Pinochet se resiste a desaparecer del escenario pol¨ªtico chileno
En una terraza de Providencia, la hermosa Andrea mortifica a los peatones con la generosa exhibici¨®n de un ombligo de 18 a?os y un profundo cruce de piernas. "Pinochet hizo da?o a mucha gente", dice. El Pera, tal cual, repartidor de estopa en el programa Maldita sea, del canal Rock and Pop, tambi¨¦n frecuent¨® esta avenida, que marc¨® durante d¨¦cadas la moda y el lenguaje de la capital chilena. "Los pacos [carabineros] no hallaban c¨®mo sacarnos de all¨ª en el 87. Hac¨ªan redadas, le quitaban los discos a la gente"
Ni El Pera ni Andrea entienden todav¨ªa aquella bienintencionada requisa de coplas, probablemente sediciosas, comunistoides. "Pinochet deber¨ªa desaparecer", reclama la bella de Providencia. Asiente, sin profundizar en el concepto, su querido pololo, su novio, Alfredo: "Nos tiene fritos".Pero el ex dictador Augusto Pinochet (1973-1990) no quiere desaparecer. Aunque abandona el pr¨®ximo marzo la jefatura del Ej¨¦rcito, continuar¨¢ su centinela en el Senado, imaginaria vitalicio del devenir de la patria, inspector de por vida de los proyectos de ley enviados por la C¨¢mara de Diputados, al frente de una junta militar encaramada de matute. Y a Dios gracias, piensa Hern¨¢n Briones, director de la Fundaci¨®n Pinochet, anfitri¨®n de la fiesta por el 82 cumplea?os del patriarca, a quien debe buena parte de la prosperidad de sus 20 empresas. "Durante su Gobierno se estableci¨® un programa econ¨®mico que ha revolucionado Chile y est¨¢ siendo copiado en toda Latinomamerica".
Fue aquella una estabilidad a toque de queda, un liberalismo sin huelgas que desbroz¨® el camino de los actuales ¨¦xitos macroecon¨®micos del pa¨ªs, pretendidos por la regi¨®n porque son estables y aguantan turbulencias financieras.Ex ministros del r¨¦gimen, empresarios, parlamentarios, alcaldes -y otros muchos leales, hasta mil, confirmaron su asistencia a la onom¨¢stica que se celebra ma?ana. Se les requiere puntualidad, etiqueta y casi 20.000 pesetas por cubierto. De postre, tulipa de chocolate amargo, y posiblemente v¨ªtores por el derrocamiento del socialista Salvador Allende hace 17 a?os. "A lo largo del tiempo que he conocido al general m¨¢s de cerca, me he dado cuenta de que es un hombre absolutamente especial. en su manera de ser, en su bondad", se confes¨® Briones. Atesora el empresario en su despacho un retrato del or¨¢culo con dedicatoria manuscrita.
Esa manera de ser tan especial del general, cruentamente puesta de manifiesto durante los a?os del plomo, las salvaguardas impuestas a la Constituci¨®n de 1980 para asegurar la permanencia castrense en el machito, a¨²n distorsionan la democracia chilena, limitan las atribuciones de la coalici¨®n gobernamental presidida por Eduardo Frei, y sublevan a la mayor¨ªa de las v¨ªctimas de la dictadura, que tiene por claudicaci¨®n lo que el Ejecutivo llama necesaria pol¨ªtica de conciliaci¨®n hacia los cuartos de banderas. El reciente veto de Frei al ascenso a general del brigadier Jaime Lepe, vinculado con el asesinado del diplom¨¢tico espa?ol Carmelo Soria, no fue f¨¢cil, y sienta un saludable precedente. El 43% de los chilenos respald¨® la medida, seg¨²n Fundaci¨®n Futuro, dirigida por el conservador Sebasti¨¢n Pi?era.Sustituye al general¨ªsimo m¨¢s antiguo del planeta un general m¨¢s joven y le¨ªdo, previsiblemente m¨¢s profesional, Ricardo lzurieta, de 54 a?os, discreto durante la dictadura pero en buena sinton¨ªa con su predecesor, pues pocas novedades caben esperar de un Ej¨¦rcito de perfil prusiano, ganador siempre, siempre prietas las filas. Los cuadros reacios al golpe de 1973 ya fueron depurados. "Cualquiera mejor que Pinochet", resume la oposici¨®n.
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