Una inteligente obra de Albert Llanas

Como todos los a?os, la Sinf¨®nica de Radiotelevisi¨®n ha estrenado la obra premiada en el concurso Reina Sof¨ªa, en este caso Derivations, de Albert Llanas (Barcelona, 1957). Dirigi¨® el titular Sergiu Comissiona, que est¨¢ con nosotros desde 1990. No vamos a descubrir las caracter¨ªsticas de todo tipo que se re¨²nen en la personalidad de Comissiona; s¨ª es preciso decir que el estreno de Derivations apenas alcanz¨® una calidad aceptable. Ser¨ªa dif¨ªcilmente viable trasladar lo escuchado en el Monumental a un disco. A mi modo de ver, ni la intenci¨®n ni la realizaci¨®n de Llanas quedaron suficientemente evidenciadas.Un compositor de instinto y buen aparato cultural forjado con Guinovart, Josep Soler y Franco Donatoni tiene un concepto de la escritura preciso y autoexigente que, por lo escuchado en el concierto, puede parecer afirmaci¨®n ilusoria. Sin embargo, todo est¨¢ en la partitura, empezando por ese "flujo de sonidos r¨¢pidos" aludido por Llanas. A partir de planteamientos musicales e intelectuales como es el estudio de la filosof¨ªade la m¨²sica de Garc¨ªa-Bacca, el compositor galardonado con el premio de la Fundaci¨®n Ferrer Salat arriba a soluciones de gran virtualidad comunicativa e incluso a combinaciones sonoras y expresiones de alta y refinada po¨¦tica.

Hemos de conformamos por ahora con una lectura plana y esquem¨¢tica de Derivations, p¨¢gina recibida por el p¨²blico sin la menor protesta pero, tambi¨¦n, sin mayor entusiasmo. Ya sabemos que en m¨²sica impera una injusta regla: si se interprete mediocremente a un cl¨¢sico,la culpa es del director; si sucede lo mismo con un contempor¨¢neo, la culpa es del autor. Esperemos una mejor ocasi¨®n.

Sin verse asistida como ella merece por la orquesta, la violinista rumana Silvia Marcovici nos deslumbr¨® nuevamente desde su alta categor¨ªa, su talento, el magistral fraseo, la riqueza de contrastes, todo cuanto suma un temperamento y una sabidur¨ªa de artista tan fuera de serie como Marcovici. Sucede que el Concierto en la menor, de Glazunov, delicado, elegante y, por qu¨¦ no decirlo, con pasajes de vulgar inspiraci¨®n, no es comparable a otros del gran repertorio. De todas maneras, escuchar a Marcovici constituye siempre una fiesta. Para terminar, se rindi¨® un nuevo homenaje a Schubert con la Sinfon¨ªa en do mayor, la de las "divinas dimensiones".