Riguroso directo
"Eugenio", "?Eugenio!". El periodista de Televisi¨®n Espa?ola Alejandro Heras Lobato consumi¨® ayer buena parte de una hora de su trabajo en clamar en directo por un tal Eugenio, que deb¨ªa ser el ¨²nico incapaz de escucharle. Los telespectadores o¨ªan una y otra vez su insistente e in¨²til llamada, que acababa moviendo a la risa. Lo malo era que La Primera de TVE estaba retransmitiendo la manifestaci¨®n multitudinaria en San Sebasti¨¢n por la paz y contra el asesinato del concejal del Partido Popular Jos¨¦ Luis Caso.Acab¨® rozando el esperpento. El locutor principal de la retransmisi¨®n (?quiz¨¢ Eugenio?) afirmaba que no se pod¨ªa ver el final de la marcha, mientras las im¨¢genes mostraban el final con nitidez. Redactoras apostadas en distintos puntos gastaban minutos y minutos en informar minuciosamente sobre su localizaci¨®n o en dar por sentado que se sab¨ªa c¨²al era ("estamos aqu¨ª, en el cuarto punto instalado") y en describir una y otra y otra vez la misma escena, la pancarta de cabeza y qui¨¦nes la sujetaban. A nadie se le ocurri¨® acercar un micr¨®fono a un manifestante y preguntarle por qu¨¦ estaba all¨ª.
El locutor dec¨ªa: "Vamos a buscar reacciones", como si las estuvieran recogiendo en directo. Pero sobre las calles de San Sebasti¨¢n ca¨ªan las sombras del crep¨²sculo y los entrevistados hablaban mientras luc¨ªa el sol. O no hablaban. El socialista Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas apareci¨® brevemente en pantalla mientras una voz femenina dec¨ªa: "Muchas gracias, se?or Benegas". El tal Benegas no tuvo oportunidad de decir una palabra.
Heras Lobato segu¨ªa con su angustiosa s¨²plica y precisaba sus motivos. "?Eugenio! ?Dame paso, que aqu¨ª est¨¢n gritando 'basta ya'!". Cuando por fin consigui¨® que le enfocara la c¨¢mara, nadie gritaba nada.
El locutor segu¨ªa perorando, sin nada que decir, y mientras las im¨¢genes mostraban una riada humana dec¨ªa cosas como ¨¦sta: "No sabemos a¨²n cu¨¢ntas personas hay en la manifestaci¨®n, pero deben ser muchas a juzgar por las im¨¢genes que les estamos ofreciendo en directo".
Los magnetoscopios segu¨ªan haciendo de las suyas, sin aparente control. A la voz del locutor le disputaban el ¨¦ter unas palabras entrecortadas del dirigente peneuvista Joseba Egibar m¨¢s los chirridos agudos de un rebobinado. La voz del locutor se apagaba, sumida en el desconcierto. Ya ni Heras Lobato llamaba a Eugenio.
Entonces, a una imagen a¨¦rea de la ciudad se superpuso confusamente un rostro barbudo que balbuceaba algo. El espectro result¨® ser un intento fallido de emitir opiniones del viceconsejero vasco de Interior, Jos¨¦ Antonio Martiarena. Alguien, con buen criterio, decidi¨® a las seis de la tarde respetar el silencio de los manifestantes, dar por acabado el espect¨¢culo y pasar a Cine de barrio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.