La dimisi¨®n del primer ministro laborista abre un periodo de inestabilidad pol¨ªtica en Noruega
El primer ministro noruego, el laborista Thorbjorn Jagland, anunci¨® esta madrugada su intenci¨®n de dimitir. Los pobres resultados de su partido en las elecciones de ayer, al alcanzar menos del 36,9% que ¨¦l mismo se hab¨ªa propuesto como m¨ªnimo para seguir gobernando -la cifra que se alcanz¨® en los anteriores comicios, en 1993-, provocaron su ca¨ªda. Jagland cumplir¨¢ su promesa electoral: dimitir¨¢ despu¨¦s de octubre, cuando el Parlamento haya aprobado los presupuestos. El desaf¨ªo destinado a estimular el voto de los electores result¨® un bumer¨¢n que segu ramente tendr¨¢ un coste elevado para su carrera pol¨ªtica. La dimisi¨®n de Jagland, que obtuvo s¨®lo un 35,2% tras el recuento de un 96% de los votos, abre un periodo de incertidumbre en Noruega, el pa¨ªs m¨¢s estable y pr¨®spero de Europa, pues no hay coalici¨®n alternativa s¨®lida.
El ultraderechista Partido del Progreso, de Carl Hagen, se convirti¨® ayer en la segunda fuerza pol¨ªtica del pa¨ªs, con el 15,3% de los sufragios.Ahora, Kjell Magne Bondevik, l¨ªder del Partido Popular Cristiano (13,7%), se perfila como posible primer ministro en una eventual coalici¨®n de Gobierno con los liberales (4,4%) y centristas (8,2%). Te¨®logo de 50 a?os, dedicado desde hace 25 a la pol¨ªtica, Bondevik ha ocupado un esca?o en el Parlamento durante 20 a?os y ejercido la titularidad de diversos ministerios en gobiernos de coalici¨®n burguesa. Esta soluci¨®n, que aparece como la m¨¢s viable, adolece al mismo tiempo de mucha fragilidad, ya que el Partido del Progreso, excluido de esa coalici¨®n, se convierte en el ¨¢rbitro de la situaci¨®n.
Los colegios electorales funcionaron ininterrumpidamente desde las nueve de la ma?ana a las nueve de la noche. La afluencia de votantes se acentu¨® en las ¨²ltimas horas a medida que aumentaba la incertidumbre sobre el resultado final. El d¨ªa antes se hab¨ªan habilitado algunos colegios electorales en algunas comunas y desde hace una semana se pod¨ªa emitir el voto por correo.
A medida que transcurr¨ªan las horas, el inter¨¦s de candidatos, electores y medios de comunicaci¨®n se centr¨® en la m¨¢gica y para algunos fat¨ªdica cifra del 36,9% que Jagland, de 46 a?os, se hab¨ªa fijado como condici¨®n para continuar en el cargo de primer ministro. Ni una d¨¦cima menos. Para aumentar el suspense, dos de las cuatro encuestas de las ¨²ltimas horas adelantaban que los laboristas no alcanzar¨ªan esa cifra y les asignaban de un 34% a un 35%.
Contrariando, una tradici¨®n de los l¨ªderes pol¨ªticos noruegos de no legitimar la figura del ultraderechista, Carl I Hagen, participando en debates mano a mano con ¨¦l, Hagland centr¨® su estrategia en considerarlo el principal enemigo. ?sta fue una opci¨®n deliberada motivada en parte porque los sondeos de unas semanas atr¨¢s asignaban al Partido del Progreso una intenci¨®n de voto del 25%, lo que supon¨ªa un aumento espectacular con relaci¨®n a las elecciones de 1993. Y tambi¨¦n porque la opci¨®n Hagen puede ser transitoria para muchos noruegos, ocasionalmente descontentos, pero dif¨ªcilmente una seria alternativa de Gobierno. M¨¢s bien, esta posibilidad despierta temores, y eso fue lo que de alguna manera pens¨® capitalizar el l¨ªder laborista en sus duelos preelectorales con el l¨ªder ultraderechista. La jugada pareci¨® dar resultado porque el Partido Laborista, que a mediados de agosto estaba por debajo del 30%, repunt¨® en algunos sondeos hasta un 40%, pero m¨¢s cerca de la realidad, hasta un 35%.
Jagland asumi¨® la jefatura del Gobierno despu¨¦s de que Gro Harlem Bruntland renunciara, en octubre del a?o pasado y ante el Stortinget (Parlamento), al cargo de primera ministra que hab¨ªa desempe?ado durante 15 anos. Ninguna figura en la pol¨ªtica del pa¨ªs hab¨ªa logrado un consenso nacional como ella.
Adhesi¨®n a la UE
Incluso en 1993, cuando la adhesi¨®n de Noruega a la Uni¨®n Europea, que ella impulsaba, fue el principal tema de debate en las elecciones de ese a?o, los noruegos votaron contra el ingreso, pero a favor de ella al frente del Gobierno. Cada vez que se hab¨ªa producido alguna crisis de Gobierno en los intervalos de Gobiernos no socialdem¨®cratas, siempre fue Gro Harlem la llamada para volver las cosas a su equilibrio.
Sustituir una figura as¨ª no era tarea f¨¢cil y la sombra de la ex primera ministra eclips¨® la gesti¨®n de Jagland. Algunos acontecimientos desafortunados perturbaron todav¨ªa esa gesti¨®n cuando uno de los hombres clave del Gobierno de Jagland, Terje Rod Larsen, que hab¨ªa jugado una importante funci¨®n en el proceso que culmin¨® con los acuerdos de Oslo para Oriente Pr¨®ximo, y que hab¨ªa sido elegido para un importante Ministerio de Planificaci¨®n, debi¨® renunciar al revelar un periodista un viejo negocio en que los intereses particulares de Larsen se hab¨ªan beneficiado presuntamente del ejercicio del cargo p¨²blico que ocupaba entonces.
Otra sorpresa fue el nombramiento como ministra de Justicia de la escritora de novelas policiacas Anne Holt, m¨¢s conocida por sus m¨¦ritos literarios que por su condici¨®n de jurista. Holt debi¨® renunciar por motivos de salud. Antes hab¨ªa manifestado en m¨¢s de una oportunidad opiniones discrepantes con la l¨ªnea oficial en materia de inmigraci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.