Europa en positivo
La construcci¨®n europea est¨¢ cambiando r¨¢pidamente. El Consejo Europeo de Luxemburgo acaba de ponerlo de relieve al abrir -?ya era hora!- la perspectiva de ampliaci¨®n al Este y a Chipre. En este contexto, la defensa que hace Espa?a de sus intereses es comprensible y deseable, pero quiz¨¢ no suficiente. Es una defensa de lo adquirido en el pasado -en su d¨ªa criticado por el PP en la oposici¨®n- m¨¢s que de lo que hay que conseguir en el futuro. Desde Espa?a, es necesario, incluso para defender intereses nacionales, crear una nueva ilusi¨®n en Europa, como valor intr¨ªnseco, desde luego, pero tambi¨¦n como lo que Lidell Hart llamaba en el terreno militar una "estrategia de aproximaci¨®n indirecta".No es f¨¢cil construir un discurso positivo y creativo. Pero hay que intentarlo, con elementos que pueden no calar de inmediato, pero s¨ª constituir semillas que acaben germinando de una u otra forma. Partiendo de un enfoque plenamente positivo de la ampliaci¨®n, aunque la unificaci¨®n del continente es una tarea de enormes dificultades, es necesario ir m¨¢s all¨¢ de las frases hechas al uso. Es tarde, pero no demasiado tarde para ello, pese a la ausencia de viajes oficiales del ministro de Asuntos Exteriores o del presidente del Gobierno a los pa¨ªses de la ampliaci¨®n, que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar intentar¨¢ corregir a principios de 1998. M¨¢s all¨¢ de los Gobiernos, entre las sociedades, entre la espa?ola y la polaca, checa, h¨²ngara o eslovena, no nos conocemos. Y, si vamos a convivir en la UE, nuestras relaciones sociales deber¨ªan ser mucho m¨¢s estrechas. Lo que a su vez permitir¨ªa articular un discurso de m¨¢s aut¨¦ntica solidaridad, pol¨ªtica, social y financiera, en toda Europa. Solidaridad, presente desde la declaraci¨®n de Robert Schuman en 1950, y sin la cual esta Europa no se sostendr¨¢ como proyecto pol¨ªtico.
Una l¨ªnea complementaria ser¨ªa enfocar el euro -el otro gran proyecto europeo de este fin de siglo- con una visi¨®n que vaya m¨¢s all¨¢ del "hemos llegado", para saber qu¨¦ queremos hacer una vez en la moneda ¨²nica. Esto facilitar¨ªa introducir la perspectiva de una revisi¨®n a fondo del presupuesto comunitario, de su sistema de ingresos (que no beneficia a Espa?a ni, previsiblemente, a los futuros nuevos miembros) y de sus gastos, en un contexto completamente diferente, al que ning¨²n responsable pol¨ªtico quiere mirar de frente, como es la Europa del euro tras la ampliaci¨®n. Lo que existe ahora no funcionar¨¢. Este contexto deber¨ªa ayudar, a medio y largo plazo, a situar sobre nuevas bases conceptuales el concepto de cohesi¨®n econ¨®mica y social, que ha quedado limitado asus aspectos contables.
En el terreno institucional habr¨ªa que comenzar a ser m¨¢s atrevidos, pues la gran Uni¨®n Europea que se est¨¢ dise?ando no puede funcionar con sus actuales instituciones simplemente estiradas o retocadas. Detr¨¢s de las escaramuzas sobre las instituciones o los dineros, se esconde el gran debate real sobre qu¨¦ es lo que queremos que sea esta Uni¨®n Europea: una UE m¨¢s federalizante -como la llama Delors-, aunque no federal, pero que pasa por una m¨¢s amplia renuncia a la unanimidad en las decisiones, y por un cambio en la esencia de dos instituciones b¨¢sicas: el Consejo de Ministros -que a 21, o m¨¢s, no puede funcionar si no se transforma en una mezcla de Senado (con deliberaciones abiertas) y Gobierno- y la Comisi¨®n Europea -que requiere una profunda revisi¨®n, no s¨®lo de la composici¨®n del colegio de comisarios, sino tambi¨¦n de sus estructuras internas.
Naturalmente, se pueden apuntar muchos otros elementos de visi¨®n positiva que ata?en a la pol¨ªtica econ¨®mica y social, o a la pol¨ªtica exterior. Por ejemplo, ser¨ªa buen momento para darle un nuevo impulso a la Agenda Transatl¨¢ntica, elaborada en 1995 para un m¨¢s fruct¨ªfero intercambio de puntos de vista entre Washington y Bruselas. Ha perdido visibilidad, como lo demuestra el que la ¨²ltima cumbre entre EE UU y la UE que se celebr¨® en Washington la semana pasada pasara desapercibida. Cuando todo est¨¢ cambiando, Espa?a debe tener una visi¨®n de Europa. De momento, falta.
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