Franquismo redivivo

EL PROGRAMA de debate de Luis Herrero en TVE ya hab¨ªa dado que hablar y criticar -por el propio Consejo de Radiotelevisi¨®n- en su corta existencia. Pero nunca con mayor motivo que en la madrugada del mi¨¦rcoles, cuando una emisi¨®n titulada Qu¨¦ queda del franquismo devino, para sorpresa de los telespectadores, en un alegato contra el sistema democr¨¢tico en el que abundaron alegremente cuatro de los cinco convocados bajo la complaciente sonrisa del presentador.La idea pod¨ªa parecer impecable. Dos representantes del franquismo enfervorizado: Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora, ministro de Obras P¨²blicas e ide¨®logo de la dictadura, y Ricardo de la Cierva, historiador de oficio, hagi¨®grafo del propio caudillo y ministro de UCD en la transici¨®n. Y por parte del antifranquismo, en diferentes grados de indignaci¨®n, Antonio Garc¨ªa Trevijano, notario; Gabriel Albiac, fil¨®sofo, y Juan Pablo Fusi, historiador.

Pero las cosas no transcurrieron de forma tan ordenada, puesto que el debate -escamoteado- sobre el franquismo se convirti¨® en un disparatado ataque contra la democracia en el que compitieron gozosamente, en una antolog¨ªa del desprop¨®sito, Garc¨ªa Trevijano y Albiac bajo el benepl¨¢cito de los franquistas hist¨®ricos, que ve¨ªan c¨®mo el pr¨®jimo les hac¨ªa el trabajo sucio. En resumen, cuatro contra Fusi, ¨²nico defensor coherente del sistema de libertades, y un sexto, sonrosadamente imp¨¢vido, el propio Herrero.

El notario y el fil¨®sofo coincidieron en una apreciaci¨®n troncal: que el f¨¦lipismo -forma que, seg¨²n ellos, adopta esta presunta democracia en Espa?a-no era sino un trasunto, una continuidad, un "estadio superior" del r¨¦gimen franquista, como pontific¨® AIbiac en pose de Lenin televisivo. Naturalmente, no pod¨ªa ser ¨¦ste el punto de vista de Fern¨¢ndez de la Mora, ni de De la Cierva -que se esmer¨®, sin embargo, en proclamar que la democracia es cosa buena-, quienes tuvieron palabras de encendido elogio para la dictadura, pero les resultaba extraordinariamente c¨®modo que el proceso a la monarqu¨ªa constitucional se lo sirviera en bandeja el aparente adversario ideol¨®gico. Trevijano se empe?¨®, en una laboriosa persecuci¨®n del sexo de los ¨¢ngeles, en que no es un sistema constitucional, sino s¨®lo parlamentario.

Resulta formidable comprobar c¨®mo, precisamente dos d¨ªas antes del aniversario de la muerte del dictador, la televisi¨®n p¨²blica ataca con toda impunidad a la democracia, y hace juegos malabares para que la aritm¨¦tica de representantes de franquismo y antifranquismo arroje un artificial balance de cuatro a uno contra la Espa?a democr¨¢tica. Y eso que no compareci¨® un sexto invitado, Antonio Carro, ministro de los dos Gobiernos que presidi¨® Arias Navarro, en la fase terminal del dictador y en los primeros siete meses del posfranquismo. La goleada pudo haber sido todav¨ªa mayor.

Es el momento de recordar que el Consejo de Radiotelevisi¨®n ya solicit¨® la desaparici¨®n de este programa de debate por su manifiesta "falta de imparcialidad y objetividad"; que el director de RTVE, Fernando L¨®pez-Amor, ex diputado del PP, desoy¨® la petici¨®n del consejo y decidi¨® mantener al presentador y a su programa en la rejilla de TVE; y que ayer, justamente despu¨¦s del bochorno franquista de la noche anterior, el vicepresidente del Gobierno ?lvarez Cascos convalid¨® en el Senado esta decisi¨®n de L¨®pez-Amor. Todo un ejercicio de coherencia.