Apoteosis de La Macanita

En la ¨²ltima propina de las varias que se vio obligada a hacer, tuvo La Macanita ante s¨ª a un p¨²blico en pie, coreando el cante y haciendo palmas con ella, totalmente entregado.Fue una de esas noches en que todo sale de maravilla, en primer lugar porque los oficiantes son artistas que aman lo que hacen, y antes que nada buscan la propia complacencia. Tomasa la Macanita, jerezana y flamenca de ley, cuenta con todas las virtudes cantaoras de su tierra. Tiene una voz que es pura m¨²sica, la quiebra con flamencura y la hace jonda cuando el sentimiento del cante la lleva a los hondones de la pena,

Es ese cante, el de Tomasa la Macanita, que hoy ya no es f¨¢cil encontrar en estado puro: el del pellizco y el duende, el cante en que el impulso intuitivo prima sobre todo lo dem¨¢s, sobre la racionalizaci¨®n de lo aprendido en perjuicio del manantial que brota espont¨¢neo del coraz¨®n. Tiene adem¨¢s La Macanita, y en grado superlativo, esa virtud com¨²n a los buenos cantaores de Jerez, que es el dominio del comp¨¢s, el perfecto entendimiento de que ¨¦ste no debe ser un r¨ªgido cors¨¦ que limite la libertad del cantaor, sino un c¨®digo expresivo al que atenerse para que el cante tenga un mayor rigor y sea, por lo mismo, m¨¢s hermoso.

Tientos-tangos, soleares, alegr¨ªas, buler¨ªas en varias series, dieron la medida d¨¦ una cantaora perfectamente identificada con su arte, en el que ya es un nombre de primer rango. En fandangos, la malague?a del Mellizo y siguiriyas dio la medida de una mujer que adem¨¢s se preocupa de ensanchar su repertorio a estilos en que el comp¨¢s no es la regla de oro, y los hizo con brillantez y un perfecto conocimiento de los recursos expresivos de los mismos.

Espl¨¦ndido concierto el de esta cantaora, pues, que puso en varias ocasiones al p¨²blico en pie, acompa?ada por un Parrilla de Jerez cuyo toque tuvo con frecuencia la categor¨ªa de eminente.