El doctor de los derechos humanos
Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez, 'honoris causa' en la Carlos III
El profesor entr¨® en la semicircular Aula Magna saludando sonriente con la mano y avanz¨® entre medio centenar de birretes de colores (azul celeste, para los doctores en matem¨¢ticas; amarillo, para los economistas; rojo, para los juristas; o marr¨®n, para los ingenieros), escoltado por un grupo de m¨²sicos que caminaban delante de ¨¦l haciendo sonar oboes, clarinetes y trompas.
El emocionante momento preparaba a los asistentes para la investidura de Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho en la Universidad Complutense, como Doctor Honoris Causa de la Universidad Carlos III de Madrid. Los motivos del homenaje son infinitos. Ha sido Defensor del Pueblo, director del Instituto de Derechos Humanos y del Instituto de Cultura Hisp¨¢nica, fue Ministro de Educaci¨®n y fund¨® la revista Cuadernos para el di¨¢logo en 1963, dedicada a promover el avance democr¨¢tico del pa¨ªs.
Los rectores de otras cinco universidades espa?olas presid¨ªan el acto, invitados por el anfitri¨®n, Gregorio Peces-Barba, y acompa?ados por el ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado; el Defensor del Pueblo, Fernando ?lvarez de Miranda y el Secretario de Estado de Educaci¨®n, Eugenio Nasarre. Peces-Barba calific¨® al homenajeado como "un ejemplar educador de muchedumbres" y record¨® la forma en que ejerci¨® "con gran maestr¨ªa la pedagog¨ªa de la libertad".
Un humilde y emocionado Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez recordaba un di¨¢logo inventado por Shakespeare en el que el Rey Lear le pregunta al Conde de Kent: "?Qui¨¦n eres t¨²?", y ¨¦ste le responde: "Un hombre, se?or"; "?a qu¨¦ te dedicas?": "a no ser menos de lo que parezco". Esta cita era un intento fallido de restar importancia a los magn¨ªficos calificativos con los que un disc¨ªpulo suyo le acaba de definir.Pero la ceremonia estuvo muy lejos de ser un acto acad¨¦mico sin m¨¢s. Ruiz-Gim¨¦nez denunci¨® en su discurso "el incumplimiento de los derechos humanos en el mundo", situaci¨®n que est¨¢ viviendo muy de cerca desde su cargo de presidente del Comit¨¦ Espa?ol del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef. El profesor habl¨® del tremendo contraste que existe "entre la luz del Derecho positivo, nacional e internacional, verdadera joya de este siglo, y la sombra de las sistem¨¢ticas violaciones de esas normas en demasiados lugares del mundo".Ruiz-Gim¨¦nez naci¨® en 1913 y desempe?¨® la labor de Defensor del Pueblo del pueblo entre los a?os 1982 y 1987, ¨¦poca de la que se?al¨®: "Comprob¨¦ la relativa utilidad de la defensor¨ªa, en lo concerniente a la defensa de los derechos civiles y pol¨ªticos" e insisti¨® en la necesidad de reforzar las facultades del Defensor en materia de derechos econ¨®micos, sociales y culturales".
A la Universidad le fue infiel dos veces, para trabajar en la Embajada cercana de la Santa Sede y para hacerse cargo del Ministerio de Educaci¨®n Nacional (entre 1951 y 1956). Entre tanto, pas¨® por cuatro universidades. Se doctor¨® en Madrid y posteriormente en la Universidad de Sevilla. A?os despu¨¦s ense?¨® en la universidad del Tormes, la de Salamanca, en cuya puerta principal conoci¨® a Miguel de Unamuno y donde mantuvo numerosos debates con Enrique Tierno Galv¨¢n.
Pero ¨¦l dice que ha sido precisamente la Universidad la que le infundi¨® el esp¨ªritu de denuncia de la defensa de los derechos fundamentales y se?ala los principales factores que, a su juicio, entorpecen su universalidad: "el mal llamado Orden Ec¨®mico Internacional, las resistencias de demasiados Estados a la restricci¨®n o recorte de su soberan¨ªa nacional, la subsistencia de estructuras opresivas o discriminatorias en muchos Estados o la penosa debilidad de los poderes p¨²blicos en muchos pa¨ªses". Y concluy¨® se?alando la "urgente necesidad de que se acelere la Reforma del sistema de las Naciones Unidas" y que de que se instaure "un Tribunal Internacional de Justicia Penal, permanente e independiente".
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