Precisi¨®n

Estoy totalmente de acuerdo con la apreciaci¨®n positiva de la figura de Tito en la columna de Eduardo Haro Tecglen del 23-9-97. Adem¨¢s de los m¨¦ritos y logros que ¨¦l se?ala, habr¨ªa que a?adir otro a¨²n mayor: el equilibrio que cuidadosamente estableci¨® entre los distintos componentes de la ex Federaci¨®n Yugoslava, equilibrio inexistente en el periodo mon¨¢rquico que va de 1919 a la invasi¨®n nazi, durante el cual los serbios, como se?alan todos los historiadores, sojuzgaron a los restantes pueblos del reino. Pero, contrariamente a lo que Eduardo Haro cree, dicho equilibrio fue roto de forma deliberada con la accesi¨®n al poder de Milosevic en la Rep¨²blica Serbia. Con la misma rapidez y descaro de un Yeltsin, Milosevic cambi¨® su discurso comunista por, otro ultranacionalista, vaci¨® a la Federaci¨®n Yugoslava de su contenido y precipit¨® la partici¨®n del pa¨ªs en cinco rep¨²blicas distintas ayudado en su siniestra labor etnocida por su compradre croata el actual presidente Tudjman. En la Croacia de hoy, Tito es vituperado oficialmente como traidor y en Belgrado tildado de "dictador croata". En el ¨²nico lugar de la ex Yugoslavia en donde su foto cuelga en los despachos oficiales es en Sarajevo, seg¨²n pude comprobar personalmente, dato que, desde luego, Eduardo Haro no pudo verificar de visu.