No castigar al buen alumno
LA PRETENSI?N de Alemania y Holanda de que Espa?a -y otros pa¨ªses cuya renta por habitante es inferior al 90% del promedio comunitario- dejen de beneficiarse del Fondo de Cohesi¨®n cuando acceda al euro es contraria al esp¨ªritu y la letra de los textos comunitarios. Equivaldr¨ªa a castigar al buen -aunque modesto- alumno, y quitarle la beca para seguir estudiando el siguiente curso (o ciclo) con la excusa de que ha aprobado ¨¦ste. La cohesi¨®n econ¨®mica y social debe permear, cada vez m¨¢s, la Europa del euro si no quiere perder el apoyo de los ciudadanos.Esta pretensi¨®n fue de nuevo esgrimida en la reuni¨®n informal, este fin de semana, del Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas (Ecofin). Las dificultades de Alemania para sanear sus finanzas p¨²blicas y su deseo de reducir su contribuci¨®n neta al presupuesto comunitario puede explicar en parte esta renovada avaricia. Pero hay que recordar a Alemania que es el pa¨ªs que m¨¢s se beneficia de la existencia de un mercado ¨²nico en la Uni¨®n Europea.
El Fondo de Cohesi¨®n se estableci¨® para facilitar el acercamiento de sus beneficiarios a la media europea de riqueza por habitante, en un contexto de serios sacrificios para converger y llegar a la moneda ¨²nica. Estos esfuerzos no se agotan en el proceso de convergencia, ni llegar al euro habr¨¢ supuesto para Espa?a, Portugal y Grecia -ya no Irlanda- haberse equiparado a la media de PNB por habitante de la UE. Si acaso, el sacrificio ser¨¢ a¨²n mayor una vez dentro de la moneda ¨²nica, m¨¢xime tras la aprobaci¨®n del pacto de estabilidad. La solidaridad europea no puede acabarse en la moneda ¨²nica.
El Gobierno espa?ol ha desplegado argumentos correctos en este punto. Su autoritas no est¨¢ precisamente en el mejor momento en Europa, a tenor de los tropiezos que han experimentado algunas iniciativas legislativas, pero le asiste la raz¨®n y ha de defenderla con energ¨ªa. El Ejecutivo tendr¨¢ que recuperar tambi¨¦n la capacidad de influencia que tuvo en el pasado, seriamente mermada; para ello ser¨¢ imprescindible que disponga del m¨¢ximo respaldo no s¨®lo en Europa, sino fundamentalmente en Espa?a, rectificando sin complejos aquellos reproches avaros que el actual presidente del Gobierno hizo a su antecesor, Felipe Gonz¨¢lez, cuando lamentablemente le acus¨® de pedig¨¹e?o ante Bruselas.
Hace bien el Ejecutivo espa?ol en negarse a que sean los pa¨ªses m¨¢s pobres los que paguen el pato de la ampliaci¨®n al Este, que sin duda tendr¨¢ altos costes presupuestarios para la UE: no puede haber ampliaci¨®n contra la cohesi¨®n, pues, si as¨ª ocurriese, la UE ser¨ªa m¨¢s amplia pero menos fuerte para competi con las otras grandes zonas econ¨®micas del mundo.
La preservaci¨®n de esta, pol¨ªtica de cohesi¨®n econ¨®mica y social cobra una importancia renovada ante el mensaje que sali¨® de este Ecofin informal: el aplazamiento de la moneda ¨²nica ha dejado de ser una opci¨®n probable. Los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales han acordado, para evitar momentos de inestabilidad y tensiones especulativas, que los tipos bilaterales de conversi¨®n de las monedas entre los pa¨ªses que accedan al euro sean anunciados el pr¨®ximo mayo, coincidiendo con la selecci¨®n de los primeros integrantes. La concreci¨®n de esa fecha es una decisi¨®n acertada porque impedir¨¢ que los Gobiernos puedan tratar de acomodar ventajosamente sus tipos de cambio. Las referencias que muy probablemente servir¨¢n para el establecimiento de los tipos de conversi¨®n ser¨¢n las actuales paridades centrales en el seno del mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo (SME): un marco, por tanto, 85 pesetas aproximadamente.
Un acuerdo tal despeja algunas de las incertidumbres surgidas durante el verano acerca del mantenimiento del calendario que, como viene siendo habitual en los ¨²ltimos tiempos, ten¨ªan a Alemania como el principal foco emisor. Eliminada la inc¨®gnita principal, bueno ser¨¢ que a partir de ahora los Ejecutivos comunitarios -y sus bancos centrales- se apresten a poner su casa definitivamente en orden, abandonando toda suerte de injerencias y de rumores interesados en un camino ya definido.
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