No bast¨® la proeza de 0li

Tercer empate consecutivo del Betis ante su p¨²blico. Tres igualadas. Demasiadas en una Liga tan competitiva. El Betis de Luis Aragon¨¦s record¨® al peor Betis de Serra Ferrer, al que en el ¨²ltimo tramo de la pasada temporada le robaban la cartera todos los visitantes.Anoche en el Villamar¨ªn no hubo uno sino varios partidos. El susto inicial de Acu?a, que adelantaba al Zaragoza y llevaba a la afici¨®n una sensaci¨®n a la que ya se han acostumbrado: comenzar los partidos con el marcador adverso. La ya tradicional aportaci¨®n de Oli para empatar el partido, como ya lo hiciera frente al Athletic de Bilbao y el Oviedo. La entronizaci¨®n del asturiano como h¨¦roe del beticismo con el gol que encarrilaba el partido, un tanto marcado de espuela a pase de Alfonso. Un gol digno de un Mundial. Cuatro goles marcados en casa por el Betis. Los cuatro anotados por Oli, que viene de tierra de mineros y es una mina. La gente, que ya estaba de u?as con Luis Aragon¨¦s, se hab¨ªa olvidado del t¨¦cnico y se acordaba de Lopera con los habituales v¨ªtores. La terapia alcanzaba su culminaci¨®n con el gol de Fernando. Los empates precedentes, el divorcio entre la afici¨®n y el entrenador, la sequ¨ªa goleadora de jugadores emblem¨¢ticos, parec¨ªan ya asuntos del pasado.

Oli hab¨ªa seguido el gui¨®n de partidos anteriores con su primer gol, lo rompi¨® por donde m¨¢s le dol¨ªa a Luis Costa en el segundo, y se hac¨ªa a?icos con el tercer gol de Fernando. Pero la historia de un partido no se escribe hasta el final. Es esa obviedad que Luis ha convertido en pura metaf¨ªsica: los partidos duran noventa minutos. Eso lo olvid¨® el Betis en los primeros compases del partido. Lo olvid¨®, y eso ya era peor, tras la euforia de la remontada. Dos equipos que en los partidos que han jugado en sus respectivos estadios no han conseguido otro resultado que el empate -cinco igualadas entre ambos- al final se apuntaban a este equilibrio que en la Liga de tres puntos es una trampa para ratones.

El defensa Aguado acortaba distancias. Garitano volv¨ªa a poner las cosas en su sitio. En la extra?a alianza que estos dos equipos han firmado con el empate. Un tercer empate consecutivo en Heli¨®polis es una carga pesada para las expectativas creadas entre esta afici¨®n.

El Betis quiso resolver en los primeros minutos. Se revoluciona el ritmo del partido, pero no el partido. El Zaragoza aprovecha este cacao conceptual de confundir la velocidad con el tocino y en su primera incursi¨®n atacante bati¨® a Prats. En noventa minutos se vieron r¨¢fagas del mejor Betis, del peor Betis, y de un punto intermedio de quiero y no puedo. Y en la actual tesitura, los goles b¨¦ticos los marcan Oli y alguno m¨¢s; pero no los encaja Prats, sino Luis Aragon¨¦s, demonizado por un extra?o proceso sat¨¢nico en el que no cabe otro exorcismo que empezar a ganar partidos en casa.