La prensa despu¨¦s de Diana
En primera p¨¢gina, y a cuatro columnas, EL PA?S public¨® el 23 de octubre una sobrecogedora fotograf¨ªa del cad¨¢ver de un joven inmigrante marroqu¨ª arrojado por el mar sobre una playa de Tarifa tras el intento frustrado de atravesar en, una patera, junto con otros compatriotas, las aguas del Estrecho. En fechas posteriores, fotograf¨ªas no menos sobrecogedoras, relativas a cat¨¢strofes naturales, accidentes de diverso tipo o atentados, han sido tambi¨¦n reproducidas en primera o en p¨¢ginas interiores. ?Habr¨ªa que reconvenir al fot¨®grafo de prensa que capt¨® con su c¨¢mara esas sobrecogedoras im¨¢genes y a EL PA?S por publicarlas? Despu¨¦s de la ola de recelo desatada en amplios sectores de la opini¨®n p¨²blica contra los fot¨®grafos de prensa tras la muerte de Diana de Gales, no es descartable que esa actitud se manifieste tambi¨¦n ante las im¨¢genes que captan "la realidad del mundo", y no s¨®lo ante las que reflejan la vida y milagros de la "gente famosa".Recientemente, el diario franc¨¦s Le Monde se ha hecho eco de este asunto en un art¨ªculo titulado La photographie apr¨¦s Diana. Su autor, Michel Guerrin, se preguntaba: "?Es posible todav¨ªa informar en im¨¢genes? La amenaza nunca ha sido tan fuerte en la medida en que el espacio p¨²blico se ha convertido en un territorio prohibido". Pero el recelo no s¨®lo alcanza al periodismo gr¨¢fico, sino al periodismo a secas. En Francia, lo sucedido en la noche del s¨¢bado 30 de agosto en el t¨²nel de L'Alma, en Par¨ªs, ha avivado las cr¨ªticas contra la prensa. Una situaci¨®n que viven con preocupaci¨®n los periodistas de ese pa¨ªs, hasta el punto de dar lugar a debates sobre la autorregulaci¨®n profesional como el patrocinado en Par¨ªs por la asociaci¨®n Reporteros sin Fronteras bajo el significativo r¨®tulo de Los periodistas, ?presuntos culpables? Pero hay sectores a los que no basta el autocontrol. Tampoco les satisfacen medidas como la anunciada por la ministra francesa de Cultura y de Comunicaci¨®n, Catherine Trautmann, de designar "defensores del lector" en los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos en el marco de la autorregulaci¨®n impulsada por los periodistas. Estos sectores quieren que los excesos de la prensa se limiten desde el poder con leyes espec¨ªficas, al margen del C¨®digo Penal, que regulen el derecho a la libertad de informaci¨®n. No est¨¢, pues, fuera de lugar el t¨ªtulo que encabeza esta columna dominical.
Pero si el Defensor del Lector trata este tema es porque,a algunos lectores de EL PA?S tambi¨¦n parece haberles alcanzado esa ola de recelo ante el periodismo gr¨¢fico desatada tras la muerte de Diana. Son lectores que cuestionan la publicaci¨®n de fotograf¨ªas que reflejan "la realidad cotidiana del mundo" -atentados terroristas, ajusticiamientos p¨²blicos, fosas comunes, estragos de las minas antipersonales...- y que hasta ahora eran aceptadas sin disputa, pese a su indudable dureza. Un lector de Barcelona, Jorge Juyol, no duda en encuadrar este tipo de fotograf¨ªas en un "sensacionalismo period¨ªstico de bajura". El s¨ªndrome Diana se proyecta, pues, sobre un terreno m¨¢s amplio que el de los paparazzi, a los que ha convertido en villanos de una historia imposible sin la atracci¨®n fatal que sienten por ellos sus presuntas v¨ªctimas.
Pero ser¨ªa desproporcionado, adem¨¢s de injusto, que, como consecuencia del tr¨¢gico accidente de Diana, se llegara a poner en entredicho el papel de la fotograf¨ªa y del fot¨®grafo de prensa en el periodismo actual. No es ¨¦sa la conclusi¨®n pertinente de un debate sin duda necesario, pero que debe centrarse en los m¨¦todos que atentan contra la intimidad y en las actitudes que comercian con ella desde dentro y fuera de los medios de comunicaci¨®n. En el caso de EL PA?S, la fotograf¨ªa forma parte esencial de su dise?o informativo. Para su obtenci¨®n y elaboraci¨®n operan los mismos principios de veracidad y rigor que se exigen para la informaci¨®n en general. Se establece, en todo caso, una cl¨¢usula restrictiva sobre la publicaci¨®n de aquellas fotograf¨ªas que sean desagradables, salvo que a?adan informaci¨®n. Pero decidir si una fotograf¨ªa es o no desagradable tiene mucho de subjetivo por m¨¢s que existan elementos objetivos sobre los que fundar la decisi¨®n. Tambi¨¦n lo tiene determinar si una fotograf¨ªa a la que se juzga desagradable a?ade o no informaci¨®n a los efectos de justificar su publicaci¨®n. Esta subjetividad se manifiesta en las variadas y encontradas opiniones que expresan los lectores al respecto. Para algunos lectores, como los que en los ¨²ltimos tiempos se han dirigido al Defensor del Lector, son fotograf¨ªas desagradables muchas de las que reflejan los variados acontecimientos tr¨¢gicos que conforman la realidad cotidiana del mundo actual.
Existen, sin duda, modelos informativos m¨¢s reticentes o precavidos frente a la imagen, como es el caso de la prensa anglosajona. Jos¨¦ Manuel Calvo, antiguo corresponsal de la cadena SER en Washington y en la actualidad periodista de EL PAIS, explica que "los peri¨®dicos norteamericanos evitan la publicaci¨®n de material gr¨¢fico que pueda herir la sensibilidad de sus lectores. La sociedad reacciona negativamente ante testimonios gr¨¢ficos chocantes y castiga a los medios que atraviesan la frontera -no expl¨ªcitamente delimitada- que separa la informaci¨®n de la agresi¨®n visual. El razonamiento que respalda esta postura podr¨ªa resumirse as¨ª: 'Estoy desayunando tranquilamente y no quiero que nada me amargue el d¨ªa". Para Ricardo Mart¨ªnez de Rituerto, corresponsal de EL PA?S en Londres entre 1987-1991, "la prensa brit¨¢nica se ha desenvuelto, al menos hasta poco despu¨¦s de la muerte de Diana, en una estridente paradoja: mucha discreci¨®n con las im¨¢genes duras y lucha a muerte por im¨¢genes de vida privada de personajes de primera, segunda o tercera categor¨ªa. En los peri¨®dicos brit¨¢nicos es imposible encontrar im¨¢genes como las que han sorprendido y disgustado a algunos de nuestros lectores, pero tampoco se publican im¨¢genes de v¨ªctimas mortales de accidentes u otros sucesos violentos".
En Espa?a, y con motivo del debate suscitado a ra¨ªz de la muerte de Diana, algunos han justificado la publicaci¨®n de fotos duras, e Incluso desagradables, s¨®lo en el caso de que transmitan alg¨²n tipo de mensaje moral (las referidas fundamentalmente a los conflictos civiles y hambrunas en los pa¨ªses del Tercer Mundo). Pero la informaci¨®n, tambi¨¦n la gr¨¢fica, no se justifica por ning¨²n mensaje moral, sino por su capacidad para transmitir con rigor y veracidad la realidad que reflejan. Justamente es lo que han echado en falta algunos lectores en las fotonoticias (EL PA?S de 21 de noviembre, secci¨®n de Internacional) relativas a la violaci¨®n y asesinato a cuchillo por soldados del Ej¨¦rcito de Indonesia de una mujer de la ex colonia portuguesa de Timor. Son fotograf¨ªas crueles, terribles, que muestran la violencia prepotente e impune de unos soldados sobre una persona indefensa. Pero el aut¨¦ntico significado de esas fotos est¨¢ en que reflejan actos directamente relacionados con la lucha de liberaci¨®n que mantiene el pueblo de Timor contra Indonesia desde 1975. De ah¨ª que sea cuestionable que esas fotograf¨ªas se presenten como aisladas y desgajadas -como de un conflicto del que los lectores de EL PA?S apenas est¨¢n informados. La fotograf¨ªa de prensa no tiene un fin en s¨ª misma: el de su contemplaci¨®n admirativa o cr¨ªtica. Alcance la categor¨ªa de fotonoticia o se quede en apoyo gr¨¢fico de un texto informativo, la fotograf¨ªa de prensa se justifica si, a trav¨¦s de la imagen que transmite, ayuda al lector a comprender la realidad de lo que acontece.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor elpa¨ªs.es), o telefonearle al n¨²mero (91) 337 78 36.
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