Selecci¨®n negativa
La historia de los reg¨ªmenes totalitarios de nuestro siglo es la historia de la selecci¨®n negativa. Todos los Estados, democr¨¢ticos o no, cuentan con gentes mediocres, miserables, sin escr¨²pulos o simplemente imb¨¦ciles en sus filas. Son inevitables y, en ocasiones puntuales, incluso ¨²tiles. Pero es caracter¨ªstico de los reg¨ªmenes totalitarios que estos individuos sean sistem¨¢ticamente catapultados a sus c¨²pulas. Es norma que sean promocionados a puestos dirigentes aquellos que compensan su falta de cualidades positivas con la obediente disposici¨®n a liquidar a otros m¨¢s escrupulosos en conciencia. La piedad, la dignidad y el pudor son lastres insoportables en este ascenso. La sumisi¨®n ante la superioridad y el dogma, la ferocidad hacia el subordinado y discrepante son imprescindibles para escalar en la jerarqu¨ªa de un aparato de tal cala?a.Sucedi¨® en el r¨¦gimen nazi. El almirante Canaris o el general Rommel ten¨ªan que caer ante carniceros y ladrones como G?ring o Himmler. En los reg¨ªmenes comunistas pas¨® lo mismo, ampliado en espacio y tiempo. Aquellos con capacidades para haber servido bajo un r¨¦gimen m¨¢s humano fueron liquidados por quienes s¨®lo serv¨ªan para gobernar por medio del terror. No todas las v¨ªctimas eran inocentes. Muchas se hab¨ªan cargado de culpa en la liquidaci¨®n de otros camaradas o rivales. Pero la regla se cumpl¨ªa. De cada purga emerg¨ªa una direcci¨®n peor, m¨¢s cruel, m¨¢s encanallada, mas deshumanizada, menos culta. Siempre bajo la atenta mirada del padrecito que se erig¨ªa por encima del bien y del mal, en Alemania Hitler y en Rusia Stalin. En la URSS cayeron primero los veteranos bolcheviques y los generales del Ej¨¦rcito Rojo. Despu¨¦s, los verdugos de los anteriores. Hasta hacer interminable la lista.
Ahora, en la llamada nueva Yugoslavia serbio-montenegrina estamos asistiendo a un proceso muy similar. El nuevo triunfador, Vojislav Seselj, es el peor de toda la camada negra de pol¨ªticos que emergieron a la sombra de Slobodan Milosevic. En su d¨ªa, Milosevic accedi¨® al poder liquidando a su mentor Ivan Stambolic. Y muchos pensaron que con Slobo, desmostrado lo que era capaz de hacer, la selecci¨®n negativa hab¨ªa llegado a su culminaci¨®n.
Pero todo es susceptible de empeorar. Bajo el ala protectora de Slobodan Milosevic han surgido cuervos que lo hacen aparecer a ¨¦l como una paloma de la paz. ?ste era uno de sus objetivos al fomentar a gentes como Radovan Karadzic en Bosnia o Vojislav Seselj en Serbia. Adem¨¢s, por supuesto, de la realizaci¨®n de los trabajos m¨¢s sucios.
Ahora, a Milosevic parece hab¨¦rsele ido la mano. Ya se le fue con Karadzic, aunque hoy ¨¦ste haya vuelto al redil de la obediencia -disimulada hacia afuera, por supuesto-. Ahora es Seselj quien, con su ventaja en las elecciones presidenciales serbias sobre el candidato de Milosevic, Zoran Lilic, amenaza con crear nuevas molestias a su antiguo protector. Seselj, que pidi¨® en su d¨ªa cucharas oxidadas para arrancar los ojos a los croatas, no es a¨²n presidente serbio porque en esta ronda electoral no acudi¨® a votar el 50% del censo.
Es posible que Slobodan Milosevic tenga a¨²n alguna carta para imponer a su candidato Lilic. Milosevic sigue desempe?ando las competencias claves como son el mando de fuerzas armadas y polic¨ªa. Si Seselj se aviene a un acuerdo, se seguir¨¢n repartiendo los papeles de malo y bueno ante Occidente. Pero si osa el pulso, Milosevic le demostrar¨¢ qui¨¦n manda. Por la fuerza o con la informaci¨®n de que dispone sobre las correr¨ªas de Seselj. En todo caso, ya casi tenemos a otro criminal en la c¨²pula institucional serbia. Uno m¨¢s. Mientras, los l¨ªderes de la oposici¨®n juegan al divismo y condenan a la mitad de la poblaci¨®n serbia -la que se niega a votar a criminales- al silencio, a la resignaci¨®n o a la emigraci¨®n. Otro efecto de la selecci¨®n negativa.
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