El Deportivo entra en crisis

La tragedia del Deportivo no es que haya abandonado determinadas cualidades, como la del gol, que emigr¨® en el equipaje de excepcionales futbolistas como Bebeto o Rivaldo, sino en la adquisici¨®n de nuevos defectos. La escuadra coru?esa no se caracteriza por la seguridad defensiva de los ¨²ltimos tiempos y la zaga ya no se comporta como la primera l¨ªnea de transmisi¨®n de una efectividad que contagiaba al resto del equipo. Antes, el once blanquiazul se mostraba tremendamente remiso a la hora de ceder una ventaja: si los jugadores gallegos llegaban a adelantarse en el marcador, pod¨ªan echar el candado al encuentro como quien cierra las puertas de una droguer¨ªa. As¨ª fue como Lia?o y Songo'o consiguieron el trofeo Zamora.Ayer el Deportivo se adelant¨® a los tres minutos. Fue un gol tempranero y aunque el tanto se gest¨® por un error defensivo del contrario, lo cierto es que el respetable lo bendijo como un regalo ca¨ªdo del cielo. Todo parec¨ªa indicar que el equipo coru?¨¦s regresaba a la senda marcada tras el empate en el Santiago Bernabeu. Pero fue un espejismo. Diez minutos m¨¢s tarde, Mauro Silva tuvo que salir al paso de la dejaci¨®n que caracteriza a los centrales coru?eses y cometi¨® un penalti sobre V¨ªctor. Esta situaci¨®n ha provocado que el brasile?o se est¨¦ especializando en faltas.

A partir de ese momento, la escuadra castellana se limit¨® a contener a un equipo tremendamente est¨¢tico, y salir a la contra. De nuevo la dejadez de la defensa herculina permiti¨® al Valladolid adelantarse en el marcador. Peternac s¨®lo tuvo que meter la pierna y desviar la trayectoria de un disparo realizado por Juan Carlos. Entonces se escucharon los primeros abucheos. Las cr¨ªticas arreciaron cinco minutos despu¨¦s, cuando V¨ªctor se plant¨® solo ante Songo'o y lo bati¨® por bajo tras una cabalgada de Quevedo.

La segunda parte mostr¨® la carencia de ideas ofensivas del equipo local. El Valladolid, que lleg¨® a Riazor con la condici¨®n de colista, se repleg¨® sin miramientos y cedi¨® el bal¨®n al conjunto local. La escuadra de Kresic entendi¨® que la ventaja conseguida era suficiente y se dedic¨® a tapiar espacios.

Los Riazor Blues acabaron coreando los nombres de Arsenio, Claudio y Bebeto.