La fiscal general de EE UU no cierra a¨²n el caso de la financiaci¨®n

Janet Reno, vituperada por los republicanos, en desacuerdo con el director del FBI y enfrentada a graves divisiones en el seno de su departamento, insisti¨® ayer en que sus investigaciones sobre el esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n electoral no est¨¢n cerradas. Aunque ha exculpado a Bill Clinton y Al Gore por las llamadas telef¨®nicas en busca de fondos efectuadas desde la Casa Blanca, la fiscal general y titular del Departamento de Justicia afirm¨® que sigue otras pistas. La m¨¢s importante es la que conduce al secretario (ministro) de Interior, BruceBabbitt.

Reno tambi¨¦n insiste ahora en que el presidente y el vicepresidente norteamericanos no est¨¢n por completo a salvo de ser inculpados. Sus investigaciones, asegura, intentan determinar si exisiti¨® "una gran conspiraci¨®n de altos cargos para violar las leyes federales".Un comit¨¦ de la C¨¢mara de Representantes ha citado el pr¨®ximo martes a Reno y a Louis Freeh, el director del FBI. El comit¨¦, dirigido por legisladores republicanos, quiere saber cu¨¢l es la naturaleza exacta de sus diferencias. Freeh no oculta su desacuerdo con la decisi¨®n de la fiscal general de dar por cerrado el cap¨ªtulo del esc¨¢ndalo relativo a Clinton y Gore; en su opini¨®n, deber¨ªa haber sido puesto en manos de un fiscal independiente.

Mientras fuentes de la Casa Blanca que no quisieron ser identificadas acusaron ayer a Freeh de "deslealtad" al presidente, Janet Reno intent¨® minimizar sus diferencias con el director del FBI y asegur¨®: "Trabajar con ¨¦l es un placer".

A los muchos elementos escandalosos o pintorescos del caso de la financiaci¨®n de la campa?a para la reelecci¨®n, en 1996, de Clinton y Gore -las llamadas desde la Casa Blanca, los caf¨¦s en la residencia presidencial, la cesi¨®n del dormitorio Lincoln a los donantes m¨¢s rumbosos, la posible implicaci¨®n indirecta de China, la presencia de Gore en un acto recaudatorio en un templo budista,...- se sobrepone ahora el denominado asunto de los casinos indios.

Los casinos de juego se han convertido en el principal recurso econ¨®mico de las desdichadas comunidades de habitantes abor¨ªgenes de Estados Unidos. Pues bien, Babbitt, el secretario de Interior, est¨¢ acusado de haberle negado a tres tribus indias de la rama Chippewa el derecho a abrir casinos en sus territorios en Wisconsin, y ello porque el Partido Dem¨®crata recibi¨® dinero para su campa?a electoral de tribus indias rivales.

Opuestas, por razones de competencia, a que los Chippewa abrieran casinos en sus tierras, varias tribus vecinas se pusieron en contacto en 1995 con el lobbysta y recaudador de fondos dem¨®crata Patrik O'Connor. ?ste les dijo que usar¨ªa sus influencias en la Casa Blanca siempre y cuando los interesados contribuyeran a la pr¨®xima campa?a electoral del Partido Dem¨®crata.

Casinos indios

En julio de 1995, el Departamento de Interior, que dirige Babbitt, neg¨® las licencias de apertura de casinos a los Chippewa. D¨ªas despu¨¦s, las tribus apadrinadas por O'Connor ingresaron un m¨ªnimo de 270.000 d¨®lares (40 millones de pesetas) en las arcas electorales dem¨®cratas.El Departamento de Justicia investiga esa historia y Reno, su titular, debe decidir a mediados del pr¨®ximo febrero si considera que hay razones suficientes para ponerla en manos de un fiscal independiente. El hecho de que haya exonerado a Clinton y Gore por el asunto de las llamadas no significa que el secretario de Interior vaya a tener la misma suerte.

La m¨¢quina puesta en pie hace un a?o por el Departamento de Justicia sigue trabajando en el esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n, insiste Reno. Se trata de unos 120 abogados y agentes del FBI, que ya han estudiado un mill¨®n de p¨¢ginas de documentos diversos y han citado a declarar a medio millar de personas.

La fiscal general, acusada de partidismo por los republicanos, dice que, aunque ha archivado el asunto de las llamadas, esos 120 abogados se concentran en otras pr¨¢cticas y transacciones. Para empezar, siguen investigando a los oscuros recaudadores asi¨¢ticos del Partido Dem¨®crata como Charlie Trie y Johnny Chung. Esos recaudadores obtuvieron fondos electorales de personalidades, asociaciones y empresas extranjeras y pudieron ser empleados por China para inyectar dinero en la campa?a de 1996.

[Por otro lado, el congresista republicano Terry Everett acus¨® ayer al presidente Clinton de haber aceptado una contribuci¨®n econ¨®mica para su campa?a a cambio poder ser enterrado en el cementerio nacional de Arlington, donde reciben sepultura las principales figuras de EE UU y los ca¨ªdos en combate, sin tener derecho a ello, informa la agencia Reuters. Everett, miembro de la C¨¢mara de Representantes por Alabama, asegur¨® que Larry Lawrence, ex embajador norteamericano en Suiza e inhumado en Arlington en 1996, no sirvi¨® en la marina mercante ni fue herido durante la II Guerra Mundial, en contra de lo alegado por la Administraci¨®n.]