, en 1981. Lleva 14 anos al pie del ca?¨®n y se niega a dar por terminada su historia futbol¨ªstica. "De carrera a nivel de alta competici¨®n no s¨¦ cu¨¢nto me puede quedar. Yo me siento bien y podr¨ªa coger forma con un poco de tiempo, por supuesto. Pero cu¨¢nto me queda, dos o tres a?os, no lo s¨¦".
Muchos futbolistas pasaron su primera juventud y entraron en el tr¨®pico de sus vidas como profesionales en pleno rendimiento. Es el caso de Paco Buyo, Miguel Pardeza, Jos¨¦ Mari Bakero o Quique S¨¢nchez Flores, que se retiraron este a?o.
Quique S¨¢nchez Flores decidi¨® su adi¨®s sin m¨¢s contemplaciones. "Me da pereza volver a jugar, estoy metido en otra vida, y si volviera ser¨ªa una sorpresa hasta para m¨ª", comenta, "ahora estoy haciendo el cursillo de entrenador y pienso seguir ligado a los medios de comunicaci¨®n".Quique naci¨® en Madrid en 1960. Nueve a?os m¨¢s tarde ya se entrenaba en las categor¨ªas inferiores, del Real Madrid. Fue jugador del Valencia durante 10 a?os y en 1994 Valdano le hizo regresar al Madrid, donde alcanz¨® la culminaci¨®n de su carrera deportiva ganando un campeonato de Liga. Tras dos a?os en Chamart¨ªn fich¨® por el Zaragoza, y all¨ª sinti¨® que su potencial declinaba. "Ve¨ªa que los j¨®venes ven¨ªan con m¨¢s fuerza, que no pod¨ªa rendir, y ya no me hac¨ªa ilusi¨®n ir a los entrenamientos" 1madrile?o se sincera: "Zaragoza fue un paso en falso".
A sus 38 a?os, la retirada ya no inquieta. "No me ha dolido nada", cuenta Quique, "soy una persona muy realista y sab¨ªa que todo tiene su fin". "S¨¦ que tengo toda la vida por delante, y tambi¨¦n s¨¦ que parto con muchas ventajas". Afronta el futuro con optimisino, como si viera la luz despu¨¦s de pasar por una regi¨®n de sombra, de "pasos en falso", de b¨²squeda.
Pero detr¨¢s de las palabras de Quique queda un poso de melancol¨ªa: "A veces pienso en los viajes con los compa?eros, llegar a un entrenamiento y oler a hierba, a cuero de bal¨®n". Y es que, aunque los jugadores superen el trance de abandonar una vida por otra, tendr¨¢n, inevitablemente, momentos para la nostalgia.
La promesa de estrella busca club
Durante todo el mes de agosto, Carlos Alejandro Sierra Fumero, Sandro, de 23 a?os, ha repetido las mismas cosas que hizo aquel verano de 1989, cuando lleg¨® de su tierra natal, Tenerife, para jugar con los juveniles en el club de Chamart¨ªn: la misma pretemporada entre los juveniles. Han pasado nueve a?os. Entre medias, Laudrup ha sido su sustituto, ha ganado un t¨ªtulo de Liga con el primer equipo, ha jugado en la Liga de Campeones, ha percibido el olor de la gloria que rodea a los que est¨¢n en lo m¨¢s alto del f¨²tbol. Ahora el Madrid no cuenta con ¨¦l y tiene hasta el 30 de agosto para buscarse un equipo. Ha regresado a la sombra. "Lo ¨²nico que me interesa es jugar al f¨²tbol, donde sea", dice. Jorge Valdano y ?ngel Cappa fueron sus grandes valedores. Ellos lo llevaron al primer equipo del Madrid, convencidos de que es un futbolista extraordinario. "Es mejor que De la Pe?a, tiene una mayor participaci¨®n en el juego. Es socio. de todos. Es el tipo que te teje el jersey. Es como, Ardiles", cuenta Cappa. A Sandro todav¨ªa le queda un a?o de contrato con el Madrid, pero no quiere pasarse ese tiempo jugando en Segunda B con el filial. Fue -una promesa de estrella. Ahora sufre la "crisis" de madurez", que dice Cappa. "Los jugadores no asumen que tienen que, madurar, ser una promesa es f¨¢cil, lo dif¨ªcil es ser Sandro, y Sandro no asume que ya no es m¨¢s una promesa, es Sandro", dice. El jugador transpira ansiedad. Espera ofertas que no llegan. "Pero el f¨²tbol es as¨ª' sentencia, "unas veces todo te sonr¨ªe y otras es un desastre". El fantasma del retiro no es para los j¨®venes. Y Sandro ni siquiera se lo plantea: "Dejar el f¨²tbol, ni loco; todav¨ªa faltan muchos anos para que eso ocurra". Su juventud no le permite perder la es peranza. Asegura que el f¨²tbol no lo es todo para ¨¦l en la vida, tiene una familia, un ni?o. "Pero es mi pasi¨®n, el f¨²tbol es la cosa que m¨¢s me gusta". Para Sandro, volver a jugar ser¨ªa ver la luz.
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