Fascinante ¨®pera
El a?o 1940, Le¨®n Trotski fue asesinado en la ciudad de M¨¦xico por un agente de Stalin, el espa?ol Ram¨®n Mercader, que revent¨® el cr¨¢neo del revolucionario ruso con una especie de piqueta de ge¨®logo, o piolet de alpinista, un procedimiento que en la distancia se nos antoja tan incongruente como si John Kennedy hubiera sido asesinado con un cuchillo de cocina. Por obvias razones ¨¦ticas y de calendario, Javier Rioyo y Jos¨¦ Luis L¨®pez Linares no tuvieron nada que ver con el asunto, pero son los autores de uno de los documentales m¨¢s fascinantes que ha producido el g¨¦nero cinematogr¨¢fico de investigaci¨®n.Quien no ha sido un rebelde a los 20 a?os no sabe lo que es la juventud, y no hace falta citar a Rimbaud par convencerse de ello. Entre las caracter¨ªsticas del rebelde hay una que lo deferencia inmediatamente del conformista: su admiraci¨®n por los grandes derrotados. Quiz¨¢ eso esplica el ¨¦xito que tuvo Asaltar los cielos entre la juventud airada de nuestro tiempo durante suexhibici¨®n en salas comerciales. Esl segundo especto, el aplauso general de connnaiseurs y p¨²blico ven¨ªa anticipado por la inteligencia y la calidad de la realizaci¨®n. La muerte de Trotski, uno de los grandes derrotados de la historia, hubiera podido ser, y no s¨¦ si lo ha sido, el tema de una ¨®pera contempor¨¢nea, lo mismo que hubiera podido ser, y no fue, el tema de una obra de Bertold Brecht.
El documental participa de ambas cosas. La obertura, casi on¨ªrica, introduce el tempo magn¨ªfico , entre risua?o y solemne, de las mejores ¨®peras f¨²nebres. Los personajes y testigos, insignificantes o pat¨¦ticos, pero en cualquier caso asombrosamente veraces, no hubirean sido desde?ados en otra reencarnaci¨®n ideol¨®gica por el gran autor berlin¨¦s.
Es raro que un doculmental re¨²na lo que corresponde a la ambici¨®n art¨ªstica y a la implacable eficacia del cine. Es curioso que con el tiempo cobre igual importancia a nuestros jojos la sobra del asesino que su v¨ªctima, pero ese mismo es el caso con Luis XV y Damiens. En la calle del barrio de Coyoac¨¢n donde viv¨ªa Trotski aparece, enuna fugaz seciencia, el v¨²mero de la casa: 666. La cifra de la Bestia. En la patriarcal cabeza de Trotski cab¨ªa toda la subversi¨®n del mundo y el asalto de los cielos, hasta que se la revent¨® de un golpe de piqueta Ram¨®n Mercader.
Asaltar los cielos se emite esta noche, a las 22,46
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