Los comunistas rusos no votaran el presupuesto mientras siga Chub¨¢is
El sue?o de los comunistas rusos es cargarse a Anatoli Chub¨¢is, vicepresidente primero del Gobierno, y gracias al esc¨¢ndalo provocado por los 13 millones de pesetas per c¨¢pita abonados a ¨¦l y a varios miembros de su equipo por un libro in¨¦dito sobre la privatizaci¨®n en Rusia han llegado a la conclusi¨®n de que o lo consiguen ahora o no lo conseguir¨¢n nunca. Guennadi Ziug¨¢nov, el l¨ªder comunista, ha recordado el proverbio que dice en r¨ªo revuelto, ganancia depescadores, y ha anunciado que se niegan a debatir los presupuestos generales mientras Chub¨¢is permanezca en su puesto.
Ese apoyo le resulta matem¨¢ticamente necesario al Gobierno para sacar adelante sus cuentas, pero si el presupuesto no sale tampoco el Ejecutivo va a enfrentarse a grandes problemas.El ultim¨¢tum comunista fue anunciado ayer por la ma?ana, despu¨¦s de una reuni¨®n a puerta cerrada del grupo parlamentario comunista en la Duma Estatal, la C¨¢mara baja del Parlamento ruso. "El grupo parlamentario comunista considera imposible discutir los presupuestos generales mientras Chub¨¢is ocupe el cargo de primer viceprimer ministro y titular de Finanzas", se dice en una nota difundida por el principal grupo de la oposici¨®n. Los comunistas piden tambi¨¦n a Bor¨ªs Yeltsin que convoque urgentemente a una reuni¨®n de los cuatro grandes (el jefe de Estado, el primer ministro, el presidente de la Duma y el del Consejo de la Federaci¨®n, la C¨¢mara alta) para examinar la situaci¨®n creada.
El esc¨¢ndalo en torno al libro a¨²n no publicado ya ha costado las cabezas de Alexandr Kazakov, subjefe de la administraci¨®n presidencial; de Maxim Boiko, viceprimer ministro y titular de Privatizaci¨®n, y de Piotr Mostov¨®i, jefe de la Direcci¨®n Federal para Bancarrotas. Yeltsin, sin embargo, conserv¨® a Chub¨¢is, aunque le dio un fuerte rapapolvos. La editorial Segonia Press fij¨® unos honorarios de 13 millones de pesetas para cada uno de los cinco coautores. El quinto beneficiario es Alfred Koj, quien en agosto fue relevado como ministro de Privatizaci¨®n.
Conservar a Chub¨¢is es imperativo: su cese en las actuales circunstancias tendr¨ªa una influencia negativa en la situaci¨®n econ¨®mica rusa y, por el momento, Yeltsin no tiene con quien reemplazarlo, si es que no quiere cambiar la pol¨ªtica econ¨®mica. Precisamente el fanatismo de Chub¨¢is en la realizaci¨®n de las reformas econ¨®micas es lo que ha despertado el odio ac¨¦rrimo de los comunistas.
Otro problema es que Chub¨¢is tambi¨¦n se ha enemistado con los banqueros de los que hasta mediados de a?o era aliado: Bor¨ªs Berezovski y Vlad¨ªmir Gusinski, ambos miembros del grupo de los siete que en v¨ªsperas de las elecciones presidenciales de 1996 Firmaron un acuerdo para apoyar a Yeltsin.
La amistad se acab¨® despu¨¦s de la subasta del 25% de las acciones de Sviazinvest, la telef¨®nica rusa, que gan¨® el Omeximbak dirigido por el ex viceprimer ministro Vlad¨ªmir Potanin. El perdedor fue Gusinski, a quien se le deber¨ªan haber adjudicado las acciones de seguir la pol¨ªtica anterior de dar por turno un trozo del pastel de las privatizaciones a cada banquero que hab¨ªa apoyado a Yeltsin. Pero las reglas del juego fueron cambiadas s¨²bitamente, y se anunci¨® que de ah¨ª en adelante ganar¨ªa las subastas el mejor postor.
Berezovski apoy¨® a Gusinki y los medios de informaci¨®n controlados por ambos magnates lanzaron una gran campa?a contra Chub¨¢is y Bor¨ªs Nemtsov, el otro vicepresidente del Gobierno y del fin de Yeltsin. Esa batalla la ganaron los j¨®venes reformadores y el cese a primeros de mes de Berezovski como vicesecretario del Consejo de Seguridad, a petici¨®n de Chub¨¢is y Nemtsov, hizo pensar que ¨¦stos hab¨ªan triunfado definitivamente. Pero la revelaci¨®n de los pagos por un libro no publicado -un caso organizado, seg¨²n Chub¨¢is, por Berezovski y Gusinski- ha costado car¨ªsimo a los j¨®venes reformadores, que han perdido ya a sus principales colaboradores al tiempo que Chub¨¢is permanece en la cuerda floja.
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