Templanza
Democracia formal: podemos pensar contra el Gobierno, el rey, ley y religi¨®n. Pero no debemos expresarlo. Estropear¨ªamos la gran labor renovadora, induciendo a que otras personas aprendan y no voten a la Santa Alianza, con lo que se malograr¨ªa la regeneraci¨®n. La Uni¨®n Sovi¨¦tica -Rusia- lo descubri¨® y concluy¨® que los que expresaban pensamientos antigubernamentales estaban locos. Lo estaban: fueron a parar a los manicomios. El que va a parar a un manicomio es un loco, que siempre dice que no lo est¨¢. El hecho de que no los haya no impide que se vaya a uno. Hay eufemismos. Antes se enviaba a Casa de Templanza a los asociales espa?oles. Asociales, en s¨ª, es un eufemismo, pero expresa bien que son gentes que se expresan fuera de una sociedad feliz y tranquila. Las Casas de Templanza no exist¨ªan (no se construyeron jam¨¢s): se utilizan prisiones. Recuerdo la casa de templanza de Zamora, que a m¨ª me pareci¨® una prisi¨®n, donde fui a visitar a mi hijo Eduardo y a Leopoldo Panero, que hab¨ªan capturado por asociales. No estaban condenados, porque no se les juzgaba ni se pod¨ªan defender porque no se les acusaba de nada; ni siquiera hab¨ªa juicio porque- no eran delincuentes. Pregunt¨¦ qu¨¦ le¨ªan y me contestaron que el Ya, entonces de la Editorial Cat¨®lica -como la Cope de ahora-, pero censurados con recortes, para evitar que a los all¨ª internados se les hundiera la moral o fueran incitados a pecar. Por eso fui aprendiendo que es admirable pensar, pero que no es leg¨ªtimo expresarlo. No teniendo otra profesi¨®n que ¨¦sta, que consiste en expresar, me veo situado a veces ante inconvenientes y dificultades, a no ser que var¨ªe mi pensamiento o lo suprima (¨¦l mismo desaparece espont¨¢neamente). Y me atrevo a decir a los que me lean a¨²n que gocen sin l¨ªmites de su libertad de pensar, pero que no cometan la villan¨ªa de expresarlo, o de actuar en consecuencia. Podr¨ªa ser ofensivo para alguna idea, molesto para alguna autoridad, irrelevante para la vida social, desmoralizador para la colectividad, enojoso para quienes dedican su vida a la construcci¨®n de esta Espa?a nuestra y de la Macarena, a la que celebran gustosamente los ministeriales alzando, a¨²n a medias, su mano en el paso de baile. ?Se puede alzar una mano en un paso? Seg¨²n se usen pies y manos. Si se gobierna, escribe, act¨²a con los pies, las manos ser¨¢n ¨²tiles s¨®lo para alzarlas, incluso unos cent¨ªmetros m¨¢s de lo que indica el baile: para estar con el pasado. Cuando hab¨ªa Casas de Templanza.
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