Pa?uelo
En septiembre de 1973, una de las muchas familias chilenas que sufrieron las consecuencias del golpe de Pinochet tuvo que dispersarse. Y uno de los hijos, entonces un cr¨ªo, fue a parar a Kiev. Casi un cuarto de siglo m¨¢s tarde, este muchacho, que ya vive en Santiago con los suyos, tiene que controlar su salud: estaba en Kiev cuando se produjo la cat¨¢strofe nuclear de Chern¨®bil. De modo que una trama fascista desencadenada desde los cuarteles condicion¨® algo m¨¢s que la estabilidad y el futuro de un pa¨ªs: se meti¨® directamente en la sangre, como un veneno, de alguien que entonces ignoraba en d¨®nde estaba Ucrania. El mundo es un pa?uelo.Por eso no parece una tonter¨ªa que AFAN, la asociaci¨®n espa?ola de padres que se preocupa por los ni?os v¨ªctimas de Chern¨®bil monte una vez m¨¢s su rastrillo en el Mercado de Puerta de Toledo de Madrid, entre los d¨ªas 4 y 8 del pr¨®ximo diciembre, para recibir cuanta solidaridad podamos acercarles.
M¨¢s. Mientras aqu¨ª andamos todo el d¨ªa cogi¨¦ndonos los nacionalismos con papel de fumar, hay a¨²n lugares donde a uno le proh¨ªben usar la propia lengua. En esta situaci¨®n se encuentran los albaneses de Kosovo. En 1990, el Parlamento de Serbia aboli¨® todas las instituciones de ense?anza y educaci¨®n en alban¨¦s e impuso medidas coercitivas; cerca de 1.000 profesores, 200 empleados de la Administraci¨®n y m¨¢s de 27.000 estudiantes han sufrido la brutalidad policial desde entonces. Mujeres de Negro, la asociaci¨®n que desde Belgrado alz¨® la voz por la paz en los d¨ªas m¨¢s duros de la desintegraci¨®n de la antigua Yugoslavia, hace ahora un llamamiento para que nos sumemos a la demanda, apoyada en acciones no violentas, de los estudiantes albaneses de Kosovo para volver a sus edificios p¨²blicos.
Porque el mundo es un pa?uelo.
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