Albert Pla rehace su disco maldito
"Veintegenarios en Alburquerque"' recoge los temas que su discogr¨¢fica vet¨® en 1994
Albert Pla (Sabadell, 1966), cantante y actor, ha recuperado y rescatado varias de las truculentas piezas que se inclu¨ªan en Veintegenarios, el trabajo que su discogr¨¢fica decidi¨® no editar en 1994, apoy¨¢ndose en un informe legal interno que mencionaba la posibilidad de ser procesados por "apolog¨ªa del terrorismo". Con el nuevo t¨ªtulo Veintegenarios en Alburquerque, el disco cuenta con la presencia de un variopinto grupo de r¨¦probos: Ferm¨ªn Muguruza, Manolo Kabezabolo, Quico Pi de la Serra, Robe Iniesta, el acordeonista Joseba Tapia y el rapero Javier Ibarra.
Como todo lo que se refiere a Albert Pla, Veintegenarios en Alburquerque no es lo que parece. Brillantemente interpretado, no se trata de un disco en directo, aunque haya presentaciones y barullo de multitud. "No, en realidad se grab¨® en una mas¨ªa que est¨¢ cerca de mi casa, en el Montseny: lo del falso concierto era una oportunidad para presumir de mis amigos. Y Alburquerque suena bien y me gusta como pueblo".Lo peor fueron las mezclas, "parece sencillo crear un ambiente de p¨²blico, pero result¨® una pesadilla". Tras varias semanas en un estudio madrile?o, termin¨® derrengado en el hotel el ¨²ltimo d¨ªa de 1996, sin dinero y sin nadie a qui¨¦n recurrir: "Fue bastante horrible. Yo no lo pas¨¦ mal cuando cumpl¨ª los treinta a?os, pero una Nochevieja en soledad... ?ugh! Adem¨¢s, me llamaban constantemente los amigos de alguien a quien deb¨ªa 50.000 pesetas. Y yo me hund¨ªa pensando que ni siquiera pod¨ªa contar con un c¨ªrculo de colegas as¨ª, que te ayudan a cobrar una deuda".
Ins¨®lito
Esa reacci¨®n puede ejemplarizar lo ins¨®lito de los procesos mentales de Pla, un artista que ya prescind¨ªa de lo pol¨ªticamente correcto cuando el concepto a¨²n no se hab¨ªa formulado: "No es que yo, intente ir a la contra, pero me joden las reacciones autom¨¢ticas, la imposici¨®n de lo que debemos sentir, Se muere Lady Di, y Carlos es el malo de la pel¨ªcula. Bueno, prefiero al pr¨ªncipe que dijo a Camilla que quer¨ªa ser su tampax. ?Eso s¨ª que es un poema de amorl Luego me acusan de que yo soy un escatol¨®gico".
Tambi¨¦n urge no aburrirse, reconoce: "Yo no aparezco en los programas de televisi¨®n que tienen actuaciones, pero me llaman de debates sobre la droga o la juventud para que vaya a soltar alguna sandez, para que me pase. Y no me apetece, escandalizar es lo m¨¢s f¨¢cil del mundo. Igual con el asunto de las canciones que me vetaron. No es que me autocensure, pero llega un momento en que prefieres omitir, evitar esas miserias de andar justific¨¢ndote".
Para Pla no hay misterio en el hecho de que ahora se pueda escuchar la parte candente de Veintegenarios: "La compa?¨ªa comprendi¨® que estaba haciendo el rid¨ªculo, que yo llevo a?os cantando La dejo o no la dejo, y nada hab¨ªa pasado. Por otro lado, de forma perversa, posiblemente entend¨ªan que la promoci¨®n estaba hecha y no perd¨ªan nada".
Tras su paso por el teatro (Caracuero) y el cine (Airbag) le est¨¢n llegando m¨¢s ofertas: "Hago de estrella del rock en un corto. Y estoy en Lo que aman, una pel¨ªcula de ¨¦poca de Isabel Coixet. Un papel muy guapo: alguien que ve la violaci¨®n de una ni?a y, a continuaci¨®n, se vuela los cojones y se dedica a memorizar La divina comedia".
Atento lector de peri¨®dicos, Pla est¨¢ intrigado por los mecanismos de la cr¨ªtica: "Cuando hay tal unanimidad en destrozar A ciegas, la pel¨ªcula de Calparsoro, me siento obligado a ir a verla. Hay mucha hipocres¨ªa con el asunto del terrorismo". Y con los nacionalismos, a?ade: "Yo soy de la generaci¨®n Inter-Ra¨ªl, en los ochenta me sub¨ªa a un tren y siempre iba al Este. A Rumania, a Bosnia. Y nada te hac¨ªa pensar lo que iba a pasar. As¨ª que yo no descarto que aqu¨ª ocurran cosas. as¨ª". Personalmente, Pla se siente "m¨¢s catalanista desde que canto en castellano. Sobre todo, por pasarme el tiempo hablando del problema catal¨¢n. Esas cosas s¨®lo merecen comentarse sentado en un bar, fumando un porro con la pandilla".
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