El Atl¨¦tico y su contraste
Los rojiblancos vuelven a maravillar en ataque ante el Compostela, pero no remedian sus males defensivos
La desproporci¨®n defensa-ataque en el Atl¨¦tico es terrible. Por atr¨¢s, hace agua; por delante, da gusto. Sigue majestuoso arriba, en cuanto la pelota aterriza en los pies de Kico, o Juninho, o Lard¨ªn, o Jos¨¦ Mari, o Bogdanovic... Cualquiera parece capaz de construir un portento de jugada, de doblar a la defensa que se coloque enfrente, de poner de pie el grader¨ªo. Pero el Atl¨¦tico permanece inseguro atr¨¢s; nervioso, desincronizado y torp¨®n. Y tal vez en ese pronunciado contraste se esconda su encanto. Al menos, para el espectador, que disfruta de lo lindo y se harta de ocasiones, acciones bonitas, goles y f¨²tbol. Puede que Antic opine otra cosa -ya se sabe que los entrenadores suelen preferir un 1-0 a un 5-4-, pero no debe: en realidad, ¨¦l es uno de los principales responsables del agujero defensivo del Atl¨¦tico. El Compostela hurg¨® ayer de nuevo en la debilidad trasera de los rojiblancos, pero su falta de punter¨ªa, su blandura de remate, le penaliz¨® severamente.El partido amenaz¨® tormenta para los rojiblancos en sus primeros compases. Ohen, por dos veces, y Penev se plantaron c¨®modamente ante Molina, pero no apuntillaron. Sus disparos siempre salieron demasiado elevados. No lleg¨® el tantas veces repetido gol en contra para el Atl¨¦tico, pero sus problemas de retaguardia se agudizaron. Desde que Antic empez¨® a meter mano en su l¨ªnea defensiva, quitando y poniendo laterales, reconvirtiendo la ubicaci¨®n de los centrales o alternando el medio centro, el Atl¨¦tico se ha roto por atr¨¢s. Ayer, el t¨¦cnico volvi¨® a hacer un amago de reforma, pero fue peor el remedio que la enfermedad: Prodan ocup¨® el sitio de Andrei y, acto seguido, las cercan¨ªas de Molina fueron un aut¨¦ntico desprop¨®sito.
Prodan es un buen tipo, un profesional modelo, pero el f¨²tbol no est¨¢ entre sus mejores cualidades. Tiene cuerpo de defensa, no hay duda, pero no sabe defender. Mide mal, anda siempre acelerado y t¨¢cticamente es una ruina. Si la defensa sale, ¨¦l se queda; si sus compa?eros se quedan, ¨¦l se marcha. Es innegable, eso s¨ª, que pone toda la voluntad del mundo y que gracias a ella, a veces, como ayer, salva goles bajo la raya.
El Compostela supo c¨®mo tratar las lagunas defensivas del Atl¨¦tico. Es el gallego un equipo estimable. Carece de pegada, pero maneja bien la pelota y siempre est¨¢ ordenado. Hay mucho de t¨¢ctica en su estilo, pero ¨¦sta siempre es bienvenida en los equipos que juntan individualidades de rango menor. Lo mejor son sus movimientos de apoyo, que tienen memorizados tanto el que posee la pelota como los que acuden a socorrerle.
La diferencia estuvo en la punter¨ªa. Porque el Atl¨¦tico marc¨® en su segunda llegada. Kiko cosi¨® la primera al palo y Aguilera introdujo la siguiente, a los 10 minutos, en la red. El gol, aunque no limpi¨® el panorama de sustos, anim¨® a los rojiblancos, que juntaron a partir de ese instante media hora excelente en ataque. Hubo un tanto m¨¢s y, sobre todo, dos acciones sublimes.
La primera la firm¨® Juninho. Molina le lanz¨® la pelota con la mano y el brasile?o le puso motor a su diminuto cuerpo. Recorri¨® el campo con el turbo puesto, sorte¨® con habilidad a Passi, luego hizo lo mismo con Mauro, y conect¨® un derechazo magn¨ªfico que se empotr¨® en la cruceta. Se lama Juninho, pero bien podr¨ªa llamarse Speedy Gonz¨¢lez.
La segunda fue m¨¢s calmada y la invent¨® Kiko. Andaba con el bal¨®n dentro del ¨¢rea, mal perfilado y demasiado acosado, cuando de pronto se sac¨® de la chistera un taconazo antol¨®gico, suavecito y preciso, al que no lleg¨® pese a su esfuerzo ning¨²n jugador rival y s¨ª Bogdanovic. Ponk, con una salida decidida, evit¨® el tanto.
Tras el descanso, el partido conserv¨® el gui¨®n. Con ataques por los dos bandos, buen juego, ocasiones y unos cuantos gambazos defensivos. El Atl¨¦tico se cosi¨® al viento de popa que soplaba el marcador. Y el Compostela, aunque fue asumiendo con resignaci¨®n la derrota a medida que avanzaba el minutero, sigui¨® dejando una buena impresi¨®n. La tarde se cerr¨® con dos nuevos tantos, ambos con cierta carga emotiva. En el 3-0, Santi le regal¨® el lanzamiento de penalti a Pantic, un tipo que no vive sus mejores d¨ªas como futbolista y que andaba necesitado de protagonismo. El 3-1, un tanto excelente, lo marc¨® Penev, uno de tantos damnificados de la era Antic, pero que sigue conservando el cari?o del Calder¨®n.
El Atl¨¦tico prosigue su rumbo. Maravilla en ataque, donde se muestra demoledor, y tiembla en defensa. Una combinaci¨®n m¨¢gica que, m¨¢s all¨¢ de las lecturas profesionales de los entrenadores, genera espect¨¢culo y hace feliz al f¨²tbol.
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