Yeltsin deja por fin el hospital con el prop¨®sito de tranquilizar al pa¨ªs
Bor¨ªs Yeltsin abandon¨® el sanatorio de Barvija, en las afueras de Mosc¨², en el que estuvo internado durante dos semanas, sin que con ello se despejasen las incertidumbres sobre su estado de salud. La televisi¨®n le mostr¨® en aparente buena forma, aunque con la voz todav¨ªa d¨¦bil, mientras estrechaba en el Kremlin la mano al primer vicejefe de Gobierno, Bor¨ªs Nemtsov, y le exig¨ªa que se paguen antes de fin de mes los atrasos a millones de empleados p¨²blicos. Sin embargo, la escasa y ambigua informaci¨®n oficial facilitada desde el d¨ªa 10 alimenta todas las sospechas, incluso las m¨¢s alarmantes.
Ya el martes, la caravana presidencial enfil¨® hacia el Kremlin, pero Yeltsin apenas si estuvo all¨ª tres horas, tras la cu¨¢les retorn¨® a Barvija. La peripecia se explic¨® entonces como el fruto de un acuerdo entre el jefe de Estado y sus m¨¦dicos que, supuestamente, se resignaron a la vuelta a la actividad de su ilustre paciente a cambio de que ¨¦l aceptase volver cada d¨ªa al sanatorio.Apenas 24 horas despu¨¦s, el programa volv¨ªa a cambiar, y se anunciaba que Yeltsin se retiraba a su residencia de Gorki 9, en un id¨ªlico entorno del suroeste de Mosc¨², no muy lejos de Barvija y del Hospital Cl¨ªnico Central en el que fue operado a vida o muerte en noviembre de 1995. Ah¨ª pasar¨¢ el fin de a?o con su familia antes de iniciar, presumiblemente, un per¨ªodo de convalecencia.
Desde el punto de vista pol¨ªtico, la reaparici¨®n del presidente era imprescindindible, ya que su ausencia, y sobre todo la falta de una explicaci¨®n convincente sobre el estado de su salud, estaba debilitando a los mercados financieros y envalentonando a una oposici¨®n que domina la Duma y que finalmente se avino a debatir el mi¨¦rcoles el presupuesto en segunda lectura. Un s¨®lo voto impidi¨® que se aprobasen ese d¨ªa las cuentas del Estado, lo que oblig¨® a seguir discutiendo ayer. Hasta cinco votaciones fueron necesarias para que la obstinada C¨¢mara superase la barrera de los 225 votos. Finalmente, 231 diputados aprobaron el borrador, y 155 lo rechazaron. Faltan otras dos lecturas.
Hoy, Yeltsin intentar¨¢ reforzar la impresi¨®n de que no pasa nada anormal, y est¨¢ previsto que encabece la mesa redonda con los dirigentes de las fuerzas pol¨ªticas y parlamentarias. El asunto estrella ser¨¢ la pol¨¦mica ley de la tierra, aprobada por la Duma y que Yeltsin no quiere firmar porque va contra su decisi¨®n de permitir la libre compraventa.
Tal y como est¨¢n las cosas, la atenci¨®n de todos los presentes, y hasta de los ausentes, se centrar¨¢ en qu¨¦ aspecto tiene el presidente, en c¨®mo se desenvuelve, en si habla con coherencia y en s¨ª conserva su capacidad de pegada. Es decir, en s¨ª parece un hombre sano aunque tenga cinco puentes en el coraz¨®n, o m¨¢s bien un anciano (tiene 66 a?os y la media de vida en Rusia es de 58, para los varones) y gravemente enfermo. En los ¨²ltimos d¨ªas se ha especulado incluso con que puede padecer demencia senil o arteriosclerosis cerebral. El vicejefe de Gobierno Bor¨ªs Netmsov declar¨® ayer que todos esos constituyen "una absoluta basura".
A causa de la Constituci¨®n extremadamente presidencialista que logr¨® hacer aprobar en diciembre de 1993 poco despu¨¦s de que resolviese a ca?onazos su disputa con el Parlamento, Yeltsin es actualmente la principal y casi ¨²nica medida de poder en Rusia, y su ausencia provoca un vac¨ªo de poder que nadie puede llenar. En otras circunstancias, se habr¨ªa dicho que la continuidad formal quedaba garantizada con el primer ministro, V¨ªktor Chemomirdin, y la econ¨®mica con el vicejefe de Gobierno, Anatoli Chub¨¢is. Pero al menos ¨¦ste ha quedado seriamente debilitado tras perder la cartera de Finanzas tras saberse que cobr¨® como adelanto por un libro sobre privatizaciones una cantidad desorbitada.
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