La guerra no ha terminado

El sida ya no interesa. ( ... ) Podemos sentirlo. Indignarnos incluso. Pero es as¨ª. Los nuevos tratamientos son los responsables. Son m¨¢s eficaces y est¨¢n disponibles en Francia sin restricciones, o casi. Como resultado, el n¨²mero de muertes ha descendido. A¨²n mejor, para algunos m¨¦dicos, el sida se ha convertido en enfermedad cr¨®nica. Pero ?se ha ganado la guerra? No. Estos progresos, reservados a los pa¨ªses desarrollados, ( ... ) se producen cuando las asociaciones constatan un descenso en el n¨²mero de voluntarios. Los que vinieron por compasi¨®n, por un hijo, por una persona cercana o un amante enfermo se han ido. Los dem¨¢s, desgastados por un trabajo en el que la muerte no cesa, no aguantan m¨¢s. ( ... ) En cuanto a los l¨ªderes, memoria viva y engranaje indispensable, necesitan cambiar de aires y ponerse al servicio de otras causas. ( ... ) Estas despedidas se producen cuando cambia la cara del sida: ya no es una enfermedad reservada a los gay, ahora ataca a poblaciones marginales ( ... ) que por encima de medicaci¨®n necesitan atenci¨®n social. Es ¨¦sta una actividad esencial de las asociaciones, las cuales tienen problemas para desembarazarse de su imagen militante, homosexual y parisiense. Han comprendido que su supervivencia depende de voluntarios seronegativos, mujeres y heterosexuales. ( ... ) Aunque se pierda una parte del combate pol¨ªtico y se haga del sida una enfermedad como las dem¨¢s.

6 de diciembre