El adanismo
Habitualmente, durante las vacaciones no se toman medidas de trascendencia econ¨®mica. La relaci¨®n de los ciudadanos con el mundo de la econom¨ªa se refleja en los datos que aparecen, como en cualquier otra ¨¦poca del a?o, y por las declaraciones de las autoridades. Aznar convoc¨® el viernes una conferencia de prensa al acabar el Consejo de Ministros en la que la econom¨ªa fue determinante; sus palabras pueden interpretarse como las del inicio de un nuevo curso o como las ¨²ltimas del anterior.Por su tono, m¨¢s bien parecieron del grupo de las segundas. En los ¨²ltimos tiempos -y m¨¢s desaforadamente en el mes de agosto-, nuestros gobernantes parecen enso?ados por un adanismo agudo. Adanismo: "H¨¢bito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente (Diccionario de la Lengua Espa?ola). Ser¨ªa injusto afirmar que esta percepci¨®n adanista de la historia pertenece en exclusiva a los dirigentes del PP; casi todos los hombres p¨²blicos tienen la tentaci¨®n de considerar que con cada generaci¨®n de pol¨ªticos, economistas, sindicalistas, etc¨¦tera, que llegan a mandar comienza la verdadera etapa, la definitiva, en relaci¨®n con el objetivo al que est¨¢ abocado el pa¨ªs.
Las autoridades del PP -y algunos presidentes, muy significativos, de antiguas empresas p¨²blicas, hoy privatizadas- han llevado el adanismo durante este verano al extremo: la liberalizaci¨®n, la modernizaci¨®n del aparato productivo o de las finanzas, la apertura exterior, la lucha contra el desempleo, el proceso hacia Maastricht, se enderezaron cuando entraron ellos en La Moncloa. Este espejismo borde¨® el rid¨ªculo hace un ano, cuando algunos calificaron de "segunda amortizaci¨®n" (compar¨¢ndola con la de Mendiz¨¢bal) el paquete de medidas liberalizadoras de junio de 1996, muchas de ellas meramente enunciativas. Ello en un pa¨ªs que ha pasado en s¨®lo veinte a?os de ser una sociedad aut¨¢rquica a gozar y sufrir en primera l¨ªnea los efectos de la globalizaci¨®n.Estos d¨ªas he tenido ocasi¨®n de leer el manuscrito de un libro -que ser¨¢ publicado en pocas semanas- que explica metodol¨®gicamente que la pol¨ªtica econ¨®mica no es flor de un d¨ªa; que en Espa?a no ha habido grandes bandazos en esa pol¨ªtica desde el primer Gobierno de Adolfo Su¨¢rez: La econom¨ªa espa?ola ante la moneda ¨²nica, del economista Jordi Sevilla. En este texto se demuestra qu¨¦ la pol¨ªtica econ¨®mica de la democracia ha sido una labor de Pen¨¦lope; un continuo tejer, y a veces destejer, en la misma direcci¨®n; la econom¨ªa de la democracia ha acometido el proceso de liberalizaci¨®n y apertura exterior m¨¢s importante de la historia, a la vez que se pon¨ªa en pie un Estado moderno y descentralizado con un potente sector p¨²blico, compatible con la privatizaci¨®n de importantes enclaves econ¨®micos.
La firma de los Pactos de la Moncloa en octubre de 1977; el programa econ¨®mico a medio plazo 1983-1986 que aplic¨® el PSOE nada m¨¢s ganar sus primeras elecciones generales en 1982; las medidas preparatorias para la entrada de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea en 1986; los programas de convergencia consecuencia de la firma del Tratado de la Uni¨®n, en Maastricht, todos ellos son hitos de la misma clase de pol¨ªtica econ¨®mica, y tuvieron, en general, su continuidad con la aplicada por el Gabinete de Aznar. En cada uno de estos actos variaron los ¨¦nfasis, la graduaci¨®n distributiva, a veces las prioridades, pero tienen la coherencia de preparar a nuestro pa¨ªs para la Uni¨®n Europea y, m¨¢s all¨¢, para la competitividad internacional.
Pretender, como se insin¨²a ahora con frecuencia, que hay un punto y aparte con el cambio de Administraci¨®n de marzo de 1996, es revisar la historia desde un punto de vista muy interesado.
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