El ¨²ltimo suspiro de Mastroianni
"MI ricordo...". La voz de Marcello Mastroianni va desgranando recuerdos, la memoria de una vida que, a los 72 a?os, se nota herida de muerte. "La vida es un paseo breve, brev¨ªsimo". El gran caballero del cine europeo, conocedor del mal que le aquejaba, decidi¨®, en la primavera de 1996, muy pocos meses antes de morir, plasmar en un documental sus recuerdos m¨¢s ¨ªntimos. Se confes¨® ante la c¨¢mara de la que fue su compa?era sentimental durante los ¨²ltimos 22 a?os, la realizadora Anna-Maria Tat¨®. El bell¨ªsimo documental, Mastroianni, re cuerdos, se emite esta noche en Canal + en el primer d¨ªa de homenaje que esta cadena dedica al actor italiano. Mastroianni, recuerdos se proyecta a las 23.55, despu¨¦s de una breve introducci¨®n realizada a partir de las im¨¢genes m¨¢s sugerentes de su carrera y titulada Mastroianni en la memoria. Ma?ana se estrena el Filme Sostiene Pereira, el pen¨²ltimo trabajo del actor en cine, en una noche dedicada a la literatura y los sentimientos. Tras la proyecci¨®n de Sostiene Pereira, que dirigi¨® Roberto Faenza, se proyecta El cartero y Pablo Neruda, de Michael Rafford. Ambos filmes no s¨®lo comparten el hecho de partir de un original literario -el primero de la novela de Antonio Tabucchi y el segundo de un relato del chileno Antonio Skarmeta-, sino tambi¨¦n de articularse en torno a la muerte y las relaciones entre la madurez y la juventud.Tambi¨¦n hoy, La 2 de TVE omite dos pel¨ªculas del actor italiano. En el programa Qu¨¦ grande es el cine, que dirige y presenta Jos¨¦ Luis Garci, se proyecta La ladrona, su padre y el taxista (22.55), de Alessandro Blasseti. A continuaci¨®n, Cineclub pondr¨¢ en versi¨®n original subtitulada el drama El momento m¨¢s hermoso (1.30), de Luciano Emmer.
"Recuerdo un ¨¢rbol grande de n¨ªsperos. Recuerdo el estupor y el encanto al ver los rascacielos de Nueva York al ponerse el sol. Recuerdo aquella cazuela de aluminio sin mango; mi madre fre¨ªa los huevos en ella". Mastroianni va recordando sus m¨¢s simples recuerdos, los m¨¢s bellos, mientras la sombra de su perfil se proyecta sobre una pared blanca. As¨ª comienza el documental de hora y media realizado por Tat¨®, en el que, en primera persona, sin gui¨®n previo, con el actor solo ante la c¨¢mara, al aire libre, Mastrolanni habla de su carrera, de su abuelo carpintero, de su hermano Ruggero, del teatro, del cine, de Ch¨¦jov, de Fellini, de Vittorio de Sicca ...
El documento, con cuyo material Tat¨® tambi¨¦n ha editado un libro, nos muestra a un hombre que cree en la naturaleza -la mayor¨ªa de las confesiones las hace Mastroianni al aire libre, junto al mar o en medio de un paisaje de altas montafias-, que le duele la destrucci¨®n de los nidos, la desaparici¨®n de los bosques y la agon¨ªa de los r¨ªos. Un hombre que hace c¨¢lculos con los cigarros que se ha fumado a lo largo de su vida: 50 cigarrillos diarios durante 50 a?os, casi un mill¨®n de cigarrillos. "Como para oscurecer el cielo de Roma", dice ir¨®nico. "Se sabe que es malo, pero se sigue fumando. ?Servir¨¢ para llenar vac¨ªos?". Un hombre que rechaza su imagen de latin lover. "?Qu¨¦ paciencia! Hace 35 a?os que hice La dolce vita y los americanos dijeron que era un latin lover. Siempre buscando formulitas. F¨®rmula cosechada despu¨¦s por los periodistas europeos. Es f¨¢cil: latin lover. Ya se ha dicho todo. Pero, ?por qu¨¦? Quiz¨¢s es por el hecho de que en esa pel¨ªcula y en otras despu¨¦s estaba rodeado de bellas mujeres, pero eso no quiere decir que sea un latin lover. Me pagaban por abrazarlas. Fing¨ªamos que nos quer¨ªamos...", se lamenta el actor, cuyo f¨ªsico describe ¨¦l mismo: "brazos delgados, piernas delgadas, secas... Y esta nariz corta y los labios gordos". A ¨¦l, que le gustaban los labios finos de Jean Gabin.
El teatro y el cine ocupan un lugar muy especial en estos recuerdos. De c¨®mo se enamor¨® de Ch¨¦jov, autor con el que comenz¨® su carrera teatral de la mano de Luchino Visconti. "Con el paso de los a?os este amor ha sido cada vez m¨¢s grande, m¨¢s profundo. Me gusta ese peque?o mundo sumiso, hecho de personajes perdedores, siempre. Shakespeare es grande, enorme, pero los medios tonos de Ch¨¦jov para m¨ª son mas emocionantes". De c¨®mo el teatro es un templo donde nunca entra el sol y el cine es ese caj¨®n de sastre donde todo vale. De c¨®mo el teatro es palabra y cuerpo y el cine es extravagancia, confusi¨®n, magia.
Ese cine diminuto
Marcello Mastrolanni se pregunta si hoy el cine, la gran pantalla, tiene el mismo efecto fascinante que tuvo para su generaci¨®n. "O si quiz¨¢s lo tiene ese cine diminuto que yo no s¨¦ querer, la televisi¨®n". Sin dejar de reconocer que la -televisi¨®n es un invento colosal "Pudimos ver al hombre en la Luna"-, el actor, que trabaj¨® en cerca de 200 t¨ªtulos, algunos m¨¢s que memorables, como La dolce vita, Una jornada particular, Ojos negros o Sostiene Pereira, critica con sorna la imbecilidad de los concursos y "Jueguecitos" que invaden las cadenas. "Ya no la soporto. ?Ser¨¢ la edad? ?O la televisi¨®n es realmente cretina?".Delicioso Mastroianni. Delicioso ese hombre que recuerda el sabor y el olor de la sopa con garbanzos. Que recuerda su primer sombrero y el primer dibujo de su hija B¨¢rbara. Que recuerda el silencio que se hizo en el restaurante Maxim de Par¨ªs cuando apareci¨® Gary Cooper con esmoquin blanco. Que recuerda un viaje en tren durante la guerra. El tren entra en un t¨²nel. En la oscuridad y el silencio, una mujer le besa la boca. Que recuerda y confiesa: "Fue como una emoci¨®n fulminante, misteriosa. Nunca vi qui¨¦n era... ?C¨²antos a?os han pasado? Y, sin embargo, ese momento est¨¢ conmigo. Es uno de los recuerdos m¨¢s intensos de mi vida". Delicioso Mastroianni.
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