Epicuro, libros, vinos..., Navidad

Las navidades se dan cita con muchos placeres, con muchas barbaridades tambi¨¦n, con toneladas de felicidad, con dolores que duelen m¨¢s porque hablar de Navidad quiere ser sin¨®nimo de salud y amor. Este a?o, todos los que lo quieran vivir¨¢n una Navidad que se ha dado cita con la filosof¨ªa del placer de Epicuro, el sabio griego nacido en la isla de Samos en el a?o 341 antes de Cristo. Ha vuelto a las librer¨ªas M¨¢ximas para una vida feliz, que es como un libro-oc¨¦ano de sabidur¨ªa, de placer y de entendimiento.Otra historia es el turr¨®n, o los grandes vinos que se estilan en estas fechas de paz y de locuras; qu¨¦ m¨¢s placer que una botella de Vega Sicilla del a?o 1970, que es quiz¨¢ la apoteosis de todos los vinos presentes, pasados y venideros; y tambi¨¦n es placer el vino de esta tierra, a otro nivel de precios y de esencias, el llamado Mauro; y lo es el Pesquera, para no salirnos de la Ribera del Duero, y lo son Vi?a Pedrosa y Gran Callejo Reserva del 96... Para saberlo todo, o casi todo, por primera vez se ha publicado una gu¨ªa que lleva por titular Los mejores vinos y destilados, Jos¨¦ Pe?¨ªn; el Armagnac, el brandy, el champa?a, el co?ac, la ginebra, el oporto, el ron, el vodka y el whisky aparecen en el ¨ªndice de un libro consagrado a los que, para el autor, son los mejores vinos de 1988.

A?¨¢dase el pavo o reemplazantes mil, y la mesa queda servida para morirse de placer en estas navidades en las que, al menos en Madrid, se han batido todos los r¨¦cords de venta de gozo por kilos. Pero las M¨¢ximas para una vida feliz de Epicuro, de Ediciones Temas de Hoy, en una edici¨®n de Carmen Fern¨¢ndez Daza, se plantan en la tortilla de los fastos gastron¨®micos navide?os para recordar su verdad, su felicidad, su filosof¨ªa de la bacanal de os placeres. "Vivir y morir bien son una id¨¦ntica cosa para el sabio, el hombre feliz: quien aconseja vivir bien al joven y morir bien al viejo es un cretino, no s¨®lo por el gozo que vivir supone, sino por ser una misma solicitud vivir y morir bien".

Si a un alalde moderno le estallara una chispa genial, en vez de guirnaldas e iluminaciones groseras, colgar¨ªa banderas epic¨²reas en todo rinc¨®n y espacio: "El recto conocimiento de nuestros deseos conduce a la felicidad", "el placer es el bien supremo", "ning¨²n hombre en la tierra es m¨¢s feliz que el epic¨²reo", "nada es la muerte, sino privaci¨®n de los sentidos", "no es completa una vida sin placer", "conoce la naturaleza, s¨®lo si la escuchas ser¨¢s f¨¦liz", "nada es el tiempo para nosotros", "tu felicidad te har¨¢ imperturbable", "no dudes de las sensaciones", "la amistad es la m¨¢xima bondad de la vida", "la sensaci¨®n es fuente de conocimiento"...

Claro que no todos los sabios de su tiempo, ni los de hoy, abrazan a Epicuro con los ojos cerrados; en el mismo libro citado, Boccaccio lo pone pingando desde que despectivamente lo califica de "solemn¨ªsimo fil¨®sofo".