El Athletic peca de soberbIa

La soberbia impidi¨® ayer al Athletic proseguir su racha de triunfos lejos de San Mam¨¦s. Intent¨® que los 40 minutos finales, los que restaban tras la expulsi¨®n de Cuartero, fueran los de la basura, y se encontr¨® con un empate que a buen seguro despertar¨¢ la hilaridad de Luis Fern¨¢ndez. Era tal la superioridad del, Athletic, tanta la facilidad con la que se presentaba ante Juanmi y tan descompuesto andaba el Zaragoza que nada hac¨ªa presagiar que se produjera otro resultado que la victoria bilbaina.Tuvo que ser una jugada fortuita, de las que normalmente rompen a un equipo, la que devolviera al Zaragoza a la realidad del partido. Apenas hab¨ªan transcurrido cinco minutos del segundo periodo cuando una dur¨ªsima entrada de Cuartero a Julen Guerrero acab¨® con ambos en el vestuario. El zaragocista, expulsado por roja directa, y el bilbaino, lesionado. La autoridad del Athletic se vino desde ese momento abajo y permiti¨® que el Zaragoza recompusiera l¨ªneas para buscar un empate en el que hasta entonces no hab¨ªa cre¨ªdo.

El encuentro fue vibrante, duro y repleto de emoci¨®n. El Athletic hizo una apuesta por el f¨²tbol f¨ªsico, que el Zaragoza acept¨®. Los jugadores de Luis Fern¨¢ndez se encontraron, sin embargo, con una ventaja inesperada: el cambio t¨¢ctico que Luis Costa propuso respecto a los ¨²ltimos partidos se le atragant¨® a sus jugadores. El resultado fue que en cuanto el Zaragoza perdi¨® fuerza, el Athletic se hizo due?o del partido.

Guerrero y Alkiza encontraron el camino para marcharse de Arag¨®n y Acu?a y el Athletic comenz¨® a inquietar la porter¨ªa de Juanmi. Mejor plantado sobre el c¨¦sped, con mayor empuje f¨ªsico, el gol que a la media hora consegu¨ªa Guerrero pareci¨® definitivo. El Zaragoza perdi¨® la conexi¨®n entre l¨ªneas, desapareci¨® en ataque y mostr¨® lagunas defensivas.

El descanso s¨®lo sirvi¨® para afianzar el dominio visitante y ¨²nicamente la fortuna salvaba al Zaragoza de encajar m¨¢s goles. Con los locales arrojando la toalla y el Athletic amo y se?or de cuanto suced¨ªa sobre el c¨¦sped, nada hac¨ªa presagiar que, los locales retomaran el ritmo del partido. Pero la expulsi¨®n de Cuartero y la entrada de Radimov cambiaron el panorama. El Zaragoza no jugaba, pero pon¨ªa empuje, entusiasmo y ganas. Mientras el Athletic era preso de su falta de humildad y de punter¨ªa ante Juanmi.

Una de esas acciones de rabia, llevada por el mejor jugador zaragocista, Acu?a, permiti¨® a Radimov marcar con la rodilla. No supon¨ªa un empate merecido por lo visto en el campo, pero s¨ª el castigo a un equipo al que le sobra soberbia, pecado del que ya se ha quejado Luis Fern¨¢ndez en repetidas ocasiones.