El gallego de oro

Cabar¨¦-rock es la etiqueta con la que gusta de denominar este gallego a su otra actividad interpretativa. Porque Nancho Novo, am¨¦n de ser una de las figuras indiscutibles del actual cine espa?ol, tambi¨¦n hubiera querido dedicar sus energ¨ªas creativas a ser cantante de los Rolling Stones, por poner un ejemplo. Sin llegar a picar tan alto, lo cierto es que Nancho lleva ya cuatro a?os ofreciendo por los escenarios madrile?os un divertido espect¨¢culo en el que se dan cita las principales obsesiones del artista: sexo, droga y rock and roll a partes iguales.Rodeado por una numerosa y efectiva banda, en la que destaca la reciente incorporaci¨®n del teclista del grupo Respect Pablo Castillo, Nancho ataca el rock y el blues callejeros poniendo en ello enormes dosis de energ¨ªa, fe y un sentido del humor que le llevan a meterse por berenjenales que, as¨ª en fr¨ªo, bien pudieran resultar comprometidos para quien dedica su esfuerzo a una actividad p¨²blica.

El, sin embargo, sale m¨¢s que bien librado del empe?o. Canciones no le faltan, as¨ª como el cari?o de un p¨²blico que le sigue de garito en garito, empe?ado en oir una vez m¨¢s El hombre que se fuma las chicharras, Cousa de meigas o Amanec¨ª en Usera. La puesta en escena alterna la ejecuci¨®n de estos temas con comentarios en los que la retranca gallega se dispara contra los espectadores, que conocen que fue el deforme y nuevaolero lan Dury el aut¨¦ntico compositor de esa canci¨®n que en su d¨ªa plagiaran Juan y Junior: Ianduri?a. Chascarrillos como ¨¦ste, m¨¢s alg¨²n que otro chiste de exaltaci¨®n galaica, conforman el material humor¨ªstico. Nancho recupera as¨ª el esp¨ªritu del cabar¨¦ m¨¢s inconformista y burl¨®n, d¨¢ndole adem¨¢s una manita de rock. De esto se desprende que la etiqueta citada est¨¢ m¨¢s que justificada.