Secuestrado y torturado un ex militar argentino que prepara para Garz¨®n datos sobre la dictadura
El ex capit¨¢n de corbeta Adolfo Scilingo prepara un informe de 100 folios para el juez espa?ol Baltasar Garz¨®n con detalles sobre las caracter¨ªsicas de la represi¨®n ilegal durante la ¨²ltima dictadura castrense(1976-1983) y los nombres de 158 compa?eros de tareas en aquel salvaje periodo de la historia argentina. El militar arrepentido, cuya confesi¨®n de hace dos a?os sobre la desaparici¨®n de personas mediante su lanzamiento al r¨ªo de la Plata result¨® impactante, fue secuestrado hace una semana y le grabaron en la cara las iniciales de tres periodistas. En una entrevista con EL PA?S, Scilingo, declara temer por la vida de su esposa y la de sus cuatro hijos, y por la suya propia, y se plantea abandonar Argentina.
"Pero de ninguna manera me voy a callar. Sigo adelante, y de ninguna manera me voy a callar. Estoy a disposici¨®n del juez Baltasar Garz¨®n [que abri¨® procedimiento contra mi litares implicados en la desaparici¨®n de ciudadanos espa?oles] y le voy a cursar un relato de lo ocurrido en aquellos a?os. Por que, me digo, ?y si un d¨ªa me matan y nunca pude darle la in formaci¨®n de forma legal al juez?"."Estaba seguro de que me rnataban". Aunque el pasado jueves, d¨ªa 11, a las 15.45 (hora local) acabaron raj¨¢ndole la cara con una navaja, todo ha b¨ªa cambiado ya en su vida des de que en 1995 denunciara la existencia de los vuelos de la muerte, el horror de las traves¨ªas nocturnas de aviones de la Armada con condenados a muerte sin juicio ni defensa alguna. Admitiendo su culpabilidad en aquellos desmanes, Scilingo, 51 a?os, cont¨® que el m¨¦dico se escond¨ªa en la cabina de la nave para no vulnerar el principio hipocr¨¢tico de asistencia al paciente y los capellanes castrenses confortaban a los verdugos, invocando la necesidad de separar el grano de la paja, cuando desde el aire empujaban a los detenidos, vivos, desnudos y sedados, a las aguas del r¨ªo de la Plata o del Atl¨¢ntico.
"No bien pueda ir¨¦ a Espa?a. No s¨¦, si se demora mucho tiempo, si llegar¨¦. Y esto no es para hacerme el h¨¦roe ni mucho menos, pero hay una realdad, hay que ser consciente de que puede ocurrir cualquier cosa. Vamos a ser claros". Scilingo sufri¨® amenazas, cumpli¨® m¨¢s de dos a?os en prisi¨®n por una causa por estafa que result¨® nula y, secuestrado en el centro de Buenos Aires por cuatro personas que se identificaron como polic¨ªas, sufri¨® el tatuaje de las iniciales de tres destacados periodistas porte?os. La V de Horacio Verbitsky en a frente, la G de Mariano Grondona en un carrillo y la M de Magdalena Ruiz Gui?azu en el otro. Fueron numerosos tajos, seis en la cabeza. "Cuando estaba en el auto y me dijeron 'vos hab¨ªas pedido una reuni¨®n reservada y ac¨¢ la tern¨¦s', me dije 'ac¨¢ termin¨® la historia"'.
Quince d¨ªas antes del atentado, Scilingo hab¨ªa enviado cartas certificadas al ministro del Interior, Carlos Corach, y al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Dulialde, solicitando una entrevista reservada para abordar su dif¨ªcil situaci¨®n personal y profesional y el hostigamiento de que era objeto por personas sospechosas de pertenecer a los cuerpos de seguridad del Estado. "Llamativamente lo primero que me dicen cuando arrancan el auto es lo de la reuni¨®n reservada.O sea que alguna relaci¨®n con el tema ten¨ªan". El Ministerio del Interior reaccion¨® con rapidez y solidaridad, sin descartar que la carta hubiera trascendido durante la tramitaci¨®n interna del ministerio. La gobernaci¨®n de Buenos Aires, lamenta el agredido, mantiene "un silencio total".
El ex oficial de la Armada, que durante sus cinco meses de detenci¨®n en un comisar¨ªa bonaerense observ¨® la gran admiraci¨®n de sus polic¨ªas por la. figura del ex almirante Eduardo Massera, activo organizador del terrorismo del Estado, recuerda el trance del d¨ªa 11, en el cruce de las calles Callao y Per¨®n. "Se me acercaron dos tipos que parecieron polic¨ªas, y me dijeron que me ten¨ªan que identificar. Tuve una peque?a sospecha y pens¨¦ resistirme pero al mismo tiempo imagin¨¦ lo que dir¨ªa al d¨ªa siguiente Menem [el presidente Carlos Menem]: 'El facineroso Scilingo se resisti¨® a la polic¨ªa y esas cosas'. As¨ª que fui con ellos". Eran cuatro, y actuaban con tranquilidad "corno si estuviera seguros de que no les pasar¨ªa nada".
"Cuando me subieron al auto, me sentaron en medio" , prosigue. "Hasta ese momento me trataron con cierta cortes¨ªa, pero entonces, el que estaba a mi derecha apoy¨® una pistola en la cintura y uno de bigotitos me dijo: 'As¨ª que vos quer¨ªas una audiencia privada, bueno, ahora la ten¨¦s"'
Da?ar la imagen del pa¨ªs
Le bajaron la cabeza para ocultarle, mientras le acusaban de formar parte de una operaci¨®n de prensa para da?ar la imagen del pa¨ªs. "Me puteaban y me hablaban de mis socios y yo les dec¨ªa que no ten¨ªa socios. Imag¨ªnese a m¨ª, socio de Magdalena o Verbitsky. Entonces el de vaqueros sac¨® una navaja y cuando yo le contestaba, me cortajeaban en la cabeza". Scilingo destaca que "el tipo se puso. como loco y empez¨® a cortarme la cara. Le llen¨¦ de sangre los pantalones. Encima la navaja no estaba bien afilada. Cuando emcortajearmelapez¨® a cara tuve miedo que -me sacara los ojos". Despu¨¦s de m¨¢s de una hora de insultos, cortes, y amenazas le abandonaron en una zona apartada. "Los vamos a boletear [dar muerte] a los cuatro [los tres periodistas y ¨¦l], la tienen que terminar", advirtieron antes.
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