La cumbre del clima, abocada a negociar la reducci¨®n de gases sobre una media del 5%
El propio autor de la propuesta considera modestos sus objetivos
EE UU a¨²n guard¨® anoche sus cartas. Los dem¨¢s segu¨ªan a la espera. Y el presidente de la comisi¨®n negociadora de la cumbre del clima, Ra¨²l Estrada, puso a los reunidos un papel sobre la mesa: la propuesta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero una media del 5% -respecto al nivel que exist¨ªa en 1990- en los pa¨ªses desarrollados, con un plazo del 2006 al 2010. La reducci¨®n media significa que no todos los pa¨ªses se comprometer¨ªan a limitar en igual cantidad sus emisiones. As¨ª, mientras que los 15 de la Uni¨®n Europea estar¨ªan en torno al 8% de reducci¨®n, EE UU se quedar¨ªa en un 5%, y Jap¨®n en un 2,5%. La cumbre de Kioto (Jap¨®n) termina hoy, pero las negociaciones se interrumpieron ayer. El acuerdo ser¨¢ in extremis.
Ya lo avis¨® Estrada por la ma?ana: ser¨ªa modesto en sus objetivos el documento final de negociaci¨®n, que intenta aglutinar todas las posturas negociadas en los d¨ªas de la cumbre y debatidas durante meses en el ¨¢mbito del Convenio Marco de Naciones Unidas para el Cambio Clim¨¢tico.La propuesta est¨¢ lejos de las posiciones m¨¢s avanzadas, como la que present¨® la delegaci¨®n europea (planteaba una reducci¨®n igual para todos los pa¨ªses desarrollados de un 15% respecto a los niveles de emisi¨®n de 1990). Frente a esa propuesta estaba la otra gran pieza del tablero, EE UU, con una firme posici¨®n contraria.
El mismo hecho de que surja de Kioto un compromiso de reducci¨®n de emisiones -y hacia esa meta parece que se caminaba ayer por la noche ya sin vuelta atr¨¢s en la cumbre-, recibir¨ªa elogios de casi todas las partes implicadas. El contenido real ya es otra cosa.
Ayer el d¨ªa comenz¨® con negociaciones duras y se mantuvo as¨ª durante horas y horas con reuniones interminables a puerta cerrada por las que se filtraba un permanente baile de cifras. Pese a ello, la clave del documento, y del protocolo final que se adopte, no est¨¢ s¨®lo en las cifras, como se han cansado de repetir las delegaciones -160 pa¨ªses han acudido a Kioto- y los observadores en la conferencia, incluido el centenar de grupos ecologistas presentes. Las medidas de puesta en pr¨¢ctica del acuerdo recogidas en el documento final -es decir, qu¨¦ se contabiliza y qu¨¦ no, y c¨®mo se contabiliza-, pueden constituir tales agujeros en el documento que su contenido real se escape por ellos. Desde el primer momento, la UE ha insistido en no admitir lo que considera agujeros o, lo que resulta casi lo mismo, condiciones de EE UU.
El documento Estrada, como se ha bautizado en la cumbre de Kioto la propuesta de la comisi¨®n, recoge la reducci¨®n de tres gases ya (el di¨®xido de carbono, el metano y el ¨®xido de azufre) y deja para m¨¢s adelante, pero en un plazo corto, los compromisos acerca de los otros tres gases de efecto invernadero cuya inclusi¨®n tanto se ha discutido (HFCs, PFCs y SF6). La delegaci¨®n estadounidense insist¨ªa ayer a ¨²ltima hora en incluir desde ahora mismo los seis gases en los balances de reducci¨®n, en lo que consideraba su marco global de protocolo.
La propuesta definitiva se referir¨¢ a los sumideros de CO2 (los) bosques con capacidad de absorci¨®n), si bien anoche segu¨ªan las negociaciones duras en Kioto para establecer condiciones y definir qu¨¦ bosques y transformaciones de suelo se aceptan como sumideros que compensan las emisiones y cu¨¢les no. Tambi¨¦n permitir¨¢ previsiblemente el comercio de emisiones, es decir, que un pa¨ªs pueda comprar a otro cupos de emisiones que el primero est¨¦ dispuesto a pagar y segundo a vender. Esto interesa sobre todo a EE UU y Rusia que como dicen algunos presentes, ya tienen incluso cerrados los acuerdos de compraventa.
Este comercio desvirtuar¨ªa el objetivo perseguido: que cada pa¨ªs acometa reducciones reales propias y no que compre el derecho a seguir contaminando. Las iniciativas comunes (acuerdos entre dos pa¨ªses para poner en marcha proyectos y repartir los descuentos de emisiones que se logren) quedan englobados en un nuevo cap¨ªtulo: Mecanismo para el Desarrollo Limpio, que se ocupar¨ªa de medidas para ayudar a los pa¨ªses en desarrollo en este ¨¢mbito. Quedar¨ªa por precisar qui¨¦n y c¨®mo aportar¨ªa los fondos para ese fondo de ayuda.
"Estamos luchando muy fuerte y es muy dif¨ªcil lograr un objetivo ambicioso", coment¨® ayer la comisaria europea de Medio Ambiente, Ritt Bjerrgaard. "Hay muchos tecnicismos que discutir".
En medio de tan denso desarrollo de los contactos y las posturas, se produjeron ayer enfrentamientos en algunos grupos. En la Uni¨®n Europea, pese a que en todo momento se present¨® una imagen p¨²blica de bloque sin fisuras, hubo sus m¨¢s y sus menos en cuanto a qu¨¦ posturas asumir frente a los otros negociadores, sobre todo EE UU. Alemania, Francia y Dinamarca eran los partidarios de mantener posiciones duras, mientras que el Reino Unido y Holanda se inclinaban a ceder algo. A ¨²ltima hora de la noche de ayer, la ministra espa?ola de Medio Ambiente, Isabel Tocino, coment¨® -en la puerta de la sala donde estaban reunidos los ministros de los 15 pa¨ªses europeos- que continuaban los contactos con Estados Unidos y que la UE a¨²n no hab¨ªa empezado a trabajar a fondo en el documento Estrada.
El G-77, que engloba a los pa¨ªses en desarrollo, apoya en principio la postura de la UE, pero tampoco faltaron sus enfrentamientos entre ellos, algo l¨®gico dada la heterogeneidad interna.
En cuanto a grupos y alianzas, a la burbuja europea que se ha hecho tan famosa en esta cumbre le surgi¨® ayer otro equipo: el paraguas, como llam¨® la delegaci¨®n de EE UU al bloque de negociaci¨®n que dijo estar consolidando junto con Canad¨¢, Jap¨®n, Australia, Nueva Zelanda y Rusia.
Bjerregaard coment¨® que la UE segu¨ªa presionando por sacar de Kioto un protocolo ambicioso. Dijo sin embargo, y en ese momento segu¨ªan las negociaciones, que la cuesti¨®n radicaba en elegir si se sale sin nada o con un acuerdo que sea, al menos, un punto de partida para dar los siguientes pasos que de cualquier modo hay abordar en los pr¨®ximos a?os para afrontar el problema del cambio clim¨¢tico inducido por la acci¨®n del hombre.
Evaluaciones independientes indican que en realidad cualquier reducci¨®n por debajo del 15% carecer¨ªa de efectividad para mitigar el cambio clim¨¢tico, pero casi nadie restaba importancia al hecho de que se logre un compromiso internacional en este ¨¢mbito. Es barrer el problema bajo la alfombra, dicen los ecologistas.
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