El Madrid se abona a las palizas
Unicaja no administr¨® una ventaja de 11 puntos y acab¨® vapuleado
El Madrid resuelve sus conflictos en la Liga ACB con determinaci¨®n. A lo bestia, para ser claros. Se han abonado los blancos a las palizas, rodillo en ristre, sin dejar una minima v¨ªa de desahogo a sus rivales. Y consigue precintar el marcador con unas enormes diferencias incluso cuando sus enemigos se esmeran en defensa. Como hizo el Unicaja. Da lo mismo.Esto no es Europa y el Unicaja no es el Olympiakos. Hecha esta lectura, que no deja de ser una buena explicaci¨®n a la doble personalidad de los de Mart¨ªn, conviene precisar que en el choque de ayer los blancos estuvieron cerca del abismo. Consiguieron salvarse porque le echaron una disciplina al asunto digna de todo elogio. Pese a que sus guarismos no fueron los de otras veces, cuando sobrepasan de sobra los 90 puntos, su juego s¨ª alcanz¨® un digno nivel.
So?¨® Unicaja durante muchos minutos, motivo por el que su ca¨ªda fue a¨²n m¨¢s dolorosa. Supo, ralentizar el juego y arrastr¨® a su contrincante. Consigui¨® diferencias significativas -la m¨¢xima, 15-26, a 11 minutos del descanso- y Mart¨ªn se vio obligado a tomar medidas. Para detener a Miller no bastaba con Orenga; sali¨® Rogers. La presencia en ataque de Mijailov fue simb¨®lica durante muchos minutos; sali¨® Arlauckas.
Y Arlauckas es imprescindible. Asegura Mart¨ªn que todas las asperezas est¨¢n limadas. Su presidente, Lorenzo Sanz, incide en lo mismo. El jugador, mientras, calla. Y juega. Ayer lo, hizo. Y como calidad le sobra, a poco inter¨¦s que ponga resulta: definitivo. En compa?¨ªa de Bodiroga abander¨® el juego. Que encon traron soluciones al atasco. Al descanso lleg¨® el Madrid por de lante (38-36). Y comenz¨® el paseo liguero de todos los d¨ªas.
Se fueron agrandando las diferencias e Imbroda no encontr¨® otra soluci¨®n que la protesta. El marcaje de Santos a Rodr¨ªguez enfureci¨® a los malague?os. El Madrid ya se gustaba y opt¨® por el espect¨¢culo, con Bodiroga a la cabeza. Tampoco este hecho convenci¨® a los andaluces, heridos en el marcador y en su orgullo. Optaron entonces por echarle violencia al asunto, como si esa fuera la manera de maquillar el que s¨®lo consiguieran unos p¨ªrricos 23 puntos en la segunda mitad. Y comenz¨® lo que podr¨ªa bautizarse como "la caza de Bodiroga", quien acudi¨® una y otra vez a la l¨ªnea de tiros libres para engordar las distancias y dejar las cosas en la paliza habitual.
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