Dos mujeres se disputan la memoria de Giorgio Strehler
Dos mujeres -la leg¨ªtima, la actriz Andrea Jonasson, y la compa?era de los ¨²ltimos ocho a?os, Mara Bugni- reivindicaron ayer en la prensa italiana el protagonista papel de viuda de Giorgio Strehler, el director y cofundador del Piccolo Teatro de Mil¨¢n, fallecido en su residencia de la localidad suiza de Lugano en la madrugada del d¨ªa de Navidad. Mientras el s¨¢bado Mil¨¢n desped¨ªa al maestro de la escena en un funeral civil acompa?ado por la m¨²sica de Mozart, Jonasson y Bugni eran a cual m¨¢s viuda: la primera, casada con el difunto; la segunda, que inicialmente mantuvo en silencio su dolor, saltaba a las p¨¢ginas de La Repubblica para gritar el agravio de no haber sido consultada sobre las honras f¨²nebres y de que los organizadores no hubieran respetado la elecci¨®n del difunto: es decir, ella.
Ambas compartieron, no obstante, la primera fila de los funerales del s¨¢bado en el Piccolo, junto al vicepresidente del Gobierno y ministro de Cultura, Walter Veltroni; la viuda de Paolo Grassi, cofundador del Teatro, Nina Vinchi; Valentina Cortese, y Ferruccio Solefi. Ambas presenciaron c¨®mo los alumnos del Piccolo velaban en piquete el ata¨²d del maestro, un f¨¦retro claro cubierto de flores blancas y rosas.
Papeles protagonistas
Eso s¨ª: fue Andrea Jonasson, la leg¨ªtima, la destinataria del mensaje de monse?or Zappa, portavoz del cardenal arzobispo de Mil¨¢n, el jesuita culto, inteligente y por todo ello improbable futuro Papa (aunque haya sonado para el cargo) Carlo Mar¨ªa Martini. Zappa comunic¨® a Jonasson la gran estima personal del cardenal por el difunto, que fue siempre rec¨ªproca, y explic¨® que no hab¨ªa bendecido el f¨¦retro por respeto a las convicciones de Strehler. Y fue tambi¨¦n Jonasson la que ya en Trieste, ciudad natal del director teatral, donde fue incinerado antes de ser sepultado junto a su madre, la que con un peque?o carill¨®n de manivela toc¨® las notas de Para Elisa, de Beethoven.Ayer, en las p¨¢ginas de La Repubblica, Mara Bugni se desfog¨® contra la viudedad oficial de los papeles. Dijo no pretender ni publicidad ni dinero -"no lo hice cuando ¨¦l viv¨ªa, imagin¨¦monos ahora"-, pero s¨ª reivindicar el amor de ambos, de uno por el otro. Seg¨²n Bugni, la gota que colm¨® su dolorido vaso fueron las abundantes declaraciones de Andrea Jonasson "hablando de ella y de Giorgio como marido y mujer". Y a?ad¨ªa: "Uno puede apropiarse de un cad¨¢ver, pero no de la memoria de un hombre. Y yo ten¨ªa que ser fuerte, hacerme de piedra, como me dec¨ªa Giorgio".
Mara Bugni terminaba as¨ª sus declaraciones en el diario italiano: "El testamento existe. Lo escribi¨® hace casi un a?o, y s¨¦ que quer¨ªa poner a mi nombre la villa de Lugano [donde falleci¨®]. Era su voluntad, ¨¦l me lo dijo, y ser¨¢ respetada. Pero yo jam¨¢s le ped¨ª nada".
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