Los derechos humanos no tienen fronteras
Hace unos d¨ªas, las autoridades argelinas solicitaban la ins¨®lita medida de que Amnist¨ªa Internacional (Al) perdiese su car¨¢cter de ¨®rgano consultivo ante las Naciones Unidas. Esta actitud no es nueva desde que Al tiene el triste honor de haber sido pionera en denunciar la responsabilidad de las fuerzas gubemamentales en una importante cuota de las matanzas que han ensangrentado el pa¨ªs desde 1992.La comunidad internacional ha optado hasta ahora por el silencio, y s¨®lo muy recientemente ha empezado a plantearse la necesidad de alg¨²n tipo de acci¨®n. Despu¨¦s de una cifra de muertos que nadie puede precisar, pero que supera al menos los 80.000.
Muchas de las matanzas, y de las m¨¢s recientes, han ocurrido cerca de la capital, en la zona m¨¢s fuertemente militarizada del pa¨ªs. Matanzas que se perpetraron durante varias horas ocurrieron a escasos kil¨®metros, o incluso centenares de metros, de acuartelamientos militares.
"No puedo entenderlo: el Ej¨¦rcito rodeaba Bentalha [donde m¨¢s de 200 personas, ni?os incluidos, fueron asesinadas el pasado 22 de septiembre], pero no intervino. La matanza dur¨® varias horas, y luego los terroristas se fueron y nadie los par¨®; entonces entraron las ambulancias para llevarse los cuerpos... Incluso hablar es peligroso". Este testimonio de un superviviente es parecido al ofrecido por otros que lograron escapar a otras matanzas.
Al ha pedido reiteradamente a la comunidad internacional que act¨²e para hacer frente al deterioro de la situaci¨®n de los derechos humanos en Argelia. Al emiti¨® a mediados de octubre un llamamiento junto a la Federaci¨®n Internacional de Derechos Humanos, Human Rights Watch y Periodistas Sin Fronteras, en el que solicit¨® a los miembros de la Comisi¨®n de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que convocasen una sesi¨®n especial, y que la ONU iniciase una investigaci¨®n.
El Gobierno argelino suele rechazar lo que denomina "la injerencia en asuntos internos". Pero hablar de asuntos internos en las circunstancias actuales es escandaloso, en opini¨®n de Al. Los derechos humanos no tienen fronteras y menos a¨²n cuando ambas partes perpetran abusos contra la poblaci¨®n civil. Hasta la fecha, la Comisi¨®n de la ONU para los Derechos Humanos no ha examinado la situaci¨®n de Argelia. El problema tampoco aparece en el programa de trabajo de ning¨²n organismo de la ONU.
Uno de los principales obst¨¢culos para abordar la violencia en Argelia es la falta de informaci¨®n, aunque cada vez se conocen m¨¢s datos sobre la responsabilidad de las fuerzas de seguridad. Datos que se unen a los ya conocidos sobre la responsabilidad de los diversos grupos autodenominados isl¨¢micos en numerosas matanzas que Al ha condenado con toda firmeza.
Es por ello muy necesario que se abra una investigaci¨®n internacional para examinar las acusaciones de responsabilidad y efectuar recomendaciones. La investigaci¨®n es el primer paso de un plan que debe incluir medidas para poner a disposici¨®n judicial a los autores de las matanzas.
Djameleddine Fahasssi es uno de los centenares de "desaparecidos" cuyos casos no existen para las autoridades argelinas. Fahasssi, periodista del canal franc¨¦s de la Radio Nacional argelina, fue detenido el 6 de mayo de 1995 en la puerta de un caf¨¦ de Argel. No ha vuelto a ser visto vivo. Hab¨ªa sido acusado de simpatizar con los islamistas.
Su caso no es raro en un pa¨ªs en el que desde 1992 centenares de personas han desaparecido y miles m¨¢s han muerto en circunstancias no aclaradas. ?Qu¨¦ ha ocurrido, por ejemplo, con el caso del asesinato del l¨ªder de la Uni¨®n de Trabajadores de Argelia, Abdelhak Benhamuda? La polic¨ªa mostr¨® en la televisi¨®n a su presunto asesino, Rachid Meyahed, aparentemente sano. Posteriormente, su familia lo encontr¨® muerto en la morgue, pero las autoridades dijeron que era mentira y que estaba vivo.
La represi¨®n ejercida sobre la informaci¨®n y la investigaci¨®n ha contribuido a incrementar la confusi¨®n. La informaci¨®n catalogada por las autoridades como "relativa a cuestiones de seguridad" se censura y manipula. Se ha negado frecuentemente la entrada al pa¨ªs a las organizaciones de derechos humanos y a los medios de comunicaci¨®n internacionales, y a los que se ha dejado entrar se les ha sometido a vigilancia y restricciones.
Al considera que se necesitan recomendaciones claras sobre lo que debe hacerse en Argelia y lo que debe hacer la ONU. La comunidad internacional no puede seguir mirando hacia otro lado. ?Cu¨¢ntas muertes hacen falta? No hay que olvidar tampoco que muchos gobiernos niegan asilo a ciudadanos argelinos que huyen del horror.
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