Elecciones

No entiendo (?tantas cosas!) que gentes que se han hecho a la democracia y por ella pidan una reforma de la ley electoral "para detener los nacionalismos". Eso est¨¢ mal. La ley electoral requiere numerosas reformas, pero no para detener ni para favorecer a nadie: para que el censo consiga expresar su voluntad de representaci¨®n. Tambi¨¦n habr¨ªa que reformar los partidos pol¨ªticos para que configuraran las listas con arreglo a una selecci¨®n popular: que abrieran sus dictaduras de secretario general.Pienso mal de los nacionalismos: incluyo al espa?olista, el peor: por lo que ha roto en el desarrollo mental de nuestras gentes, y empiezo ya a sentir una repulsa considerable por el europe¨ªsta. El deseo de disolverse en uni¨®n mayor es sano: el de afiliarse al neoliberal¨ªsmo internacional, al capitalismo de buena marca, es malo. Todo ismo debe ser examinado con atenci¨®n, y finalmente rechazado. Como todo anti. Por eso me parece mal que se reformen las leyes para hacer un antinacionalismo.

Dicen que el pa¨ªs, ser¨ªa ingobernable: ya lo es, y se mantiene por la paciencia de los ciudadanos, muchas veces por su indiferencia, cuando no elegante fastidio, que ha creado la clase pol¨ªtica. La democracia para el que la trabaja, parecen decir los de la clase: y dicen que la trabajan ellos. Hasta se suben los sueldos sobre lo dado a los ciudadanos: porque est¨¢n traba ando "por la patria". Vaya por Dios."Por Dios, por la Patria y el Rey", dec¨ªan los carlistones que quer¨ªan acabar con el liberalismo, cuando el liberalismo era bueno (?hemos advertido bien, conscientemente, que el uniforme de la polic¨ªa vasca es el de los carlistas? ?No le da miedo a nadie?): quer¨ªan el poder, y terminaron aliados de Franco: le dieron crimen y boina. No s¨¦ bien en qu¨¦ difieren los que tratan de modificar la ley electoral; tan malos son como los que tratan de conservarla s¨®lo porque les favorece. Cuando se hizo as¨ª y con unas matem¨¢ticas absurdas fue para que los partidos sin base tuvieran la mayor¨ªa entre ellos. Y todos han salido de peque?as formaciones que han crecido (menos el PP, que fund¨® Fraga para convertir la mayor¨ªa dominante del franquismo). Ya se dec¨ªa en Francia, cuna del pensamiento pol¨ªtico europeo y americano, cuando los peque?os partidos estaban presentes en la Asamblea que el pa¨ªs era ingobernable. Para que lo fuera, los partidos grandes organizaron crisis tras crisis y hasta cambiaron el ordinal de la Rep¨²blica. Mataron ideas frescas. Quiz¨¢ para siempre.