El Salamanca toma Mestalla

"Campeones, campeones, o¨¦, o¨¦, o¨¦". Faltaban breves minutos para el final y al p¨²blico de tribuna le sali¨® del alma este sarcasmo contra el presidente del club, que para entonces ya se hab¨ªa rodeado en el palco de una decena de polic¨ªas. Mestalla transform¨® la ira en sarcasmo y escupi¨® sobre el presidente que lleg¨® un d¨ªa al palco con el demag¨®gico "Per un Valencia campe¨®". Por lo dem¨¢s, el partido no sorprendi¨® a nadie: se enfrentaban el 17? y el 19? clasificados y ninguno de los dos pudo disimularlo.Se juntaron el hambre y las ganas de comer. El hambre, por supuesto, el Valencia, un equipo inanimado, inerme, anodino, limitado a un ¨²nico plan de ataque: balones largos al Piojo L¨®pez, que como es m¨¢s r¨¢pido que nadie alguna opci¨®n tendr¨¢ de superar la pared salmantina. Y las ganas de comer, el Salamanca, un conjunto con un tufo muy antiguo, predispuesto a acumular tantos hombres en defensa como le sea posible.

El resultado de lo cual se torn¨® inevitable: una primera parte mala de la que s¨®lo se pudo rescatar alg¨²n ca?o de Taira y algunas carreras del Piojo, que intent¨® explotar su velocidad. No hab¨ªa otro remedio.

El resto, el gran tost¨®n. A pesar de lo cual, el p¨²blico hizo gala una vez m¨¢s de su paciencia descomunal. No hubo unanimidad. La grada se ha dividido, entre quienes piden la cabeza de Roig y quienes quieren salvarla, de manera que el famoso "Paco vete ya" no lleg¨® a ser un¨¢nime aunque s¨ª bastante sonoro.

Tras el descanso, el Salamanca cay¨® en la cuenta. Advirti¨® el equipo de Chechu Rojo que el Valencia est¨¢ fundido y se march¨® a por la victoria. Primero avis¨® Paulo Torres con un trallazo en una falta directa: al palo; y despu¨¦s el mismo lateral izquierdo, que recorri¨® la banda para servir un centro templado que cabece¨® Pauleta a la red.

A estas alturas, Mestalla era preso de una gran confusi¨®n: los que estaban furiosos, los que recurr¨ªan a la iron¨ªa, los que se pon¨ªan de parte del Salamanca y los que no sab¨ªan qu¨¦ postura tomar. Y en ¨¦sas Zubizarreta, que oy¨® los ¨¢nimos de algunos al Salamanca, se encar¨® fugazmente con la grada ante la actitud de algunos hinchas.

Claro que la soluci¨®n la crey¨® hallar Ranieri, un tipo t¨¢ctico sin duda. Si en el primer tiempo tuvo un solo plan (Claudio L¨®pez), en el segunda decidi¨® quedarse sin ninguno: sustituy¨® a L¨®pez y se qued¨® desnudo.