El Bar?a recupera el Iiderato
Los azulgrana ganan en Zaragoza tras ofrecer un gran primer tiempo
Guardiola zanj¨® en La Romareda todos los debates abiertos sobre las posibilidades y los sistemas de Van Gaal. La vuelta del medio centro devolvi¨® al equipo azulgrana el gusto por el bal¨®n, la movilidad, la verticalidad y el hambre de gol, aunque s¨®lo fuera durante 45 minutos. Porque tras la reanudaci¨®n, el Barcelona repiti¨® errores. Le entr¨® el miedo en el cuerpo; se ech¨® atr¨¢s, ayudado por la inclusi¨®n de Couto, y se dedic¨® a defender el resultado. Perdidas la frescura y la ambici¨®n, fue el equipo rampl¨®n hasta ahora conocido. Le bast¨® medio tiempo, sin embargo, para recuperar tambi¨¦n el liderato, pues el empate del Madrid en Oviedo rentabiliz¨® a¨²n m¨¢s la primera parte azulgrana en La Romareda.Lo sucedido en Zaragoza durante el primer periodo no tiene nada que ver con los tres ¨²ltimos desplazamientos, en los que el Barcelona hab¨ªa sucumbido, y la recuperaci¨®n lleg¨® ante un equipo bien plantado, cuajado de jugadores de una m¨¢s que aceptable calidad t¨¦cnica y que a pesar de los goles barcelonistas mantuvieron su gusto por el buen f¨²tbol.
Fueron 45 minutos de escuela holandesa, en los que se vio a un equipo que en muchos instantes recordaba los mejores tiempos de Cruyff o Van Gaal. La transformaci¨®n se fundament¨® en la presencia de Guardiola. Dio fortaleza al medio campo, sentido al juego ofensivo y criterio a un equipo que hasta ahora apenas hab¨ªa mostrado sus se?as de. identidad. Con Guardiola, el tr¨ªo de medias puntas pas¨® a ser letal. Figo, Giovanni y Rivaldo sacaron partido de los cambios de orientaci¨®n de Guardiola y con sus servicios pusieron cerco a la meta de Juanmi. Mientras, Celades, que recuperaba el puesto de libre, cubr¨ªa a la perfecci¨®n las carencias de Abelardo y Ferrer.
En esos minutos nada fue como hab¨ªa sido hasta ahora en el Barcelona. Por primera vez ganaba y convenc¨ªa. Y todos los aspectos de su juego que hasta ahora hab¨ªan sido analizados como anacr¨®nicos resultaban incuestionables. Hasta los marcajes ¨ªndividuales fueron ayer indiscutibles. Hombres tan poco sospechosos como Arag¨®n, Kily Gonz¨¢lez y Gustavo L¨®pez no encontraban la forma de hacer un regate o provocar un servicio en buenas condiciones. Las oportunidades azulgrana eran numeros¨ªsimas y la posibilidad de una goleada se cern¨ªa sobre La Romareda.
No vari¨® la disposici¨®n t¨¢ctica de ninguno de los dos equipos tras el descanso, pero s¨ª la an¨ªmica. El Barcelona sali¨® agarrotado, sin frescura y sin profundidad. Tuvo mucho que ver la aparici¨®n sobre el c¨¦sped de Arag¨®n, el hombre con m¨¢s visi¨®n futbol¨ªstica en el Zaragoza. Arrebat¨® a Guardiola el testigo y se convirti¨® en due?o del bal¨®n.
Van Gaal se contagi¨® del miedo que parec¨ªa atenazar a sus jugadores y dio entrada a Couto para reforzar el medio campo con Celades. Sin Figo, el Barcelona perdi¨® su capacidad de intimidaci¨®n en la l¨ªnea de tres cuartos y la fortaleza que hab¨ªa mostrado en el primer periodo. Fueron 45 minutos de un Barcelona nuevamente vulgar, sin presencia y sin identidad, al que s¨®lo la calidad de sus jugadores salvaba.
Arag¨®n devolvi¨® la emoci¨®n-, lo ¨²nico de lo que carec¨ªa el partido, a poco de la reanudaci¨®n. Fue un gol que espole¨® al Zaragoza y permiti¨® comprobar que los 45 minutos iniciales del Barcelona todav¨ªa no se pueden considerar algo natural y que falta tiempo y mucho trabajo para que los azulgrana asimilen los planteamientos de Van Gaal. Baste se?alar que Hesp, con dos sensacionales intervenciones, evit¨® el empate en unos minutos en los que el conjunto azulgrana ni siquiera pisaba el ¨¢rea.
Hubo conclusiones meridianamente claras. La contundencia de Couto est¨¢ reflida con el juego de despliegue y cambio de orientaci¨®n de Van Gaal; Guardiola es imprescindible, y en los metros finales, el Barcelona no puede prescindir de Figo y Rivaldo. Pese a administrar fuerzas, el Bar?a sali¨® l¨ªder de la jornada.
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