LA BOMBA QUE VIAJ? EN AUTOB?S

Armand G. Cala, un ingeniero aeron¨¢utico americano jubilado de 72 a?os, casado con una italiana y residente en Florencia, ha viajado en un autob¨²s con 400 gramos de trilita, que pod¨ªan haber hecho saltar el veh¨ªculo por los aires, pero con buena intenci¨®n: consignar el explosivo a la polic¨ªa. Al salir de su casa, Cala vio por tierra un paquete, le propin¨® una patada y observ¨® unos hilos que provocaron su curiosidad. Como ha estado en dos guerras y tiene muy vistas las bombas, decidi¨® llevarse a casa la que acababa de encontrar, pensando que ya no estar¨ªa activa. La desmont¨®, vio que iba acompa?ada de un receptor-transmisor y de varias piezas magn¨¦ticas destinadas posiblemente a pegarla a una superficie met¨¢lica. Esto le hizo mosquearse y, ciudadano servicial, en vez de llamar a los artificieros decidi¨® llevar ¨¦l mismo el paquete a la polic¨ªa, y adem¨¢s, utilizando el transporte municipal. En la comisar¨ªa vieron que el artefacto estaba en perfecto estado de revista.-