Minas: los siguientes pasos
La solemne firma en Ottawa de la convenci¨®n que proh¨ªbe el empleo y producci¨®n de minas antipersonales culmina una etapa trascendental del llamado proceso de Ottawa, iniciado hace poco m¨¢s de un a?o, y por el que un Gobierno (el canadiense) decidi¨® ponerse al servicio de una causa c¨ªvica, la prohibici¨®n de las minas, impulsada desde 1992 por una coalici¨®n internacional de ONG. Culmina s¨®lo una etapa, y no la totalidad del proceso, porque son muchas las cosas que restan a¨²n por hacer en este tema y en lo que gira a su alrededor. Las declaraciones efectuadas por Joddy Williams, coordinadora general de la campana, en el momento de recibir la noticia de que hab¨ªa sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz, as¨ª lo atestiguan.A la convenci¨®n le faltan todav¨ªa muchas firmas, algunas de ellas muy significativas, por tratarse de pa¨ªses productores o que utilizan minas en cantidades importantes. Despu¨¦s de Ottawa, por tanto el siguiente paso ser¨¢ ampliar el n¨²mero de pa¨ªses firmantes, ya sea por propio convencimiento o por presi¨®n externa. Paralelamente, y en un proceso que durar¨¢ d¨¦cadas, urge multiplicar los recursos econ¨®micos, humanos y t¨¦cnicos para avanzar en el desminado, con generosidad por parte de todos y, por qu¨¦ no, aplicando tambi¨¦n el principio de "quien ha minado, que pague lo que le corresponde".
Pero las minas no van solas. Hay otros artefactos de efectos similares, como las bombas de racimo, las bombas aire-combustible (tambi¨¦n llamadas bombas de mezcla carburante), que por su efecto indiscriminado causan males superfluos o sufrimientos innecesarios, lo que est¨¢ expresamente prohibido por el art¨ªculo 35 del Primer Protocolo Adicional de los Convenios de Ginebra. En Estados Unidos y en varios pa¨ªses europeos, las ONG de las minas est¨¢n batallando tambi¨¦n por este aspecto. No en vano, las ONG que impulsan la campa?a en Espa?a solicitaron y lograron, sin ning¨²n otro voto en contra, que el pleno del Congreso del pasado 25 de febrero acordara que la futura ley que proh¨ªba las minas incluya tambi¨¦n "las bombas de racimo y armas de efectos similares", aunque existe la sospecha de que el Gobierno quiere retirar ese p¨¢rrafo de la futura ley. La convenci¨®n de las minas, sin embargo, ser¨¢ letra muerta si la opini¨®n p¨²blica no tiene garant¨ªas de comprobar que efectivamente no se fabrican ni exportan dichos artefactos. Esta exigencia topa con una pr¨¢ctica muy extendida de secretismo respecto al comercio de armamentos. Por ello, las ONG de las minas y varios centros de investigaci¨®n sobre paz exigen al mismo tiempo dos medidas elementales para terminar con la situaci¨®n actual de secretismo y descontrol del comercio armamentista: la transparencia en los datos, dando publicidad peri¨®dica de los productos exportados y de los pa¨ªses compradores, y el control parlamentario previo a las exportaciones, especialmente las dirigidas a pa¨ªses con un mal historial de derechos humanos, con problemas de militarizaci¨®n o envueltos en conflicto. Otro pleno del Congreso, del mes de marzo, tambi¨¦n comprometi¨® al Gobierno a avanzar en este campo, como resultado de una campa?a impulsada por varias ONG espa?olas, y que ahora est¨¢ siendo imitada en varios pa¨ªses europeos. La forma m¨¢s efectiva para avanzar en este aspecto es apoyar el C¨®digo de Conducta sobre las exportaciones que est¨¢n proponiendo muchas ONG y varios premios Nobel de la Paz, y que ampliar¨ªa y detallar¨ªa el significado de los ocho criterios comunes que en 1991 y 1992 ya estableci¨® la Uni¨®n Europea sobre las exportaciones de armamento. El Gobierno espa?ol se ha comprometido a incorporar en la legislaci¨®n espa?ola y "desarrollar" los ocho criterios mencionados, pero no se ha comprometido a introducir el c¨®digo, a diferencia de Gobiernos como el del Reino Unido, Alemania, Suecia, B¨¦lgica, Luxemburgo e Irlanda, y quiz¨¢ Francia en un pr¨®ximo futuro.
Citar a estos pa¨ªses, junto a Canad¨¢ y alg¨²n otro, es particularmente oportuno en estos momentos, para mostrar un nuevo estilo de hacer pol¨ªtica surgido a ra¨ªz de la campa?a internacional de las minas. Si bien esta campa?a ha sido impulsada y protagonizada por las ONG, su ¨¦xito quiz¨¢ no habr¨ªa sido tal de no haber conseguido la complicidad de muchos medios de comunicaci¨®n y de un grupo de "pa¨ªses amigos", cuyos ministerios de Exteriores han decidido trabajar codo a codo con dichas organizaciones, invit¨¢ndolas constantemente a producir documentos y a participar en reuniones y seminarios. En estos momentos est¨¢ ocurriendo algo similar respecto a la agenda de "los siguientes pasos" que he mencionado, y las ONG son consultadas y escuchadas en las canciller¨ªas y en los Parlamentos de varios pa¨ªses. Quienes han tenido estas experiencias lamentan
profundamente que Espa?a sea tambi¨¦n la excepci¨®n, y que, a pesar de su buena predisposici¨®n a cooperar, los centros y las ONG espa?oles que trabajan estos temas aqu¨ª s¨®lo sean realmente atendidos por algunos parlamentarios, pero raramente por el Gobierno, que no sabe entender las ventajas de promover y cooperar con esta nueva y eficaz diplomacia civil sobre desarme.
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