Victoria inmerecida
Radimov parece decidido a hacerle la vida imposible a Luis Costa. Sea para bien o para mal, el ruso se ha convertido en el epicentro del t¨¦cnico. Su aportaci¨®n al juego no resulta excepcional, pero cautiva al p¨²blico con su incuestionable calidad.Ayer, como una semana antes frente al Athletic y pese a las reticencias de Costa para alinearle, volvi¨® a ser part¨ªcipe del gol del triunfo. El mal trago le lleg¨® al t¨¦cnico cuando decididi¨® sustituirle. Adem¨¢s de la bronca desde la grada, tuvo que o¨ªr por primera vez en la temporada voces que reclamaban su marcha.El gol permiti¨® a la afici¨®n de La Romareda disfrutar, por segunda vez en diez meses, de un triunfo de su equipo. Construido. sin buen juego. El Celta fue siempre superior. Estuvo mejor plantado, fue due?o del bal¨®n y del centro del campo y, especialmente, fue el ¨²nico que pis¨® el ¨¢rea con intenci¨®n. El cuadro vigu¨¦s fue v¨ªctima exclusivamente de su falta de acierto rematador.
El Zaragoza no creo una sola ocasi¨®n de peligro en los primeros 45 minutos. Ni siquiera pis¨® el ¨¢rea de Dutruel. Y es que Mazinho y Karpin, con su movilidad y sus desplazamientos de bal¨®n, se bastaban para tener ocupados a Arag¨®n y Jos¨¦ Ignacio, una pareja b¨¢sica para los locales.
Nada cambi¨® tras el descanso. El dominio c¨¦ltico se hizo m¨¢s evidente, pero sin olor a gol. Una acci¨®n aislada, dirigida por la magistral t¨¦cnica de Radimov y remachada por Acu?a, permiti¨® al Zaragoza cambiar el signo del encuentro. El Celta mereci¨® un resultado mejor. Al Zaragoza le salv¨® su fe. Suple con garra e individualismo su falta de f¨²tbol.
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